- Se celebrará el 108 aniversario de la Constitución
- Estarán poderes, gabinete, gobernadores y líderes
- No vendrá Santiago; asiste a Congreso en Brasil
- Luis Nava mostró el músculo en su cincuentenario
De memoria.
La Reunión de la República en el teatro del mismo nombre -antes llamado De Iturbide- es la más relevante no solamente en términos históricos sino de representatividad. Ninguna otra fecha, ni siquiera la del informe presidencial, congrega en estos tiempos a tantos actores políticos y sociales de México. A saber: las cabezas de los tres poderes de la Unión, la jefa del gobierno de la CDMX y los gobernadores de los estados, miembros del gabinete federal y dirigentes de partidos, iniciativa privada, universidades y medios de comunicación. Lo justifican la efeméride, el 108 aniversario de la promulgación de nuestra Carta Magna, y el escenario principalísimo, en donde se han consumado hechos fundamentales para la nación, como el estreno del himno nacional en 1854 y el juicio a Maximiliano en 1867.
Altar de México.
Todo lo ha visto el Teatro de la República desde su apertura en 1852, incluido el juicio de guerra al emperador y sus generales, el nacimiento de una Constitución, las primeras películas mudas, funciones de box y lucha, la fundación del PNR, campañas políticas, graduaciones escolares, festivales para las madres, sede del Congreso del Estado en los años 70 del siglo pasado y hasta una especie de misa encabezada por el número dos de la Iglesia Católica, Tarcisio Bertone, para echar las redes, dijo, en “el lugar sagrado del laicismo” en 2009, frente al muro con los nombres en oro de los 116 mexicanos que hicieron las leyes de México.
Llamado Teatro de Iturbide hasta 1922, ha sido el punto de encuentro de los mexicanos, de inicio de campañas presidenciales y, tradicionalmente, de las celebraciones constitucionalistas cada 5 de febrero. Pero antes, mucho antes, el teatro vendido por la Junta Vergara al Senado de la República fue la casa de Juan Caballero y Medina, padre de Juan Caballero y Osio, que se la dejó a sus hijos y más tarde donada al Ayuntamiento para alhóndiga. Y un gran dato: en el Sitio de Querétaro se desmontó el techo para hacer balas de cañón por parte del coronel imperialista Manuel Ramírez de Arellano, obteniéndose dos toneladas de zinc, como bien lo contó el inolvidable cronista del Estado Andrés Garrido del Toral.
Por cierto, todos nuestros historiadores, incluido él, han exaltado la importancia del recinto ubicado en la esquina ochavada de Juárez y Ángela Peralta, pero nadie se atrevió tanto como el eminente jurista Alberto Trueba Urbina al considerarlo el “lugar más histórico del mundo” (mundial). Autor de textos de derecho, publicó uno titulado “Teatro de la República” -como el del maestro José Guadalupe Ramírez Álvarez- en donde sostiene sin límite alguno: “No hay teatro ni edificio público en el mundo que supere al Teatro de la República en importancia histórica: No lo sobrepasan el Elíseo de los franceses, ni el Withehall de los ingleses, ni el Sans-Souci de los prusianos, ni el palacio real de los españoles, ni el Capitolio de los norteamericanos, vamos ni nuestro propio Palacio Nacional”.
Este reportero ha atestiguado desde hace más de medio siglo la mayor parte de las conmemoraciones celebradas -desde Luis Echeverría Álvarez a Andrés Manuel López Obrador- en el venerado edificio iniciado en 1845 por el arquitecto Camilo San Germán y concluido, tras la intervención norteamericana, por el ingeniero inglés Thomas Surplice. Los 5 de febrero son, de algún modo, el Sitio de Querétaro, por el blindaje del Centro Histórico, sobre todo después de los incidentes de 1998 con el ataque al autobús del gabinete y los jefes de los poderes legislativo y judicial, bautizo de fuego al entonces gobernador Ignacio Loyola Vera.
El formato de las ceremonias, con algunas variantes, se repite año con año, pero se recuerda especialmente la de 1975, enmarcada por el muy original Encuentro Nacional Legislativo con la anfitrionía de Antonio Calzada Urquiza, la participación de representantes de todos los congresos estatales y gobernadores, el jefe del Ejecutivo federal, el gabinete en pleno y la irrepetible presencia de los últimos constituyentes, ocho para ser precisos, que habían sido colocados en segunda fila y Luis Echeverría los invitó a presidir con él, apretujados, como se pudo. Ellos, los sobrevivientes del Congreso de 1917: Ignacio Ramos Praslow, Alberto Terrones Benitez, Celestino Pérez y Pérez, Antonio Gutiérrez, Cándido Avilés Isunza, Julián Adame, Amilcar Vidal y Jesús Romero Flores, el último en morir en 1987.
De eso nos acordábamos con mi amigo y vecino, el entonces jovencísimo Francisco Briseño López, presidente de la 44 Legislatura de Querétaro, a la que también perteneció Mariano Palacios Alcocer, quien sería gobernador igual que otros diputados locales asistentes, como Pedro Joaquín Coldwell, de Quintana Roo y Beatriz Paredes Rangel, de Tlaxcala.
Y déjeme que le recuerde algo más: en 1975, como en otros sexenios, revoloteaba el fantasma de la reelección, exorcizado por el ideólogo Jesús Reyes Heroles al pronunciar el discurso oficial como líder del PRI y a nombre (imagínese) de los tres poderes: “Aquellos aturdidos que pretenden la reelección lesionan a la Revolución, niegan nuestras instituciones y ofenden al revolucionario Luis Echeverría”. Saltó de su asiento el presidente y gritó ¡bravo!, mientras el respetable público aplaudía ruidosamente, junto con los presidenciables Mario Moya Palencia (el favorito de casa) y el más tarde ungido José López Portillo.
Dicen que realmente el pronunciamiento disgustó a don Luis. El caso es que Reyes Heroles, el de “la forma es fondo”, fue relevado unos meses después, en septiembre, de la dirigencia nacional del tricolor por el posteriormente pluralPorfirio Muñoz Ledo para coordinar la campaña de JLP, iniciada también en ese Teatro con un “acto de fe constitucionalista”.
En tan macizo e histórico recinto, ya como presidente, José López Portillo -electo en 1976 sin oposición alguna- declaró reunida a la República. Este columnista también estuvo ahí y puede contárselo a Usted, porque como dijo el escritor alemán Johan Paul Friedrich Richter (Jean Paul) la memoria es el único paraíso del que no serás expulsado. El único.
Esta ceremonia es la única capaz de reunir siempre y este miércoles no será la excepción a todos los protagonistas de México, en lo que mi maestro y cronista José Guadalupe Ramírez Álvarez llamo “Aula Magna del Derecho Social”.
Y otro hecho histórico en este 2025: encabezará la primera presidenta de México: Claudia Sheinbaum, con el ingrediente de su digna actitud y negociación ante los embates del mandatario estadounidense, Donald Trump, que mereció ayer el aplauso de propios y extraños.
De ello también se hablará en La Mañanera de este miércoles 5 de febrero, a la que ha sido invitado Plaza de Armas, El Periódico de Querétaro.
Vivir para contarlo.
-BLANCAS Y NEGRAS-
Querétaro eterno.
Han sido invitados al acto de este miércoles los tres poderes de la Unión, el gabinete federal, los mandatarios estatales, la jefa de la CDMX, los ex gobernadores Mariano Palacios Alcocer, Enrique Burgos García, Ignacio Loyola Vera, Francisco Garrido Patrón, José Calzada Rovirosa, Jorge López Portillo y Francisco Domínguez Servién, alcaldes y miembros del Congreso del Estado.
Igualmente se espera la presencia de los senadores Lupita Murguía, Ricardo Anaya, Agustín Dorantes y Beatriz Robles con los diputados federales Mario Calzada Mercado, Gilberto Herrera, Lorena García, Luis Humberto Fernández, Ricardo Astudillo, Roberto Sosa y Abigail Arredondo.
Por cierto, no estará mañana uno de los políticos más destacados de Querétaro, Santiago Nieto Castillo, titular del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, que se encuentra en Río de Janeiro en una reunión internacional promovida por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.
El ahora zar antipiratería está en Brasil junto con el director ejecutivo de EUIPO, líderes de proyectos del IPkey, titulares de relaciones internacionales de la Unión Europea y consejeros de propiedad intelectual de todo el mundo. Se perderá la cita y vitrina política de Querétaro.
Cincuentenario. Más de mil 200 invitados reunió Luis Nava el viernes en El Batán, con motivo de su comida de cumpleaños, incluidos algunos aspirantes -como él- a la gubernatura: Felifer Macías, Chepe Guerrero, Agustín Dorantes y Marco del Prete, sin el mandatario Mauricio Kuri que suspendió todo por la influenza. No vinieron tampoco los senadores Lupita Murguía y Ricardo Anaya por estar en la plenaria de Aguascalientes, pero estuvieron casi todas las garnachas (Kuri dixit).
El fiestón -predestape, según los sospechosistas- congregó a familiares, amigos, colaboradores, correligionarios, ex condiscípulos y comunicadores, para acompañar a quien nació panista, antes de que los gobernadores de ese partido se afiliaran a la causa, como bien lo registró Alfredo Botello en un encendido texto compartido en las redes.
El dos veces alcalde capitalino y actual secretario de Desarrollo Social recibió a las puertas del salón a sus convidados en lo que algunos recordaron como el antiguo besamanos del PRI. La fila interminable tardó más de una hora en finalizar, entre saludos, abrazos y selfies. Hasta el Pancho se formó en la cola. Los tiempos cambian.
La política es así.
-JUGADA FINAL-
La historia.
A quienes esperamos escuchar poderosos mensajes este 5 de febrero por parte la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador anfitrión Mauricio Kuri en la fecha y el escenario ideales de la República, un constitucionalista ¡Jaque Mate!