- Una estatua recordará por siempre al rector fundador
- Fue abogado, maestro, notario, historiador y hasta gobernador
- La obra de William Nezme en el Centro Universitario de la UAQ
- Develación por la rectora, con el alcalde y la hija del personaje
Ahí está.
El martes pasado, a 40 años de su muerte, Fernando Díaz Ramírez regresó en bronce a la UAQ, su criatura de siete décadas cumplidas. La estatua -obra de William Nezme- colocada a las puertas del auditorio que lleva el nombre del fundador y primer rector, fue develada en presencia de su hija Luz de Lourdes Díaz por la jefa universitaria Teresa García Gasca.
Don fernando tamaño natural, enérgico el gesto, con la mano derecha levantada, el dedo índice apuntando para siempre y el corte de pelo muy corto que -decía- dio origen a su apodo, “El Chayote”.
Don Fernando, en palabras de la rectora “es la columna vertebral de nuestra Universidad, de ahí parte, de ahí surge, de ahí crece; y seguimos trabajando para que esta universidad sea más grande (…) Hoy traemos físicamente la figura de nuestro primer rector, pero también su espíritu que nunca se ha ido”.
Por eso mismo, el presidente municipal Miguel Antonio Parrodi Espinosa mencionó que el homenajeado fue un personaje clave en la historia de Querétaro y tuvo la oportunidad de formarse con grandes maestros siendo la UAQ el mejor ejemplo de su herencia.
Y claro no podía faltar el agradecimiento y testimonio de su orgullosa hija Luz de Lourdes, “Almendrita”. “Su sueño, dijo, fue crear una universidad para Querétaro y darles a los jóvenes una oportunidad de estudiar una profesión sin tener que irse a otra ciudad. El licenciado Díaz fue un hombre con cualidades excepcionales, dotado de gran inteligencia, una memoria prodigiosa, pero, sobre todo, fue un ser humano idealista, lleno de amor y con una perseverancia incansable”.
Fernando Díaz Ramírez, queretano de nacimiento, fue todo: abogado, profesor y rector fundador de la UAQ, escritor, magistrado del Tribunal Superior de Justicia en el estado, procurador de Justicia en Guanajuato y secretario de Gobierno en Querétaro, además de gobernador interino por ministerio de ley, en la transición de Constantino Llaca al coronel Abraham Araujo y escribió 12 libros esenciales de la historia queretana.
Personaje irrepetible.
Don Fernando murió en 1981, consciente de su trascendencia. Meses antes, en junio de 1980 concedió a este reportero la última entrevista en la que admitió que nunca habría nadie más importante en la historia de la Universidad Autónoma de Querétaro.
“No es que me considere o no me considere. Es que he sido y seré el mejor rector de toda la vida. Porque yo fundé la Universidad, porque la sostuve sin recursos y porque yo la hice toda. Fuera de Idiomas que no sé para qué sirve, de Psicología y de Medicina, todas las demás escuelas yo las formé. Y recuerde que fui 14 años rector, lo que nunca podrá ser nadie”.
Efectivamente, un padre al que nunca se le presentó una indisciplina, dijo. “Pero es que usted no entiende, respondió con aquella voz cavernosa. No era posible que hubiera una indisciplina. Yo dirigía la Universidad como líder, como rector y como director de todas sus escuelas”.
Hablamos en su casa del andador de 5 de mayo 18, hoy Museo de los Conspiradores.
El fundador de la UAQ era un padre dictador. Así, soltó, con toda la seguridad del mundo: Nuestro maestro el señor (Gonzalo) Vega decía que no se movía una hoja sin la voluntad de Dios. Así en la Universidad, no se movía nada si yo no quería. Nunca les negué a los muchachos el derecho a pensar, pero sí el de hablar.
En sus 70 años, la UAQ ha tenido 17 rectores, sin contar al licenciado y coronel Juan Álvarez, a quien el gobernador Octavio S. Mondragón nombró al frente del Colegio Civil, pero no alcanzó a ver nacer la Universidad, porque murió en una reunión de rectores en Guadalajara.
La historia moderna comienza entonces con Fernando Díaz el 24 de febrero de 1951, pero tiene sus gloriosos antecedentes en los colegios de San Ignacio y San Francisco, dirigidos por los jesuitas de 1625 a 1767 y que al ser expulsados pasaron a manos del clero secular de 1778 a 1832, siendo cerrados y reabiertos durante la Independencia y la gestación de la República, hasta su cierre definitivo en 1867.
De 1868 a 1950 se mantuvo como Colegio Civil del Estado y, finalmente, el 24 de febrero de 1951 se creó la Universidad de Querétaro, bajo la Rectoría de Fernando Díaz Ramírez, siendo gobernador Octavio S. Mondragón.
Inició clases con las escuelas de Preparatoria, Derecho, Ingeniería Civil, Ingeniería Topográfica y Enfermería y Obstetricia. En 1952 el maestro José Vasconcelos acuñó el lema “Educo en la Verdad y en el Honor”.
Ese mismo año empezó a funcionar la Escuela de Ciencias Químicas; en 1953 la Escuela de Música y en 1954 la Escuela de Comercio, hoy Facultad de Contaduría y Administración.
Logró su autonomía en 1959 luego del movimiento estudiantil de 1958 para rechazar el relevo del rector Fernando Díaz, ordenado por el gobernador Juan Crisóstomo Gorráez para controlar la Universidad.
Gorráez y Díaz se conocían desde niños, nos reveló el fundador de la UAQ en nuestra plática de 1980.
-No es que fuéramos enemigos. Habíamos jugado canicas y trompo juntos. Es que cada gobernador quiere hacer Querétaro de nuevo. Pero Gorráez no había medido mi fuerza dentro de la Universidad, mi ascendencia entre el estudiantado.
Lección, por cierto, no aprendida por otros gobernadores.
La política es así.
-BLANCAS Y NEGRAS-
Rectores.
Los 17: Fernando Díaz Ramírez, José Alcocer Pozo, Alberto Macedo Rivas, Hugo Gutiérrez Vega, Enrique Rabell Trejo, Salvador Septién Barrón, Agapito Pozo Balbás, José Guadalupe Ramírez Álvarez, Enrique Rabell Fernández, Mariano Palacios Alcocer, Braulio Guerra Malo, Jesús Pérez Hermosillo, José Alfredo Zepeda Garrido, Dolores Cabrera Muñoz, Raúl Iturralde Olvera, Gilberto Herrera Ruiz y Teresa García Gasca.
Quince hombres y dos mujeres han dirigido a la Universidad Autónoma de Querétaro en estos 70 años de luces y sombras, de crecimiento académico, investigación y difusión cultural, pero también de enfrentamientos con el poder público que le reconoció su autonomía en enero de 1959, pero no ha podido ejercerla plenamente por su insuficiencia económica.
Por su peso social y académico, la máxima casa de estudios de Querétaro ha sido y es codiciada por políticos de distintas corrientes. Todos los candidatos han pasado por ahí. Y seguirán pasando. De sus aulas salieron los gobernadores Mariano Palacios Alcocer, Enrique Burgos García y el actual, Francisco Domínguez Servién, junto con algunos de sus colaboradores, como el ex secretario de Educación y hoy senador Alfredo Botello, el secretario de Gobierno Juan Martín Granados Torres y el alcalde con licencia Luis Bernardo Nava.
También egresados de la UAQ el ex candidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya Cortés, el ex dirigente nacional priista Fernando Ortiz Arana, el ex secretario de Agricultura y Ganadería, José Calzada Rovirosa que cursó un postgrado.
-LA FRASE
DE LA SEMANA-
Del archivo.
Es que cada gobernador quiere hacer Querétaro de nuevo: Fernando Díaz Ramírez. 26 de junio de 1980, en entrevista con este columnista.
¡Ah, la historia!
-POEMÍNIMO-
De Efraín Huerta.
“Ahora me cumplen o me dejan como estatua”.
A don Fernando ya le cumplieron.
-JUGADA FINAL-
Justicia.
A la rectora Teresa García Gasca y al alcalde Miguel Antonio Parrodi, que recuperaron la figura de Fernando Díaz Ramírez para la UAQ y Querétaro, un justiciero ¡JAQUE MATE!