“Nada de que el Presidente no sabía…”
— AMLO, 2019
En los muelles, la película no cambió: hay detenciones, comunicados y fotos de aseguramientos, pero la maquinaria sigue respirando.
En Tampico, voces del sector llevan meses señalando que la instalación Portum 21 continúa como punto de recepción y trasiego de combustible de procedencia ilícita. No es sentencia: es una alarma que obliga a salir del boletín y entrar a la bitácora.
Los nombres ya están a la vista. Manuel Roberto Farías Laguna, vicealmirante, fue detenido; su hermano, el contralmirante Fernando Farías Laguna, sigue prófugo. En el anillo operativo aparece el capitán de corbeta Miguel Ángel Solano Ruiz —también prófugo— y capitanes como Clímaco Aldape Utrera, Humberto Enrique López Arellano y Víctor Hugo Pery Pérez. Del lado civil cayó Francisco Javier Antonio Martínez, exgerente de Administración y Finanzas de ASIPONA Tampico, engrane entre el papel y el muelle.
En la línea fina de la aduana figuran Perla Elizabeth Castro, Anatalia J. Gutiérrez e Ismael Riciaño Matías, cuyas firmas —hoy bajo lupa— avalaron mediciones y flujos que deben explicarse. Y está el origen del terremoto: el contralmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántar denunció por escrito la cooptación de aduanas y ascensos a la carta; meses después lo asesinaron en Manzanillo. En esa misma ruta temporal mataron a la agente Maylen Nava Amozurrutia de la FGR, en Colima. Entre la carta y los obituarios, una estampa: el decomiso de 10 millones de litros en el buque Challenge Procyon en el polígono Altamira–Tampico. Quien diga que no hay patrón, no quiso mirar.
La línea de tráfico tampoco nació sola.
Del Golfo, los buques entran al corredor Tampico–Altamira, se abren “ventanas” de atraque y el combustible baja a tanques costeros o patios de trasvase en Ciudad Madero y Altamira.
De ahí parten caravanas de pipas que trepan por el Noreste hacia Reynosa y Matamoros —con patios de resguardo y el imán de la frontera—, o se internan rumbo a Monterrey (Apodaca, Escobedo, Salinas Victoria) y Saltillo/Ramos Arizpe, donde los parques industriales siempre tienen sed. Otra rama sube por Ciudad Valles y rompe en San Luis Potosí para abrirse al Bajío: Querétaro (San Juan Del Rio), Celaya–Salamanca, Irapuato y León. Desde ahí, la serpiente se bifurca hacia el Centro —Tula/Atitalaquia, Tlalnepantla, Tultitlán, Vallejo— y hacia Puebla, con el corredor automotriz como biombo.
En paralelo, por el Pacífico, suben flujos desde Manzanillo a Colima, Guadalajara y El Salto, con desvíos a Tepic o de vuelta al Bajío; Ensenada cumple la función discreta de alimentar el noroeste con el libreto de siempre: papel en regla, volumen que no cuadra y patios “temporales” que se hacen permanentes.
Todo —si ocurrió— se disfraza en papeles. Por eso la prueba está en la documentación: bitácoras de atraque y maniobras con fechas, horas, marea, tiempos reales y el nombre de quien autorizó cada ventana; manifiestos y pedimentos cruzados, uno a uno, con CFDI y permisos vigentes del sector energético, porque la verdad solo existe cuando los volúmenes netos coinciden; actas de aforo y verificación con densidades, temperaturas y mermas, firmadas por verificadores y responsables de muelle; rutas de pipas —GPS, placas, volúmenes y destinos— que correspondan con lo facturado; y CCTV íntegro de accesos y patios a disposición del Ministerio Público. Cuando las imágenes se cotejan con los documentos, la simulación se cae sola.
Portum 21 es la prueba de fuego.
Si, pese a las capturas de Manuel Roberto Farías Laguna y Francisco Javier Antonio Martínez, pese a las órdenes contra Fernando Farías Laguna y Miguel Ángel Solano Ruiz, y pese a los procedimientos que rozan a Clímaco Aldape Utrera, Humberto Enrique López Arellano y Víctor Hugo Pery Pérez, el muelle sigue operando igual, no hablamos de “manzanas podridas”: hablamos de una captura vigente.
Y si no es así, que lo demuestren con bitácoras, aforos, CFDI y video; no con adjetivos.
La tentación será usar esto como mercancía electoral. Error. Tampico le habla al país entero: o institucionalizamos la trazabilidad —manifiestos, aforos, CFDI y CCTV interconectados con alertas— y separamos llaves (seguridad, administración, fiscalización), o seguiremos cambiando la foto sin cambiar el sistema. En los muelles lo saben: el negocio sobrevive a los titulares; lo único que no resiste es la luz.
Aquí nadie pide milagros.
Se pide la verdad con folio. Y donde haya riesgo para quien se atreva a decirla, que el Estado ponga el cuerpo: traslados, escoltas, cambio de adscripción, medidas cautelares reales. No queremos más obituarios. Tampico —y Portum 21— dirán si el blindaje fue relato o si, por fin, la ley entró al muelle.
A chambear.
@GildoGarzaMx
