Otra vez tiembla un 19 de septiembre, es una increíble coincidencia, pero la ciencia en voz de doctor Pierre Lacan, investigador Titular A en el Centro de Geociencias de la UNAM en Juriquilla, explica que los sismos no se pueden predecir y que es el mes de diciembre el que registra el mayor número de temblores desde el siglo pasado.
“No es la energía de la gente o que por hacer simulacros tiemble, eso hay que quitarlo de la cabeza. Los sismos se dan por un proceso interno de la tierra que provocan desplazamientos lentos de las placas tectónicas. Cuando se acumulan suficientemente tensiones entre las placas tectónicas y que se superan las fuerzas de fricción, la energía acumulada se libera bajo la forma de un sismo. La magnitud de este sismo es proporcional a la cantidad de energía liberada. Por lo tanto, todo sismo es impredecible y no se da en más en una fecha particular o si es en la noche o en el día”, comentó el doctor Pierre Lacan, investigador de la UNAM.
Pierre Lacan destacó la importancia de informar para que las personas sepan que al estar en tierra sísmica puede temblar en cualquier momento, por lo que deben seguirse realizando los simulacros y generar una cultura de prevención, la cual dijo es muy buena en México, incluso mejor que en Europa. Lacan, quien es responsable en México del proyecto internacional UNESCO OLLIN- IGCP669, enfocado a la caracterización del peligro sísmico basado en el estudio de las fallas geológicas, comentó que en los últimos cien años es el mes de diciembre el que registra mayor actividad sísmica, pero sí destacó que en las últimas tres décadas se han registrado sismos en septiembre, pero aclaró que esto es una coincidencia, los temblores se pueden presentar todo el año.
“Por ejemplo, en ciertas partes de Perú creen que los sismos ocurren en la noche, ya que los últimos se han registrado en ese horario, pero es coincidencia. Tampoco se relaciona al tema de las lluvias ya que los epicentros se dan a kilómetros de la superficie, a donde el agua no llega a tales profundidades”, aclaró el doctor Lacan.
El investigador de la UNAM recordó que mucha gente vino a Querétaro tras el terremoto de 1985, pero aclaró que en el estado también se pueden percibir los sismos, aunque con menos frecuencia que en la Ciudad de México. Los sismos que podrían afectar a Querétaro se relacionan más a las fallas geológicas que recortan el centro del país que a los temblores como los que suceden en las costas del Océano Pacífico mexicano.
“La gran mayoría de sismos de magnitud considerable ocurren en la zona de subducción donde la placa oceánica pasa por debajo del continente, como el de ayer y el de 1985. Sin embargo, otros sismos cómo los de 2017 que se dieron debajo del continente, o el de 1912 en Acambay, el cual afectó el sur del estado de Querétaro, pueden ocurrir muy cerca de los centros de población ubicados en el centro del país y ser muy destructivos. Otro factor que aumenta el efecto de los sismos en la Ciudad de México es el tipo de suelo, que es como si fuera una gelatina y amplifica las ondas sísmicas, acá en Querétaro el suelo es más rocoso, pero hay zonas como El Pueblito, o hacia el Aeropuerto o Jurica donde el suelo es más arcilloso y pueden sentirse más”, explicó.
Se sabe que México es territorio sísmico y Querétaro también lo es, en una escala menor a lo que sucede en la Ciudad de México o las costas del Pacífico, pero el estado no es ajeno a movimientos telúricos, por lo que es monitoreado de forma constante por el gobierno estatal y el Centro de Geociencias de la UNAM.
Querétaro ha experimentado episodios sísmicos en Jalpan en 1887, en Landa de Matamoros en 2007; en Huimilpan en 1998, Arroyo Seco en 2001 y 2004, Tolimán y Peñamiller en 2010, en San Joaquín en 2004, 2012 y 2019, en Cadereyta en 2018 y 2019, por lo que el Centro de Geociencias desde 2011 inició una red sísmica de monitoreo permanente.
“En Querétaro no se tiene memoria de sismos históricos destructivos en los últimos 500 años. Sin embargo, el sismo de Acambay de 1912, con una magnitud de 6.9 y un epicentro a solamente 80 km de la ciudad de Querétaro se sintió seguramente en la capital del estado. Obviamente , el tamaño de la ciudad de Querétaro en esta época no es comparable con la de hoy. Por lo tanto, es importante realizar investigación para evaluar las consecuencias que podría tener un sismo similar sobre la metrópolis actual”, compartió el doctor Pierre Lacan.
Es en la Sierra Gorda de Querétaro donde se tienen más registros de sismos históricos, por ejemplo en 1887, cerca de Jalpan, un sismo importante que causó daños a la fachada de la Misión de Jalpan.
Todo el centro sur de México es una zona sísmica y Querétaro no es la excepción por
lo que los investigadores llaman a no alarmarse, pero sí debemos estar preparados.
“En Querétaro quizá se sientan menos, pero puede ocurrir, hay menos probabilidades de sentir uno, pero hay que estar preparados sin estar asustados”, finalizó el doctor Pierre Lacan.