Últimamente hemos escuchado mucho sobre la importancia de la descarbonización, y el impacto positivo que le generaría esto a nuestro medio ambiente, pero ¿Qué es realmente y cómo podemos medir sus efectos en nuestra vida diaria ?
Empezando por el principio, la descarbonización se define como el proceso de reducción de emisiones de carbono, sobre todo de dióxido de carbono (CO2), a la atmósfera. Su objetivo es lograr una economía global con bajas emisiones que consiga atenuar el cambio climático a través de la transición energética.
“El cambio climático ya afecta de múltiples maneras a todas las regiones de la Tierra. Todo aumento del calentamiento global exacerbará los cambios que estamos experimentando”, así de claro fue lo que concluyó el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas el cual fue concluyente: Algunos de sus efectos, como el aumento de la temperatura y nivel del mar o el recrudecimiento de eventos naturales extremos, ya se están dejando notar.
Por ello es importante saber y entender lo que cada uno de nosotros le resta al planeta con nuestra huella de carbono y al saberlo, tomar las medidas necesarias para ir disminuyéndola ya que el daño que hoy tenemos, ya lo estamos padeciendo, a través de muchas consecuencias; calores extremos, desastres naturales en aumento, sequías extremas, la extinción de especies, daño a nuestra salud entre muchas cosas más.
Y esto es muy lógico cada vez somos más habitantes en el planeta, provocando una mayor demanda de absolutamente todo, y eso genera una mayor actividad industrial, que se traduce en una mayor necesidad de energía en todos los sectores; energía que, a estas alturas ya no puede venir de combustibles fósiles,debe provenir forzosamente de fuentes de origen renovable para que se pueda lograr los objetivos de descarbonización necesarios.
Así que con esta conciencia es indispensable entender porque el sentido de urgencia por implementar acciones diferentes, para que se produzcan cambios en todos los sectores de la actividad económica; especialmente en el de la energía, el transporte, la construcción y por supuesto la industria, los cuatro sectores más relevantes en los que se consume energía y donde se producen importantes emisiones de CO2.
Con esto pretendo dejar muy claro que no hay, no existe otro camino, que el de alcanzar las cero emisiones netas, o al menos acercarse lo más posible a ello.
El Acuerdo de París, firmado hace 8 años, el cual hoy tiene más sentido y más vigencia que nunca, estableció el objetivo de limitar el aumento del calentamiento global medio a 1,5°C; objetivo que solo se podrá alcanzar con el compromiso y trabajo de todos; Gobierno, iniciativa privada y sociedad en general.
Afortunadamente en Querétaro se respira un viento favorable en cuanto a las necesidades de descarbonización, con la visión del gobierno estatal; muy específico de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y la Subsecretaría de medio ambiente, desde donde se están implementando planes y estrategias de descarbonización en los sectores económicos, así como también se está desarrollando la vinculación empresarial para promover la economía circular, y reduciendo la emisión de contaminantes al medio ambiente, esto para poder preservar los ecosistemas, y es justo así que debe ser el camino; apostarle a la inclusión de toda la sociedad, a la innovación y sobre todo la búsqueda de nuevas tecnologías.