Sigue siendo materia de debate la consulta aprobada por la Suprema Corte de Justicia, mediante la cual se preguntará a los electores, con otras palabras, si quieren ver enjuiciados a los ex presidentes. Ahora la discusión está en la fecha a realizarse la votación, así como el costo de la misma,que se especula sería de $8,200 millones de pesos, en caso que no la puedan empatar con la votación de junio de 2021.
Sin duda México tiene muchas leyes que sirven como modelo internacional, pero particularmente las que tienen que ver con nuestros ejercicios democráticos suelen ser muy poco vanguardistas. Nuestras leyes electorales se encuentran llenas de restricciones que no permiten la transparencia, mientras que las de consultas ciudadanas parecen más un catalogo de cómo no dejar a los mexicanos opinar en temas que nos interesan, cuya decisión se queda entonces sólo en manos de los gobiernos.
La decisión de la Corte de aprobar la consulta pública del enjuiciamiento a los ex presidentes, con una pregunta algo rebuscada, es un gran paso, al margen del texto aprobado, porque de entrada nos obliga a debatir la Ley Federal de Consulta Ciudadana y todas las similares que existen en los estados y preguntarnos si en realidad son instrumentos de participación, si no lo son entonces se debe intensificar una demanda por reformarlas y hacerlas accesibles para lo que deberían ser. Pero en particular nos lleva a preguntarnos, por qué está establecido a nivel constitucional el candado de hacerlo el primer domingo de agosto.
En los países donde se acude con frecuencia a las consultas ciudadanas, propositions en Estados Unidos, la normalidad es que estas se lleven a cabo el mismo día de las elecciones generales, lo que permite no gastar doble y por otro lado garantizar una fluida participación. Pero en México no, ¿por qué no? Eso sólo lo saben los legisladores que la aprobaron. El argumento hoy de la oposición, que constamente caen en contradicciones, es que de hacerlas el mismo día los votantes se distraerían y mezclarían sentimientos electorales. Que manera de menospreciar al ciudadano o de ignorar los fenómenos democráticos que ya suceden.
Las legislaturas locales de prácticamente todos los estados llevan años precisamente empatando sus elecciones locales con las federales, para evitar doble gasto y que vivan en permanentes campañas políticas. ¿Que se han generado votos en cascada?, sí, por ejemplo en 2018 hubo una ola pro AMLO, a veces sin observar si los otros candidatos eran buenos o no, pero también es cierto que esto que a pesar de la concurrencia de elecciones federales con estatales o estatales con municipales y legislativas, también se dan resultados de voto diferenciado, así como las alternancias en unas y continuidad en otras.
Bajo la lógica de una elección pura, donde no haya ninguna otra decisión electoral que pueda contaminar el voto del elector, entonces deberíamos separar todas las elecciones, un día votar por legisladores, otro por alcaldes, otro por gobernador, otro por presidente de la república y otro por consultas populares. Absurdo, ¿no?.
Debe valorarse, como se ha propuesto, una reforma para que se realice la consulta en junio de 2021 y empartarla así con las elecciones generales, porque necesitamos el ejercicio de participación política ciudadana, más allá de las votaciones a cargos. El costo de hacerla no lo provocó el actual presidente, ya que aún habiendo sido iniciativa ciudadana, lo que provoca el despilfarro es el mal tino que tuvieron los legisladores de tratar de independizarla de el día de elección.
Notario y Maestro en Políticas Públicas
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