Quizá en esta Cumbre Climática no hay demasiadas expectativas, de que se tomen acuerdos verdaderamente urgentes, determinantes, obligatorios y con financiamiento. Aún bajo este contexto se produjeron los siguientes acuerdos:
1.- Se mantiene vivo el escenario de 1,5 ºC y se reconoce la necesidad de cumplirlo para evitar efectos devastadores. Para ello, es imprescindible reducir las emisiones un 45 % —con respecto a los niveles de 2010— en 2030 y alcanzar las emisiones netas nulas en 2050. En este contexto, se insta a los países a acelerar su acción climática y se les urge a revisar e incrementar sus objetivos a 2030, en línea con el Acuerdo de París, antes de finalizar 2022.
2.- Hay que acelerar la reducción del carbón y la eliminación de subsidios fósiles ineficientes, prestando apoyo para que sea una transición justa.
3.- Los países desarrollados deben trabajar para cumplir con urgencia y transparencia el objetivo de 100.000 millones de dólares de financiación climática, así como para revisar al alza este objetivo antes de 2025. Se insta a los bancos multilaterales y a los países desarrollados a alinear sus actividades de financiación con el Acuerdo de París.
4.- Se establece un plan de dos años para fijar un objetivo global de adaptación al cambio climático y se pide a los países desarrollados que doblen su apoyo financiero en materia de adaptación a 2025 para los países en desarrollo.
5.- Las empresas podrán participar en el Balance Global de 2030, un diagnóstico de la situación a partir del cual se adoptarán Decisiones y se revisarán leyes climáticas.
6.- Se pone en marcha mecanismo de apoyo financiero a los países en desarrollo para que puedan hacer frente a los impactos del cambio climático.
Y más de 30 países —entre ellos, Estados Unidos, Canadá e Italia— se han comprometido a poner fin al apoyo público a los combustibles fósiles para finales de 2022.
En boca del Secretario General de las Naciones Unidas, señaló que los acuerdos “Reflejan los intereses, las condiciones, las contradicciones y la voluntad política en el mundo actual. Suponen un paso importante, pero, desgraciadamente, la voluntad política colectiva no ha sido suficiente para superar algunas contradicciones fuertemente arraigadas.”
La reducción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero sigue estando muy por debajo de lo necesario para preservar un clima habitable, y el apoyo a los países más vulnerables afectados por los efectos del cambio climático continúa siendo insuficiente.
Además, la COP26 produjo otros pactos y anuncios (al margen del Pacto de Glasgow por el Clima) cuya aplicación puede entrañar importantes efectos positivos. Entre ellos se incluyen:
Bosques. 137 países dieron un paso histórico al comprometerse a detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de las tierras de aquí a 2030. Esta promesa está respaldada por 12.000 millones de USD de dinero público y 7.200 millones de USD de financiación privada. Además, los directores generales de más de 30 instituciones financieras, con más de 8,7 billones de USD en activos internacionales, se comprometieron a eliminar las inversiones en actividades relacionadas con la deforestación.
Metano. 103 países, 15 de ellos grandes emisores, se adhirieron al Global Methane Pledge (Compromiso Global por el Metano), cuyo objetivo es limitar las emisiones de metano en un 30 % (en relación con los niveles de 2020) de aquí a 2030. El metano, uno de los gases que más contribuyen al efecto invernadero, es responsable de un tercio del calentamiento actual derivado de actividades humanas.
Coches. Más de 30 países, seis importantes fabricantes de vehículos y otros agentes, como las ciudades, expresaron su determinación de que todas las ventas de coches y furgonetas nuevos sean de vehículos de emisiones cero para 2040 a nivel internacional y para 2035 en los mercados líderes, lo que acelerará la descarbonización del transporte por carretera, actual responsable de alrededor del 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Desde luego, que estos acuerdos pueden ser importantes, no obstante, aquí lo que cuenta es la voluntad política y económica de los Estados para lograrlo, y así también, que estén disponibles los fondos para llevar a cabo las acciones.
En tanto en Querétaro, ya se cuenta con un Programa Estatal y Municipal (en el municipio de Querétaro) ante el Cambio Climático; una meta de reforestación anual y la protección de reservorios de carbono; y la próxima entrada en vigor del impuesto (estatal) verde a las emisiones de CO2; pero hay que acelerar la introducción de energías renovables sobre todo en el sector industrial y de negocios; y por otra parte, llevar a cabo las medidas de eficiencia energética y; priorizar el transporte público de bajas emisiones.