La cuarta ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) dejó diferencias casi irreconciliables entre los equipos negociadores; el proceso para modernizar dicho acuerdo se extendió hasta 2018 y, ello, implica que habrá nuevas dificultades por la sucesión Presidencial en México y las campañas hacia elecciones legislativas de medio término en Estados Unidos.
En el estudio “Culmina la cuarta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte: avances y desafíos en el proceso”, realizado por el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques (CEIGB), se refiere que las profundas diferencias en esta ronda llevaron a los tres países a posponer la quinta ronda hasta el 17 de noviembre.
“Los negociadores acordaron extender el proceso hasta 2018, lo que por sí sólo conllevará nuevas dificultades a causa del inminente empalme del proceso de renegociación con la sucesión Presidencial mexicana y, posiblemente, con la temporada de campañas hacia las elecciones legislativas de medio término en Estados Unidos”, señala el documento.
En el análisis realizado por el Centro Gilberto Bosques, se refiere que durante la cuarta ronda, Estados Unidos volvió a plantear el tema de una cláusula de terminación, que daría por finalizado el tratado tras cinco años, con lo cual obligaría a México y Canadá a negociarlo nuevamente.
Condición –de acuerdo a funcionarios y analistas– acabaría con uno de los efectos más relevantes del TLCAN para la región: la certidumbre para incentivar a los inversionistas a establecerse en la región en el largo plazo.
Otro aspecto intransitable para México y Canadá fue la propuesta hecha por Estados Unidos para que un incremento al 85 por ciento en el requisito de origen de los automóviles fabricados en América del Norte y, dentro de ese porcentaje, un 50 por ciento de contenido estadounidense.
Esta situación, es considerada por los otros dos países “prácticamente inaceptable”, por lo lesivo que podría resultar para sus respectivas industrias.
Con respecto a los procedimientos de resolución de disputas, en el transcurso de la cuarta ronda de negociaciones, se reveló que la Unión Americana tiene la intención de modificar considerablemente todos los aspectos relacionados con los procesos de resolución de disputas en el TLCAN.
Esto es, además de mantener su propuesta de eliminar el Capítulo 19, pretendería volver opcional lo previsto en el Capítulo 11 en materia de resolución de conflictos entre inversionistas y Estados, además de convertir los paneles binacionales de resolución de controversias, contemplados en el Capítulo 20, en meros órganos consultivos.
La investigación del CEIGB, señala que se pueden hacer dos lecturas de las posiciones y las propuestas de textos que Estados Unidos ha presentado a sus contrapartes negociadoras. La primera: establecer una base de negociación favorable al equipo estadounidense, de modo que tenga la posibilidad de ceder considerablemente y aun así obtener algún resultado aceptable.
De este modo, el presidente Donald Trump podría retratar el proceso ante su base electoral de una manera políticamente aceptable, a pesar de que el resultado final termine siendo distinto al que haya prometido en su campaña.
La segunda lectura, más pesimista, es que el objetivo de Washington es, simplemente, orillar a México y a Canadá a levantarse de la mesa al plantear propuestas que de entrada saben inaceptables para sus socios.