Edomex: De Guelatao a Oaxaca
Del Zócalo a los Pinos
@rcastellanosh
Hoy es un día paradigmático para la izquierda. Hace 28 años se formalizó públicamente la fundación del Partido de la Revolución Democrática, producto de la insurgencia popular derivada del fraude electoral de 1988. Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Heberto Castillo, Gilberto Rincón Gallardo, Ifigenia Martínez, Cuauhtémoc Sandoval y muchos líderes y ciudadanos (as) más tuvieron la visión histórica de sumar voluntades para crear el partido sin el cual al día de hoy no se estaría ante posibilidad de que el péndulo de la historia gire a la izquierda. Ello es un mérito indiscutible de sus fundadores. Por ello, al margen de los oportunismos y desviaciones que han ocurrido a lo largo de estas casi ya tres décadas, como institución política y referente de incontables batallas por mejores estadios democráticos, es correcto rendir homenaje al partido del Sol Azteca ¡DEMOCRACIA YA PATRIA PARA TODOS! |
En realidad, el PRD vio la luz unas semanas antes. Enfrentados a una rígida legislación electoral, quienes integraron el Frente Democrático Nacional, advirtieron lo complicado que sería correr el riesgo de, aún cubriendo los requisitos de celebrar Asambleas Fundacionales a lo largo y ancho del país, con cualquier argumento se les negara el registro. Contextualizando: en aquel tiempo no había Tribunales que arbitraran, el IFE sólo era una propuesta más en la Reforma Política cuya consulta se había iniciado recién el 9 de enero de 1989 en una sesión de la entonces Comisión Federal Electoral, presidida por el Secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios e integrada mayoritariamente por representantes del PRI; por ello se decidió que el Partido Mexicano Socialista cediera su registro al nuevo instituto político; decisión prevista en la ley que se discutió en la misma CFE ya citada. Recuerdo el intenso debate que se dio entre Porfirio –Muñoz Ledo- y Diego Fernández de Cevallos –mejor conocido en el bajo mundo de la grilla nacional como “El Jefe Diego”- quien fiel al estilo de la derecha se oponía a la cesión del registro con argumentos y sofismas leguleyos; finalmente en lo más álgido de la discusión, Porfirio reveló que el procedimiento de que el PMS cediera su registro al PRD había sido sugerido y fundamentado por el mismo Fernández de Cevallos, a quien –Porfirio- señalándolo le llamó ¡Tartufo! Muñoz Ledo ganó el debate y el dictamen fue aprobado por mayoría, con los votos a favor del PRI y en contra del PAN.
Pero volviendo al 5 de mayo. Tres años después, una vez cubiertos los requisitos del registro como candidato del PRD y de la sociedad civil al gobierno del Estado de Oaxaca; ese día, intensamente soleado, iniciamos la campaña. Por la mañana, el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas llegó a Oaxaca. Habíamos decidido por un simbolismo histórico y familiar hacerlo en Guelatao, cuna de Benito Juárez y lugar de origen de mi padre y abuelos paternos, que también dio motivo al lema que nos acompañó y acompañará por siempre: “De Guelatao a Oaxaca”. Ya en ruta, nos detuvimos a desayunar en el “El Punto”, desde ahí, con el Ingeniero admiramos la magnificencia de la Sierra Juárez, la mezcla del verde de sus bosques con el azul turquesa de sus cielos; Cárdenas -diría con visión premonitoria- reflexionó sobre los retos y riesgos de la lucha que emprenderíamos ese día; con claridad reconoció que no sería fácil enfrentar al Estado de Carlos Salinas; a su candidato, quien contaba con el incondicional apoyo del gobernador en turno, incluyendo todos los recursos lícitos e ilícitos del poder. Fijando la mirada en el infinito, concluyó “llegará el día en que el sol de la democracia brille en Oaxaca”.
El acto de Guelatao fue de un simbolismo impresionante. Desde la llegada nos recibieron con callada calidez, muy en la idiosincrasia de la región; los hombres se quitaban el sombrero y estrechaban la mano del Ingeniero; en la comitiva, en sentido contrario a la definición de la izquierda “éramos pocos pero muy unidos”; llegamos a la paradigmática explanada, sin acarreados ni tortas, casi estaba llena; el acto fue sobrio, apoyados por los niños de la escuela rendimos honores a la Bandera, cantaron el Himno a Juárez y todos el Himno Nacional; el Ingeniero realizó un recuento de las luchas ya libradas, de los muertos por la causa hasta ese día, se refirió a los grandes rezagos que prevalecían –y aún prevalecen- en el Estado que vio nacer al más universal de los oaxaqueños. Por mi parte, centré mi intervención en la necesidad de revertir la desigualdad imperante y combatir a los caciques y a los “Juniorciques”. Al concluir, colocamos una ofrenda en la estatua del Benemérito y firmamos en el municipio el Libro de Visitantes. Ese día, como consta en la foto que acompaña este texto, estuvieron presentes: Eloi Vázquez, Rufino Rodríguez, Salomón Jara, Cuauhtémoc Sandoval, Jesús Vicente, Adriana Luna Parra, José Armando Jiménez, Clemente de Jesús; para todos ellos mi respeto y gratitud por siempre; con la seguridad de que la identidad en la lucha, independientemente de la trinchera en que nos encontremos, será para siempre.
Luego vinieron días de tensión pero a la vez de gran emoción y compromiso. Recorrimos todo el estado, de la Sierra a la Costa, de la Mixteca a Tuxtepec, de la Cañada a los Valles Centrales y el Istmo; no tengo duda en sostener que fue el amanecer de un proyecto democrático aún inconcluso. La respuesta de la gente hacia vibrar; con el Ingeniero Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Gilberto Rincón Gallardo, Heberto Castillo, que era candidato a Gobernador de Veracruz realizamos actos de definiciones y contraste político y grandes marchas en Valle Nacional, Juchitán, Tuxtepec, Pinotepa, Huautla, Silacayoapan, Juquila, Zimatlan y muchas comunidades más; no faltaron las provocaciones, los intentos de agresión; en contraparte bailamos jarabes, chilenas, zones, danzones y hasta polkas istmeñas; mi adversario del partido oficial, como es de suponerse aún cuando lo pactamos en una reunión en la casa de Jorge Fernando Iturribarria, en la que estuvieron presentes Jesús Murillo Karam y Cuauhtémoc Sandoval, Delegado y Comisionado de los partidos, nunca aceptó debatir públicamente. Finalmente, se impuso el aparato de Estado, quedamos en segundo lugar por una diferencia “oficial” de casi trescientos mil votos; años después quien fungió en esa época como árbitro desde la Comisión Estatal Electoral me dijo “la verdad sacaste muchos más votos de los que te reconocimos…por lo menos el doble”. Eran los tiempos del partido casi único –versión Carlos Salinas-.
A 25 años de aquel 5 de mayo de 1992, muchas hechos políticos han ocurrido en Oaxaca. A los responsables, para bien y para mal la historia los juzgará. Hoy Oaxaca requiere urgentemente de privilegiar una mejor calidad de hacer política y de actores políticos; la pluralidad ideológica no implica mezquindad ni ausencia de consensos, mucho menos privilegiar aspiraciones personales o de grupo; es tiempo de que gobierno, partidos, organizaciones, sociedad civil construyan un proyecto de izquierda social, tolerante, incluyente, democrático; donde el acuerdo racional sustituya a la violencia y la provocación; en esa trinchera estaremos. Por Oaxaca, no hay tiempo para perder el tiempo.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
Es ¡viernes hoy toca! Diría Germán Dehesa..