Todo se encuentra listo para que este sábado 10 de agosto se inaugure la muestra “Aferrarse a un clavo ardiendo” de la artista Esther Padilla en la galería Solar 5, ubicada en 5 de Mayo 134, en pleno Centro Histórico de Querétaro.
A través de 11 óleos y un acrílico de pequeño a mediano formato, el espectador podrá observar el resultado de más de 30 años de carrera artística, en una obra figurativa, narrativa y simbólica.
Sobre su estilo, Padilla menciona que “la base de mi dibujo es académica, pero me gusta mezclar caricatura, pintura monocroma y color como mundos diferenciados en una misma obra. Mi pintura está dentro de la corriente contemporánea de pintura expandida”.
Y añade, “la razón por la cual hago pintura expandida es porque no quiero dejar fuera ninguna posibilidad plástica. A diferencia de la propuesta original, mi interés primordial no es borrar los límites entre pintura y escultura. La búsqueda más importante en mi obra es indagar mis traumas, mi pasado y mi psicología”.
Nacida en Texas, hija de una madre oaxaqueña y padre cubano, enfatiza que “esta exposición es una reflexión sobre el mestizaje, mi mexicanidad atípica, muy pensada a la vez que instintiva. Es una mexicanidad que viene de mi madre, llena de rechazo pero pasional. Es como cuando ‘te agarras a un clavo ardiendo’”.
Su obra se entiende mejor cuando se conoce su contexto, es así que recuerda que “durante mi infancia, hace más de 40 años, ya sea en la CDMX o creciendo en Oaxaca en el medio rural, mi dolor fue no parecer local. Es cierto que los mexicanos nacemos donde nos da la gana, como dijo Chavela Vargas, pero lo que nunca te perdonarán es que no luzcas como mexicano”.
“Yo buscaba la manera de camuflarme, lo cual era difícil en un medio de mis contemporáneas que estaban 30 centímetros más pequeñas que yo y con otro tono de piel. Quise pertenecer y no lo logré. Pero no tengo resentimiento, porque siempre pensé que aquello que deseaba era algo bueno de desear. Mi verdadero sueño siempre fue mexicano”.
Sobre su trabajo, Marco Veronesi escribió lo siguiente: A través de un trazo burdo llega su poesía. El tono descarado de los colores muestra el vínculo con una infancia vívida. La fantasmagoría de las figuras revelan el origen ocoteco de la madre de María Esther León Padilla, Mientras que la espiritualidad laica y la inteligencia intituiva del subconsciente no deja dudas sobre la cultura cubana de su padre. El uso predominante del pastel arrastra hacia la profundidad de una niñez enriquecida de su vida en la calle, consiguiente a su nacimiento en San Antonio, Texas.
Esther Padilla ha participado en diversas exposiciones colectivas en distintos países y realizado cinco individuales. Tiene formación académica como pintora, escultora y ceramista; es egresada de la Escuela de Bellas artes de Oaxaca en 1998.