EL CRISTALAZO
Silvano perderá la pelea
Hace algún tiempo, en una mesa de restaurante en esta ciudad, Silvano Aureoles trataba de ampliar su red de conocidos en los medios de información. Alguien de su confianza me invitó a comer con él y otros compañeros. Aureoles era un militante del Partido de la Revolución Democrática y no ocultaba su ambición: llegar al gobierno de Michoacán.
–La verdad Silvano, le dije en una pausa de la charla, yo estoy convencido: eres el más priista de los perredistas”.
–No chingues, dijo.
Más allá de un juego de palabras, inocuo en una sobremesa, eso no fue una chinga, fue una anticipación: cuatro o cinco años después, en plena campaña electoral de José Antonio Meade, Silvano se pronunció como promotor del candidato priista, en un proceso cuya timidez e inopia política, no logró emocionar a nadie. Pero no por eso dejó de ser un enemigo electoral del actual presidente.
Así se dio a conocer en abril del año pasado:
“…El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, de extracción perredista, expresó este sábado su apoyo al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña.
“Tras una profunda reflexión, y anteponiendo el interés de México, he llegado a la conclusión de que el próximo Presidente de México debe ser José Antonio Meade Kuribreña”, externó el mandatario estatal en su cuenta de Twitter.
“Con 20 años de conocerlo, soy testigo de su probada capacidad profesional y experiencia, pero lo que más lo distingue es su calidad humana y sensibilidad”, agregó.
Un no priista en busca de la presidencia, apoyado por un perredista en el gobierno de Michoacán, mientras su partido se aliaba con el PAN en la segunda pieza del desastre. Fue la suma de los ceros.
Y mientras, la locomotora de Morena avanzaba sin barreras por todo el territorio nacional. Como lo hacen todas las locomotoras, menos en México, cuyas vías se bloquean con anuencia del gobierno.
Hoy Silvano Aureoles se encuentra en el peor de los escenarios. Apoyados por cuadros importantes de Morena, como se verá más adelante, los maestros de la sección XIII del sindicato magisterial, le han estrangulado el Estado, tanto como hace meses lo hacían los Templarios o la Familia con camiones en llamas por todos los caminos de Michoacán.
Su disputa contra la Federación por los dineros de la educación (es un pretexto), no tiene ningún escenario posible como no sea la fortaleza federal en contra de la debilidad estatal. Los gobernadores en este país termina siendo limosneros (o al menos pedigüeños) de la Hacienda Federal y no hay uno solo capaz de sobrevivir por los medios propios de su entidad. No tienen medios propios. El “federalismocentralista” mexicano, es la forma como funciona el presidencialismo absoluto.
A los gobiernos estatales se les controla desde Hacienda, no desde Gobernación, especialmente ahora cuando la secretaría de Bucareli está en manos de un subsecretario, porque doña Olga –como otros de sus compañeros (as) de gabinete—, no pone bien el pie en la bola. Ni siquiera se la prestan, por eso este conflicto michoacano está en manos de Zoé Robledo, quien ya se enfila para sucederla.
Pero si la afiliación a la campaña de Meade, fue producto de una profunda reflexión, según dijo Don Silvano, no se advierte esa misma hondura de pensamiento cuando exhibe mal a Andrés Manuel, quien tiene en sus manos todos los hilos del poder como no se había visto en México en los años recientes.
Esto ha dicho:
“… (SE).- El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, criticó la manera en que el Gobierno Federal se dirige en materia de educación y seguridad pública con esta entidad federativa, pues mencionó no hay puentes que ayuden a su gobierno a resolver los conflictos que se tienen en inseguridad y las manifestaciones por parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación por falta de pago de prestaciones…”
Pero todo podría cambiar cuando los apoyos de Morena al grupo disidente se terminen, cuando se les quite el respaldo y se les advierta la nueva realidad. Se gobierna como Juárez decía, por la razón y sin la fuerza.
Entonces, a fuerza, entrarán en razón.
El presidente se colgará varias medallas y Silvano comenzará, de veras, a caminar en el desierto.
Y descalzo.