Clarisa Anell Soto
El poeta náhuatl Natalio Hernández describió a la colección de poesía en lenguas indígenas con una imagen evocadora.
“Es, para mí, como un xochipetatl, es decir, como una estela de flores, un tapete florido, o mejor todavía, como un bordado de muchos colores”, dijo.
Con ello se refería a la antología Insurrección de las palabras. Poetas contemporáneos en lenguas mexicanas, volumen que fue presentado este viernes con una lectura a tres voces en la Casa de las Humanidades de la UNAM.
Acompañado por la poeta otomí Margarita León y la poeta mixteca Celerina Patricia Sánchez, Hernández fue el primero al micrófono en celebrar la reedición de una obra que reúne a 130 poetas que escriben en cerca de 45 lenguas distintas.
Un esfuerzo llevado a cabo por el también poeta y periodista Hermann Bellinghausen, y quien se encargó de la selección de textos de la antología aparecida por primera vez en 2018.
Pionera en su tipo, la colección recoge, desde los años 80 a la fecha, la caudalosa producción poética contemporánea de escritores en lenguas originarias, cuyo empuje ha ido creciendo en los últimos años.
“Ahorita, este es un libro que, de alguna manera, ya está viejo, porque muchos de estos autores publicaron sus primeros poemas y ahora son reconocidos, por ejemplo, como Margarita (León), o Francisco Antonio (León Cuervo), que han ganado premios nacionales”, expuso Bellinghausen.
Un libro cuya vocación fue recordada por la poeta Margarita León antes de la lectura de un poema suyo y de otros de la antología.
“No son voces resucitadas, son voces insurrectas”, anunció, antes de leer su poema “Ha ma gnu”, traducido del ñañú como “En casa”.
Para la poeta Celerina Patricia Sánchez, el esfuerzo de realizar esta publicación, actualmente reeditada en la colección Tezontle del Fondo de Cultura Económica, debería complementarse con un proyecto paralelo.
“Lamentablemente, ahora que podíamos oír las lenguas (en la presentación), falta algo en este libro, y es el audio. Creo que para poder realmente escuchar estas lenguas, estos sonidos, estos ritmos, esta musicalidad, tendríamos que escucharlo, porque aunque estén escritos aquí, no sabemos cómo se escuchan”, abundó.
Lo anterior lo dejó claro con su propia lectura, plena de ritmo y musicalidad, que expuso con presencia escénica.
Para Sánchez, además, resulta importante destacar la oralidad propia de la poesía de los pueblos indígenas, por lo que es necesario grabarla y no solamente dejarla escrita.
“Tiene que ver con nuestras culturas, tiene que ver, profundamente, con que nuestras culturas se viven, se danzan, se comen, se hablan, no es para que permanezcan aquí (en el libro)”, reflexionó.
“Esto es muy moderno, y cuando entendimos que teníamos que plasmarlo aquí, pues ya nuestras lenguas ya están desapareciendo y no se está haciendo poesía y no se está ni siquiera transcribiendo; eso es lo grave de la situación y por eso creo que este libro vale la pena como inicio de lo que podemos hacer”, declaró.
Ya en librerías, el volumen fue presentado entre versos y oralidad, por tres poetas cuyas voces se declararon insurrectas.