VENENO PURO
Manlio Fabio Beltrones fue gobernador de Sonora en la etapa crucial del salinato trágico cuando se produjeron los magnicidios del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo –al que poca atención dio el querido San Juan Pablo II-, Luis Donaldo Colosio Murrieta y Juan Francisco Ruiz Massieu cuya hija, Claudita, modificó su perspectiva transformando el rencor por la apetencia de elevados cargos públicos.
Como gobernador viajó a Tijuana luego del asesinato de Luis Donaldo, a regañadientes porque el entonces presidente salinas –según me confió Beltrones mismo- insistía en que no se moviera, y colectó información privilegiada de la que NO ha dado cuenta en casi veintidós años pese haber viajado con el asesino material, Mario Aburto Martínez, hacia la ciudad de México en un avión de la Procuraduría General. Ni siquiera fue capaz de informar sobre los pasajeros –uno en especial- que le acompañaron. ¿Es confiable un personaje con tal proceder tenebroso?
Los sonorenses, no uno sino un tropel, le acusan de haber desfalcado a la entidad por más de mil millones de pesos, una cifra bastante mayor a la deuda contraída por los Moreira –treinta y tres millones de acuerdo a los datos oficiales- y por el troglodita Javier Duarte de Veracruz –él “solo” contrajo empréstitos por 39 mil 798 millones sumados a los acumulados por sus antecesores, sobre todo Fidel Herrera, que elevó el renglón en 18 mil millones de pesos-. Pero, claro, a Manlio nadie lo investiga porque fue capaz de “recuperar” al PRI en su entidad con la exitosa dietista Claudia Pavlovich Arellano, hija de una ilustre dama, ésta sí, Alicia Arellano Tapia, la primera senadora que tuvo el país al lado de la campechana María Lavalle Urbina en la LXIV Legislatura.
El caso es que, en materia de arreglos soterrados, Manlio le ganó a peña cuando ya estaba listo todo para proceder contra el gobernador de Veracruz, en principio, y Beltrones reculó y aseguró que sólo era un rumor malsano ¡para debilitar al PRI! En realidad, en el fondo, pretendió cubrirse las espaldas por la fraudulenta victoria de otro personaje siniestro, Miguel Ángel Yunes Linares, el otrora elbista postulado por el PAN al gobierno de su entidad y con la marca de la complicidad que extendió cuando, en su condición de subsecretario de Seguridad Nacional, alteró el lugar donde se desplomó el helicóptero de su jefe, Ramón Martín Huerta el 21 de septiembre de 2005, apurado por afirmar que se trataba de un mero accidente para cerrar el expediente y venderle así el favor a los fox, los amigos del guanajuatense victimizado, cuando el clima de terror crecía sin remedio. Y nadie, absolutamente, ha procedido a realizar las indagatorias correspondientes. Círculo negro cerrado.
La Anécdota
Los casos de los exgobernadores aprehendidos durante el régimen de peña y de varios a quienes no ha tocado el gobierno de AMLO porque tienen un escudo inexpugnable de impunidad: haber traspasado una buena parte de la deuda de sus entidades en pro de la campaña presidencial del mexiquense que “ganó” en 2012 aun cuando fue evidente el desesperado intento por remontar las encuestas a través de Monederos Monex y despensas de Soriana, dos instituciones que los mexicanos de bien deberíamos boicotear asegurándonos de formar cooperativas para no dejar a los miles de obreros y administradores sin los trabajos necesarios.
Si ha ocurrido en otros casos, ¿por qué tememos tanto los ciudadanos de este país al enfrentar a los consorcios coludidos con el mal gobierno?
Es de risa. Mientras la impunidad reina van apareciendo las huellas de la terrible parálisis gubernamental. Por ejemplo, la comisión respectiva –llamada de Examen Previo- no funciona desde 2006 y, por ende, cientos de asuntos están pendientes respecto a la necesidad de elevarlos a la condición de juicios políticos; son más de trescientas las solicitudes –“24 Horas”, jueves 25 de febrero de 2016-.
Así las cosas sumamos los señalamientos contra el ex procurador Jesús –Morío- Murillo Karam por violaciones a la Carta Magna y las referidas a la veleidosa actitud del engomado Virgilio Andrade Martínez en cuanto a la tersa investigación sobre la compra ilegal de las “casas blancas” de Las Lomas, numen de la corrupción del gobierno peñista. Son las más representativas y, para colmo, algunos de los acusados ya no están en el mundo de los vivos. Celeridad llana y pura bajo el manto de administraciones, la anterior y la actual, con siniestros afanes.
Y así como la tal comisión, proceden igual las falsas fiscalías especiales que engrosan la burocracia dorada sin resultados fehacientes.
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