POR: LÓPEZ-DÓRIGA.COM
Diversas entidades de varias ciudades de Estados Unidos convocaron a los inmigrantes a no presentarse a trabajar ni a la escuela el jueves, y a que tampoco realicen compras, para hacer sentir la importancia y valor de sus contribuciones al país.
Las protestas conocidas como “Un día sin inmigrantes” tienen la meta de mostrar cuán importantes son los inmigrantes para el estilo de vida y la economía estadounidense. Ocurrirán en respuesta a las medidas tomadas por el gobierno del presidente Donald Trump en cuestión migratoria.
El presidente ha prometido aumentar las deportaciones de inmigrantes que viven en el país de manera ilegal, construir un muro en la frontera con México y restringir el ingreso a Estados Unidos de inmigrantes de ciertos países con población mayormente musulmana. Trump ha dicho que el desempleo se debe a la inmigración.
Se está planificando realizar “Un día sin inmigrantes” en ciudades como Filadelfia, Washington, Boston y Austin.
El miércoles, algunos empleadores e instituciones comenzaron a expresar solidaridad con los inmigrantes. John Andrade, un restaurantero de Washington, dijo que cerraría su negocio el jueves. El inmigrante mexicano David Suro, dueño de Tequilas Restaurant, en Filadelfia, dijo que también participaría.
El Museo Davis, en Wellesley College, en Massachusetts, dijo que removería o cubriría todas las obras hechas o entregadas por inmigrantes hasta el 21 de febrero.
Los organizadores en Filadelfia dicen que esperan que cientos de trabajadores y sus familiares acaten el llamado. Dicen que las protestas también demostrarán el efecto potencial de las redadas de inmigrantes que ha habido en la ciudad.
“Nuestra meta es resaltar la necesidad de que Filadelfia amplíe las políticas que detienen la criminalización de comunidades de color”, dijo Erika Almirón, directora ejecutiva de Juntos, una organización sin fines de lucro que trabaja con inmigrantes hispanos. “¿Qué pasaría si las redadas masivas se concretaran? ¿Cuál sería la apariencia de la ciudad?”
Almirón agregó que si bien no ha habido un repunte de redadas migratorias en la ciudad, los residentes están preocupados por esa posibilidad.
El alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, es uno de los gobernantes de varias ciudades del país que han prometido mantener el estatus de “ciudad santuario” y se han rehusado a ayudar a las autoridades federales con las deportaciones.
Muchas personas que no vayan a trabajar el jueves no percibirán remuneración, pero en las redes sociales se exhorta a la gente a participar en las protestas con el argumento de que la causa vale la pena.