En la falla de Red Bull, McLaren encontró una oportunidad para vencerlos en el Gran Premio de Austria antes del choque que cambió el resultado.
Aunque el equipo de las bebidas energéticas y Max Verstappen controlaron la carrera con hasta 8 décimas de segundo, en su segunda detención en pits una de las llantas se atoró y tardaron más de la cuenta.
Para Christian Horner, jefe de los austriacos, ese fue el momento en el que Lando Norris se hizo fuerte al reincorporarse a la pista, prácticamente, detrás del tricampeón.
“Max ganó la carrera al sprint cómodamente y tenía una ventaja de ocho segundos antes de que tuviéramos el problema con la parada en boxes. Así que creo que teníamos a McLaren bajo control este fin de semana.
“Esperábamos ganar y en circunstancias normales probablemente lo habríamos ganado”, comentó el mandamás después de la competencia en casa.
Otro factor que benefició al conductor de la franquicia de Woking fue el estado en el que se encontraban las llantas que montaron para para el final. Mientras Lando tenía medias nuevas, Súper Max se defendió con medias usadas.
“Consiguió esa nueva ventaja de neumático que si hubieran salido con seis segundos de diferencia, probablemente habría cerrado la brecha, pero creo que probablemente habríamos tenido suficiente para manejarlo en esas vueltas finales”, finalizó Horner.