Una vez comenzó a desarrollarse el Plan de Agua Prieta el veintitrés de abril de 1920 por todo el país, los ejércitos leales a Carranza comenzaron a tomar como prisioneros cualquier indicio de allegados al general Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Pablo González y Roberto Francisco Cejudo entre otros, el simple hecho de vítores a favor o en contra, suficientes para buscarlos y hacerles corte marcial.
Los hombres leales a Carranza le acompañan en una romería desde Palacio Nacional hasta Veracruz, aunque la sierra de Puebla les está cobrando tiempo y esfuerzo por lograr llegar a lo que será la nueva capital provisional, como ya lo había sido en simples años antes, allá cuando el propio Carranza nombró jefe del Ejército de Operaciones a Obregón ¡Quien ahora le ha puesto precio a la cabeza del jefe constituyente! -Así es la vida ¡Amigos y después traidores! Se sabe lo que se siembra, pero no lo que se cosecha – piensa el aún presidente-.
El sendero apenas va de camino a un pueblo de nombre Tlaxcalantongo ¡El agua cala con pertinaces chaparrones! Apenas se escuchan las conversaciones entre los mandos y los hombres leales a Carranza, Manuel Aguirre Berlanga que hace de su secretario de gobierno, el encargado de comunicaciones y telégrafos Mario Méndez, su secretario leal de toda la vida Pedro Gil y varios de sus generales próximos quienes saben que la cabeza del general está a precio ¡Es ahora el constituyente enemigo de la nación! Según el bando de Agua Prieta.
Las montas están nerviosas, el agua solo hace por resaltar el amarillo de los impermeables que usan de ancho y capa, las avanzadas informan de que el pueblo está totalmente abandonado ¡Los pobladores han subido al cerro! – costumbre por la cual saben que habrá enfrentamientos- las pequeñas chozas apenas vislumbras fogones recién apagados, el olor a la pepita de calabaza recién tostada para el pinole con el piloncillo aún llenan el hambre que se ha desatado, memorias familiares viene a las mentes de quienes buscan hacerse de un resguardo ¡El agua no perdona y arrecia!
Decide Manuel Aguirre dar por tomada la choza más grande, entran y un vestíbulo de lodo con petates les dan la bienvenida, el recinto no es más que la mayoría de las viviendas que nutren toda la ruta de la sierra de Puebla para el paso a Veracruz ¡No es pobreza! Son costumbres de vivir. El lodazal entra por todos los uniformes ¡El secreto de evitar ampollas es mantener los pies secos! Se sabe desde siempre.
Para las siete de la noche están todos instalados ¡Reconocer que esta sierra es anti cabrerista de corazón por culpa del gobernador! La constitución no fue bienvenida llenó de rencores las regiones católicas que surten todo el camino, por lo largo del sendero se saben que grupos obregonistas están prestos al enfrentamiento, el tono del clima acuoso sobresale ante la inminente opción del enfrentamiento ¡A cualquier hora!
Se han librado órdenes de aprensión por parte del resquicio de gobierno de Carranza hacia generales leales a Obregón, quien hace lo mismo ¡Capturados a lo largo el país de un bando y del otro! Los jueces están viendo de qué lado estar ¡Del sanguinario Álvaro Obregón! O del general de Cuatro Ciénegas ¡Vaya dilema! Ambos poderosos, el pecado de Carranza es tal vez – meciona su particular Pedro Gil – ¡No pedirle ningún favor a Estados Unidos! E insistir con la idea loca de que un civil ¡Sea presidente de la república! – Eso ha levantado al país en una sola voz ¡México para los generales de la Revolución!
Carranza da notas de cansancio, acostumbrado al ajetreo de las revoluciones armadas su ya tez cana le cobra un derrotado espíritu ¡Que ver de sus andanzas por la constitución! El estar en todos los debates, escribir día y noche los cambios y adecuaciones a cada uno de los artículos ¡Junto a su admirado Palavicini! Es por mucho una distancia larga entre aquel jefe del ejército constitucionalista y el despojo que de ahora se ve ¡Se siente vencido! Qué pensar que su amada Regina que ahora solo es polvo de recuerdo ¡Le interrumpe el encargado de telégrafos Mario Méndez!
-¡Presidente! Las últimas noticias de los bandos carrancistas: ¡Siguen las aprensiones a sus gobernadores leales! Algunos estados han entrado en flancos de batalla, entre ellos Querétaro mismo señor ¡Reportan que a la señora Virginia Salinas ha sido trasladada sana y salva hacia Tequisquiapan! Los ejércitos de Obregón están por tomar la capital ¡Se presume su alianza con los norteamericanos! – el general se peina sus canas barbas, toma sus catalejos personales y los coloca para lograr leer los telegramas que llegan a caudales – ¿Las personas en dónde están? ¿Porqué no vemos pobladores señor? – Están inspeccionando mi general, seguro subieron a los cerros – ¡Pues tráiganlos! Busquen a los responsables del orden y de inmediato preséntenlos- ¡Los escoltas hacen por hacer el saludo marcial y se retiran a buscar! – ¿Dónde está Herrero? – ¡Aquí afuera señor! – ¡Tráiganmelo! Por cierto, Mario busque una casa con piso de madera ¡Estas condiciones no están bien para mi persona! – ¡Esta es la mejor que encontramos señor! – ¡Qué la chingada! – expresó el general.
Toda la columna que había salido de Palacio Nacional ya ha tenido pertrechos de batallas, desde Apizaco hasta los Aljibes la constitucionalidad que representa Carranza ¡No fue abatida! El propio tuvo que hacerse de las armas y tomar partido ¡De lo contrario no lo estaría contando!
¡No encuentran al general Herrero! Para entrada la noche se dieron indicaciones precisas que los veinte de guardia de Carranza estuvieran alertas – ¡Las traiciones huelen a humedad! – Les decía el general, mientras trata de conciliar el sueño, su cansancio lo ha dejado en un profundo sopor.
Aproximadamente a las cuatro de la mañana la lluvia confundía los cascos de los caballos divididos en tres grandes batallones de Herrero, uno entró por el frente del pequeño pueblo ¡Abriendo por cuerpo la escolta! Sin disparar un solo tiro se colocaron frente a la choza de Carranza, el segundo entró por la parte detrás de Tlaxcalantongo y el tercero rodeó la plaza para evitar a toda costa hubiera retirada.
¡Venustiano Carranza sintió un piquete en el hombro! Como el de un alacrán ¡De inmediato hizo por tratar de asustar al insecto! Luego sintió otro piquete por su pecho que salió de frente a su barbilla con un hilo de sangre ¡Ahora una detonación que le nubló la vista! Un fuerte dolor de cabeza comenzó a surgir desde dentro ¡Sintió varios piquetes más! En las piernas mientras trató de levantarse ¡No le respondieron! Al tratar de gritar solo soltó chorros de grana vida ¡Volvió el estómago! Trató de tomar la puerta, pero tropezó con Gil quien mira al cielo ¡Entre más piquetes siente solo hace por caminar! Se derrumba y cae de bruces probando el hierro de su sangre ¡Un último ardor sintió en su mano izquierda! Al mirarla ¡Ya no está!
¡El cuarto le dio vueltas!
Dentro del caudal de disparos Suárez hace por tratar de jalar al general Carranza hacia el lado de donde no provienen los disparos, un escolta herido hace por tratar de proteger a ambos ¡Despliega la respuesta, pero su fusil está mojado con la sangre de los heridos que brota! No hay fricción ni disparo – ¡Ignacio! – le dice una voz cavernosa del general Carranza – ¡Nacho amigo no me dejes morir aquí! Ten misericordia- Ignacio Suárez rodeó con su brazo al general para tratar de levantarlo ¡Una pierna rota lo evitó! ¡El grito fue desgarrador! En sus propios brazos a la luz del reloj que mantiene aún con vida al general ¡Murió! ¡Eran exactamente las cuatro de la mañana con veinte minutos! Del veintiuno de mayo de 1920.
…¡Un niño corre por la ladera de un gran ojo de agua! Cristalino como el profundo mar ¡Un azul verdoso resalta los peces multicolores que van y vienen a la sombra del pequeño chiquillo que corre para espantarlos ¡A lo lejos un hombre a caballo hace de señas para que regrese! El niño se mete más dentro de los ojos de agua ¡Cómo escapando! De nueva cuenta el señor a lo lejos pone sus dos manos en su boca para tratar de que su voz se escuche lejos ¡El niño no hace caso! Al paso de cansancio – el sol pega fuerte- el niño hace por refrescar sus manos en los cristalinos ojos de agua llenos de vida y destellos arcoíris.
– ¡Venustiano anda ven! – le grita su padre quien monta en elegante brío de negras carnes, brillantes contrastes de sus cuartos traseros le dan un tono de gladiador – ¡Anda no seas travieso! ¡Tu madre se espanta de que te deje andar tan cerca de los ojos de agua! Nos va a regañar a ambos – El niño corre de regreso haciendo que uno de los listones de su camisa vuele al paso sostenido por su mano derecha, revolotea como un papalote al tenor del fuerte viento, al llegar su padre le toma la mano y lo sube en ancas de un solo jalón ¡Eso ama el niño! Su fragilidad le permite cercanía con su padre.
¡El padre tomó camino hacia la gran hacienda de verdes valles! El niño se agarra con fuerza del jinete quien hace ya más que el trote ¡Pega una carrera de los mil diablos! Al paso del momento llegaron a la hacienda ¡Flores blancas de grandes tamaños y variedades cubren la entrada y todo un camino hacia la sala! Caminaron hacia la casa ambos, toma la mano de su padre quien lo dirige hacia un féretro abierto, el niño al no alcanzar se deja alzar por el padre quien le muestra ¡No hay nadie dentro! Abrazó a su padre espantado quien le regala su loción fuerte con la que se rasura ¡La barba recién afeitada hace por salir ya de temprana!
Caminaron hacia la cocina, tratando de buscar a la madre ¡Ahí está! Soltando los chiles al comal de barro, mientras unos ajos brincan con el calor acumulado, un aroma de venado a las brazas llena sus mentes – ¡Mira quien nos visita Marichuy! – le dijo el coronel – el niño corrió a los brazos de su madre ¡Quien aún secándose en su mandil lo llenó de besos! Lo abrazaba y llora – ¡Te extrañé mucho mijo! – ¡Ya déjate de tus remilgos mujer y sírveme de comer! Traemos hambre- dijo el padre. El niño se sentó cerca de los dos ¡No dejaba de mirarlos! – ¿Me extrañaron? – les preguntó, la madre solo hace por sollozar cerca del fogón mientras que el padre prende otro de sus grandes cigarros de aromas húmedos que tanto le gustan al niño…
¡Ya no disparen cabrones! ¡Alto al fuego! – insiste Secundino Reyes mientras toma la cabeza del general Venustiano Carranza que tiene un tiro que le deforma el ojo izquierdo – ¡Ya está muerto cabrones! No insistan- los movimientos de Reyes ya son mecánicos, inclusive se mece cómo si lo arrullara – de una patada se abrió la frágil puerta del jacal el general Márquez Zerón quien le arrebató el cuerpo a Secundino a punta de mentadas de madre y golpes – ¡Quítate cabrón! – al paso lo desnudó y despojó del sombrero, uniforme, catalejos y su reloj, así como los botones de oro con las insignias del águila constituyente, se llevó sus botas y aventó el cuerpo al lodazal. ¡Caen prisioneros los hombres que acompañaban a Carranza! Los que sobrevivieron.
Al paso de unas horas el cuerpo aún está en el mismo lugar que Zerón lo dejó, unos indios tepehuas al ver el cuerpo comenzaron a ponerlo entre las sábanas que encontraron, mientras lo hacen cantan elevaciones a sus dioses, prenden un fogón en la choza para espantar a los espíritus que desean llevarse su alma al inframundo, al terminar de cubrir por completo al general Carranza lo sacaron por todo el largo del camino en una peregrinación. Cuando los pobladores se enteraron que el presidente de la república Venustiano Carranza había sido muerto a tiros en una emboscada en el pueblo comenzaron a bajar del cerro, en las afueras de las chozas pusieron unos moños negros, quienes no alcanzaban a tejerlo colocaron simples paños negros, la romería comenzó a llenarse de cantos y letanías.
De los cuarenta mil hombres que salieron de Palacio Nacional hacia la sierra de Puebla ¡Solo quedaron unos cuarenta fieles a Carranza! Entre desertores, muertos en las batallas de Atlixco, simples que se voltearon al mando de Obregón ¡El presidente constitucionalista murió en el olvido! Auxiliado espiritualmente por los indios de la sierra, algunos sindicatos de trabajadores al enterarse comenzaron a llegar al lugar donde le hacían sus honras, llegaron trabajadores de Necaxa, aquellos que tanto proveyó el presidente en su Cata Magna y por los que peleó ente tantos debates sus derechos laborales.
Los indios tienen por costumbre separar el cuerpo de sus órganos, así que el cuerpo de Carranza estuvo en dos envoltorios, uno de ellos tenía sus vísceras en un frasco y el otro el cuerpo, así sin más, una caravana hizo por llevar los despojos del presidente hacia la ciudad de México en simple carta de mulas ¡Sin escoltas! Solo un papel que dio uno de los caciques indicando que era el cuerpo del general Venustiano Carranza, en simples líneas los indios que lo habían petateado son quienes lo llevan ¡Al paso de los días el cuerpo apesta! La condición está haciendo estragos y los envoltorios comienzan a supurar los líquidos corpóreos ¡El olor es insoportable!
Cuando llegaron a la colina en la entrada de la capital, un par de escoltas del regimiento de Obregón, el cuarto armado, hicieron por atraer la carroza – ¿Qué traen ahí? – los indios les dieron el papel, mientras todos se cubren la nariz por la peste – ¿Pero que semejante idiotez es esta? ¿Están diciendo que el cuerpo que traen es el del general Venustiano Carranza? – ¡Sí siñor! – dijeron los indios – ¡A ver tú Méndez descubre el rostro del muerto! – Al descubrir el cuerpo una nube de moscas hizo por salir – ¡Mi señor sí es el general Carranza! Todo podrido ¡Pero sí es señor! – ¡Que calamidad! ¡Eh ustedes! – señalando a un piquete de soldados que hacen al descanso- ¡Escolten esta carreta hasta el panteón de Dolores ¡Lo registran y entierran! – les aventó un saco de monedas- con esto pagan y hacen un letrero para que no se olvide en donde está, le van a poner: ¡Aquí yace Venustiano Carranza! ¡Traidor a la patria! Le ponen la fecha de hoy ¡Órale cabrones a la voz de ahorita!-.
“… dicen que cuando uno muere regresa al momento dónde encontró la mayor felicidad, hay quienes regresan al lecho maternal, otros ¡A sus máximas glorias! Hubo quien me ha dicho que se quedan aquí, caminando, sintiendo por toda una eternidad ¡Que alguien con vida les rinda un homenaje! Inclusive amigo Venustiano – aquí el general comenzó a sudar frío- hay quien inclusive diseña su partida ¡Hubo quien me dijo que siempre soñó con ver a Dios! Son muy pocos quienes pueden… ¿Serás tu amigo Venustiano quién lo logre? …” diario de Francisco Madero, última hoja del segundo tomo.
-FIN-