EL CRISTALAZO
En los días recientes, gracias a la recurrencia presidencial de invocar y a veces acomodar anécdotas de la historia nacional como apoyo para sus decisiones, hemos visto desfilar en los discursos políticos a Lucas Alamán, Melchor Ocampo, Juárez, Ponciano Arriaga y su ley de pobres y ahora la consolidación de un proyecto casi bicentenario: la unión interoceánica por el Istmo de Tehuantepec.
Este proyecto vanguardista, si hubiera justicia se le debería reconocer al virrey de Bucareli, quien hacia 1774, retomando las exploraciones ordenadas por Hernán Cortés (Marqués del Valle de Oaxaca, no se olvide), envió a los ingenieros Agustín Cramer y don Manuel Corral, a examinar el terreno comprendido entre la barra del “Goatzacoalcos” y la rada de Tehuantepec.
Cramer dictaminó: “…la facilidad que presenta para la construcción de un camino y la disposición que ofrece el terreno, hacen conocer que no empresa tan difícil ni de excesivo costó, la comunicación de los dos mares en este istmo… por medio de un canal o vía fluvial… “.
“… (*) Sin embargo la primera concesión para construir un canal interoceánico fue la otorgada a don José Garay, el 2 de marzo de 1842. Ya el 25 de febrero del mismo año, Garay había presentado un Memorial acompañado del proyecto de decreto que debía expedir el gobierno para tal empresa. En este el empresario se proponía ser el “ejecutor de esta obra gigantesca” que terminaría en poco tiempo…”
Sin embargo como no hay plazo incumplido y mejor tarde y no jamás, la Cuarta Transformación nos regresa 170 años en la historia y nos dice ahora es cuando, y el Señor Presidente suelta un proyecto con una inversión —ha dicho el gobernador Alejandro Murat—, de 20 mil millones de dólares para abrir boca. No dos bocas, nomás una.
Y si en el istmo se danza, ahora se aprecia la danza de los millones:
“… (Bnamericas)…La Secretaría de Comunicaciones y Transportes de México anunció en enero que se asignarían 2,500 mn de pesos al proyecto este año y la propuesta de presupuesto para 2020 presentada por el titular de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, a la Cámara Baja del Congreso en septiembre incluía una asignación combinada de alrededor de 500 millonesde pesos para que las autoridades portuarias de Coatzacoalcos y Salina Cruz ejecuten mejoras…”
Este “canal”, cuya alternativa para el ya congestionado de Panamá resulta muy atractiva, porque ha convocado inversionistas de todas partes. Del lejano Singapur vendrán los expertos de Surbana Jurong en el plan maestro para construir un corredor comercial en el istmo de Tehuantepec, y colaborar en logística, financiamiento y gestión de puertos, uno en Salina Cruz (Oaxaca), y el otro en Coatzacoalcos (estado de Veracruz).
Alejandro Murat ha dicho: es la solución para el futuro económico del sureste, no sólo de Oaxaca, porque sus efectos en inversión, circulación de dinero, servicios conexos, impacto laboral y otras bondades, impactará a los estados de Chiapas, obviamente Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán. Sin embargo el proyecto debe salvar aún algunos obstáculos, el primero y más fuerte de ellos es la epidemia.
Si durante más de un siglo y medio las circunstancias políticas nacionales y la geopolítica (no olvidemos, el Canal era parte de las concesiones de los tratados Mc Lane-Ocampo de funesta memoria), hoy los tropiezos inevitables de la economía podrían demorar uno o dos años la terminación de la obra, lo cual nos empujaría hasta el siguiente sexenio, si no ocurriera uno de los múltiples bandazos tan propios de nuestro proceder político generacional.
Pero eso, salvo el desdoro del prestigio transformador de la presente administración, no significaría nada, pues si ya hemos esperado tantos años, no sería grave aguardar unos cuantos meses.
Pero como a pesar del coronavirus la vida sigue, llegamos a los primeros diez días del mes de junio cuando se habían imaginado semáforos de esmeralda, lo cual está bastante lejos de ocurrir.
No se advierte para los próximos cinco días una merma en las cifras de muertos y contagiados y hasta Zoé Robledo se enferma oportunamente cuando se comenzaban a descubrir contratos de su parentela con el IMSS, cosa absolutamente increíble, dada la moralidad de la IV-T.
Irma se enfermó cuando los respiradores de Bartlett Jr. Pura coincidencia. Honi soit qui mal y pense.
*SELVA GOMEZ NIETO. El canal de Tehuantepec, un proyecto nunca realizado. (2001). UNAM.
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