Sobre la Avenida Rafael Buelna en Mazatlán, Sinaloa, sonaron los clarinetes, trombones, tubas y la tambora. Fueron decenas de músicos que portaban esos instrumentos en protesta contra las medidas que buscan silenciar la música banda en las playas del puerto.
Se trata de una manifestación que surgió de la inconformidad contra la gentrificación, la cual terminó reprimida por la Policía Municipal, que a jaloneos y golpes intentó callar los instrumentos.
Las bandas no dejaron de tocar ante la represión, que estaba siendo observada por centenas de turistas que han llegado a este destino para pasar la Semana Santa.
Los policías jalonearon y los músicos correspondieron alzando los decibeles y las baquetas para pegarle a los elementos en los cascos, obligados a escuchar el Toro Mambo y el Pato Asado, dos piezas tradicionales de la Banda de Viento.
Esto es parte de un movimiento que comenzó con la inconformidad de empresarios inmobiliarios y hoteleros, que han hecho de Mazatlán un lugar de 600 torres construidas en un periodo de casi 8 años con miles de de viviendas construidas únicamente para renta vacacional.
Dueños de hoteles y torres de departamentos como Ernesto Coppel Kelly, Amado Guzmán, Rodolfo Madero y José Antonio Toledo Ortiz han promovido una iniciativa llamada “ola antirruido”, asegurando que lo único que busca es reducir la contaminación auditiva de las playas de Mazatlán, donde están erigidas las torres de departamentos y hoteles para que los turistas que los visitan puedan estar tranquilos.
El Ayuntamiento de Mazatlán optó por buscar una regulación, primero con la imposición de un horario para que los grupos musicales puedan trabajar. Los músicos no vieron mal la medida, la comprendieron.
“Por un lado siento yo que está bien que se pongan horarios, que por ejemplo, si estás tocando en el lado de la playa a las tres de la mañana, hasta uno entiende que es molesto para los turistas, pero en lo que no estoy de acuerdo es que Mazatlán es la tierra de las bandas”, dijo Miguel Rubio, líder de una de las bandas que se instalan en las playas de Mazatlán.
Sin embargo, la situación se agravó después de que el Ayuntamiento solamente autorizó permisos para 15 chirrines y 12 bandas sinaloenses, para que operen en todas las playas del puerto.
Los músicos han explicado un hecho cierto: Mazatlán, una ciudad con más de 400 mil habitantes, vive del turismo y los servicios, es prácticamente el 76 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) local, y entre esos servicios está la música.
A los músicos los contratan los turistas, no toman sus instrumentos y los hacen sonar solamente por gusto, sino que es una forma de vida y supervivencia.
“De ahí sacamos el sustento diario para nuestras familias”, dijo Samuel Ramírez, miembro de la banda Nuevo Imperio.
Esta manifestación es apenas el comienzo de un movimiento que ya anunció una manifestación masiva para el 8 de abril, el día del Eclipse Solar que se verá de manera total en Mazatlán, donde ya están las reservaciones agotadas y los turistas preguntan si se podrá acampar en la playa.