EL CRISTALAZO
Ricardo Anaya, un hombre peligroso
Imposible caer en la bobada de llamarle a Ricardo Anaya un peligro para México. Pero más estúpido aun no percatarse de los riesgos de su personalidad.
Anaya es un “animal político” en el mejor sentido de la palabra, Esta dotado de una inteligencia por encima de la media (cosa más o menos fácil en un país de minusválidos mentales por desnutrición crónica de una buena parte de la población) y no conoce el significado de las palabras escrúpulo ni recato.
Sin el ánimo de ofender tiene un temperamento depredador. Su estrategia en la vida es avanzar y subir, al mismo tiempo. No conoce el arrepentimiento y se sabe (o se cree), dueño de la verdad absoluta. No tiene reparos, no tiene pudores en su afán.
–¿Eso lo hace peligroso? yo así, lo creo.
Basta con leer los documentos públicos del Partido Acción Nacional en el exaltado triunfalismo de la captura de la alianza por México, como modestamente han llamado a su frente electoral:
“(PAN).- Durante el registro de la coalición “Por México al Frente” ante el Instituto Nacional Electoral, el dirigente nacional panista destacó que pese a los constantes ataques del gobierno y que muchos los “daban por muertos”, “aquí estamos. Sí se pudo”.
“Tras hacer un recuento de los desastres del PRI en el gobierno, entre los que destacó los casos de sobornos, pobreza y la violencia, Ricardo Anaya señaló que el proceso electoral del próximo año plantea una pregunta: “¿Continuidad o cambio? ¿Corrupción o ineficacia del PRI o planteamos un cambio?”, expresó al afirmar que el candidato del PRI representa continuidad y más de lo mismo, ideas viejas y fracasadas.
“La otra opción, dijo, es la que representa la coalición “Por México al Frente”, que es la del cambio inteligente con visión de futuro.
“Esta coalición electoral no solo va a ganar las elecciones. sino que logrará la transformación profunda”, sostuvo al recordar que decían que era imposible que tres fuerzas políticas distintas lograran ponerse de acuerdo, pero hoy son quienes proponen la plataforma más seria, prácticamente aprobada por unanimidad en sus respectivos órganos de decisión interna.
“Decían que era imposible que se registrara esta coalición electoral. Quiero felicitarlos, porque hicimos posible lo imposible”, enfatizó al reconocer uno por uno a todos los que del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano hicieron realidad esta coalición”.
Obviamente el frente es un triunfo casi personal de Anaya. No solamente dejó en la cuneta a sus adversarios internos, sino a los externos quienes se presentaron como aliados iniciales, como es el caso de Miguel Ángel Mancera traicionado por todos los flancos.
Anaya creó este modelo de unión entre los débiles, hasta formar un frente realmente competitivo cuya fuerza electoral aun está por demostrarse, pero lo evidente ahora es el talento y la impía crueldad con la cual se conduce implacable Anaya; quien lo mismo ordena el secuestro de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados para tirar al fiscal nacional cuya entronización automática desde la Procuraduría, él mismo había favorecido (y desviar la atención sobre su riqueza y sus métodos para lograrla), o demanda al centenario periódico “El universal” o se pone al tú por tú contra el presidente de la República a quien acusa de una campaña mediática en su contra, cuando meses atrás apoyaba y respaldaba todas las acciones provenientes del, Pacto por México.
Anaya secuestro al partido, lo cual habla de su talento. Anaya traicionó a sus viejos promotores, lo cual habla de su habilidad; Anaya desbarrancó a los fantasmones del PAN; lo cual demuestra su independencia; Ricardo defenestró a Felipe Calderón y de paso le demostró su debilidad en el partido de su vida entera; destruyo, además, su intento de reelección conyugal y de paso echó de las filas azules a Margarita, lo cual prueba su gelidez absoluta. Pero Anaya se puede convertir en la víctima de sus propios éxitos.
Hoy se enfila a una campaña feroz. La parte disidente del PAN es capaz de pagarle las traiciones con una pequeña “cargada” en favor del PRI, lo cual vendría a agregar otro elemento tradicionalmente impensable, pero la única tradición válida ahora en la política nacional, es la invalidez de las tradiciones.
Anaya ha roto con el PAN del foxismo advenedizo y con el acedo partido de los fundadores y sus descendientes (FCH). Ha señalado cómo dos administraciones panistas dejaron intacta la estructura nacional construida por el PRI.
“Hubo un pacto de impunidad”, dijo, lo cual equivale a darle un acta de nacimiento, desde la candidatura presidencial, al PRIAN. Hoy él ha inventado el “PARDEMOC (Partido Acción Revolucionario-Democrática del Movimiento Ciudadanizado)”.
En esas condiciones ha roto con las “corrientes” del PAN y se ha purgado del ADN de sus antecesores. Su mejor retrato, ahora, es un espejo.
Sobre el nuevo partido en el poder, solamente tiene denuestos y en torno de la Andrés Manuel López, descalificaciones.
Ricardo Anaya vive ausente en la soledad de su imagen y su semejanza, como Narciso. Es, por definición, un autócrata egoísta. Y eso lo hace peligroso, muy peligroso.