VENENO PURO
Los hijos de gobernadores –como el de Andrés Granier, ex mandatario de Tabasco y uno de quienes sí han sido situados tras las rejas-, los vástagos de los dirigentes sindicales –digamos el corrupto Carlos Romero Deschams de quien no se justifica su libertad si, de verdad, no hay “intocables” en México-, al lado de ricos herederos de los empresarios con mayores utilidades en México –también los de capitales hispanos en plan de reconquista- han escogido las playas de California, como lo hicieran los familiares de la señora Gordillo –única “tocable” a nivel federal con peña, al parecer, aunque no tenga las curvas necesarias y ya en lisa de asegurarse una nueva guerra entre nosotros-, y de Florida, siguiendo los pasos del petróleo y cuantos negocios sucios puedan imaginarse, para fincar en ellos, adquirir inmuebles de gran lujo, mirando al Golfo de México o al océano Pacífico para no sentirse muy apartados de su país “entrañable”, sin que por ello sean indagados razonablemente; incluso, en el caso de la ex dirigente del SNTE, las acusaciones sólo tocan la posibilidad de un “lavado de dinero” desde cuentas de los agremiados; la denuncia, por cierto, debió partir de ellos y no de la Procuraduría General.
¿Qué temen las grandes figuras de nuestro singular sistema ante las denuncias frecuentes contra ellos? Por ejemplo, cesaron ya las voces que exigen la cabeza del ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, no sólo por el genocidio de Iguala sino también por sus truculencias en el manejo de las protestas en contra de la reforma educativa en una muestra extrema de las contradicciones en este país: quienes más fustigaron a “la maestra” son ahora los únicos que aún la defienden, arrugados los del SNTE cuyos arreglos, para aumentar salarios, nada menos 24 mil millones de pesos en conjunto, tienen más sabor a arreglo soterrado que a justicia; esto es: para pasar la factura de su pasividad casi conmovedora mientras su ex dirigente se dice plena para la reconquista de sus poderes. México es así, alegan quienes se benefician del estado d cosas.
Lo que nos está diciendo la tendencia es, nada menos, la posibilidad de un nuevo quebranto de las finanzas nacionales y la consecuente crisis estructural. Sin embargo, no hay señales algunas que nos permitan asegurar ello con reservas monetarias por encima de los 952 millones de dólares –hace apenas tres años eran de ¡mil 900 millones-, siguiendo los dictados del Fondo Monetario Internacional en donde no observan con microscopio perdida la rectoría económica de nuestro gobierno desde hace varios sexenios digamos desde los vergonzosos tiempos del extinto miguel de la madrid quien se llevó a la tumba, hace poco más de tres años, no sólo los secretos sino las responsivas sobre un quehacer antimexicano y entreguista; y ninguna recriminación cayó sobre él en una demostración amplísima de que aún, con todo y el breve arraigo que sufrió Luis Echeverría Álvarez, en su espléndida mansión de San Jerónimo, a quien se exculpó frívolamente de los genocidios de Tlatelolco en 1968 y el Jueves de Corpus de 1971 con evidencias absolutamente incontestables de su participación directa en cada uno de esos brutales acontecimientos.
La anécdota
Septiembre de 1982, en el “día del presidente” alrededor de cada lectura del informe. Un adusto José López Portillo, al anunciar la estatización bancaria, deslizó un grito estremecedor:
–¡Ya nos saquearon!¡No nos volverán a saquear!
Pero, desde entonces, y hasta donde sabemos, no ha dejado de darse la fuga de capitales hacia el exterior, cada vez mayor. Allí están los reflejos de los inmuebles de lujo de los nuevos aristócratas mexicanos… ¿o serán los de siempre que nadie había señalado como tales?
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