En defensa del legado de su padre, el empresario Nicolás González Jáuregui, la señora Ana María González Rivas se pronunció tajantemente a favor de la preservación de Toros Santa María de Querétaro y pidió a la sociedad y al gobierno impedir su destrucción.
Entrevistada en exclusiva por el periódico PLAZA DE ARMAS, la hija del también abogado que edificó el coso en 1963, mostró preocupación por su posible venta para construir un centro comercial, de acuerdo con algunas versiones difundidas en diversos medios y dijo que su desaparecido hermano Nicolás González Rivas no permitiría tal atentado a la memoria del fundador.
“Los únicos que están de acuerdo con la operación son los González Aréstegui, hijos de Nicolás mi hermano que estoy segura no dejaría que tiraran la plaza” dijo Ana María al lamentar que “ya no importen los sentimientos, sólo lo económico. Tal parece que muerto Nicolás se acabó ahí la sangre taurina”. Recordó también que el empresario Rafael Herrerías tuvo interés hace años y negociaciones para tomar la Santa María y conservarla como centro taurino y de espectáculos, al igual que Miguel Alemán.
En lo personal se reconoció ajena a la empresa y saber que el propietario es su sobrino Nicolás González Aréstegui, sin que intervenga la viuda de Nicolás González Rivas.
Indicó que su hermana María de Lourdes y ella, únicas sobrevivientes de los cinco hijos de don Nicolás González Jáuregui, exigen preservar su memoria y no demoler la plaza que tanto quiso. “Hablo no solamente como hija, sino como aficionada a la fiesta me duele mucho esto”. Recordó igualmente que su padre fue por muchos años el presidente del Patronato de las Fiestas de Navidad y siempre dio a Querétaro grandes espectáculos como el del ballet de Amalia Hernández y la Opera Carmen.
Ana María González Rivas celebró que los toreros y ganaderos, con el apoyo de la afición, periodistas y en general miembros de la sociedad queretana se estén uniendo para defender la Santa María y, por supuesto, se manifestó dispuesta a acompañarlos en cualquier gestión