Sabino Medina
En medio de la crisis y a contracorriente de las políticas sociales presidenciales, entidades, entre ellas Querétaro, han adoptado la medida recaudatoria de reemplacamiento automotriz, con cobros que rebasan los dos mil pesos en la mayoría de los casos.
¿Se han cuestionado las autoridades estatales que hacen esto, lo que significa el desembolso de miles de pesos de ciudadanos: una cantidad así, cuando se enfrentan al cierre de pequeños y medianos negocios, gastos de inicio escolar y las consecuencias de agravamiento de las condiciones de vida de millones de mexicanos?
Por medidas de este tipo y en otras condiciones, no tan graves como las que resiente el país, se han dado estallidos sociales. ¿Es eso lo que buscan los gobernadores y los funcionarios encargados de estos ramos administrativos? Pareciera que eso es lo que buscan: empeorar las condiciones de recuperación económica y lo que sobrevenga a las mismas.
Por estas absurdas medidas, se mira que algunos mandatarios no viven en la realidad social y política de estos momentos y, lo que es peor, parecen no entender una brizna de economía política; cuando se sabe que, algunos de ellos, intentaron boicotear la compra de vacunas por parte del gobierno federal, sin contar con los recursos de logística del tamaño que se han aplicado en México y, menos aún, sin tener garantizado el acceso a las mismas en el mercado internacional incipiente de las mismas, por su reciente creación, materia de investigaciones emergentes ante la catástrofe mundial de la que todavía no se libra el mundo.
Pero estas medidas de reemplacamiento vehicular con todo lo que ello implica en movilidad poblacional y manejo de materiales documentales masivo, resulta inconveniente a todas luces y de una insensatez extrema.
¿En qué realidad estarán viviendo? Eso tiene un nombre: cretinismo burocrático y estupidez social contra la población toda, afectada por estas exacciones dinerarias. ¿Para eso se reeligieron algunos de ellos? ¿En eso gastaron sus campañas para repetir en los mismos cargos? No se descarta que más pronto que tarde, tendrán respuestas sociales adversas que nadie desea, ni busca ni quiere; pero las carajadas administrativas, por insignificantes que las vean, según el parecer de quienes así explotan y lucran con sus cargos, pronto los desengañarán de otra realidad que ni la huelen.