Los partidos políticos, coaligados o no, han mostrado en los anuncios precios de sus métodos, selección y candidaturas para la renovación de la Cámara de Diputados, paso previo según los politólogos de café, para iniciar la batalla definitiva contra Morena, su verdadera fuerza: ninguna.
También, en algunos casos, en cuanto a gobiernos estatales.
Resulta inútil el empeño: ¿a dónde van a dar sin cuadros o con candidaturas caprichosas al estilo del PRI o de Acción Nacional en cuyas filas militan los eternos o las posiciones se reparten entre los amigos de quien lleva el cuchillo para cortar el pastel?
Un amigo de confianza me dijo hace un par de días: Gómez Villanueva va como candidato plurinominal. Y en son de broma comentó: esta preocupado Augusto, se queja de los escasos tres años de una curul en San Lázaro..
–¿Y después qué voy a hacer?, se lamentaba.
Y tiene razón: a los 90 años todavía hay mucho por hacer.
Pero entre la pesca de ignorantes con fama; deportistas sin talento ni siquiera para el deporte o cantantes tan espantosamente malas como Paquita “La del Barrio”, la oposición no podrá hacer nada más allá del ridículo. No aprendieron con desperdicios como Carmen Salinas o Irma Serrano.
Morena tampoco tiene lumbreras con las cuales representar dignamente a los ciudadanos, pero la calidad no es una de sus necesidades. Son militantes, activistas furibundos, cuyo empeño se ha cimentado en las movilizaciones sociales. Y con el barniz del poder cualquier “Adelita guarurita” termina como candidata o de menos “experta” en administración fiscal.
Pero a Morena nada le preocupa, excepto sus pleitos internos. O ni eso.
Sus votantes tienen los ojos cerrados y el estómago agradecido por los programas sociales. Y ahora, con la administración de la vacuna, venga cuando venga, van a asegurar miles de fidelidades.
Pero ellos no requieren persuadir a nadie.
Como dijo Unamuno, no necesitan convencer si ya han vencido. La inercia del poder, las carretadas de dinero, la propaganda incesante y la anemia de las oposiciones, les va alcanzar para ganar esto y más.
Pero los adversarios necesitan convencer.
Y el camino escogido, al menos por cuanto se puede apreciar ahora, no ofrece llevar a la ruta de la persuasión. No se ven figuras con arrastre ni con personalidad. Tampoco programas ciertos.
Llevar a la Cámara de Diputados a la señora Margarita Zavala de Calderón, equivale a desperdiciar un asiento. Su paso nocturno por la Cámara la precede.
Y por cuanto hace los demás candidatos, de otras ofertas políticas, pues el asunto es para salir corriendo.
¿De veras se puede tomar en serio a Samuel García en Nuevo León, quien sale del Senado para buscar el ejecutivo de Nuevo León?
Hoy no se va a probar la fuerza de las oposiciones.
Se va poner a prueba la fuerza de Morena. A ver si la indignación del altiplano –como ejemplo–, resulta suficiente para contrarrestar la fuerza del acarreo y el mendrugo en Guerrero de la candidatura de Félix Salgado, cuyo periódico (Ginés Sánchez) apenas ayer decía:
“…Estamos ante la presencia de un movimiento feminista desvirtuado, cuando no es por la infiltración en sus marchas por delincuentes financiados por motivaciones de todo tipo, sin reparo en utilizar a la mujer como alfil para linchamientos públicos de partes interesadas en todo menos en las justas causas defendidas por la lucha feminista, ya aparentemente tan alejada de aquel movimiento que logró, en los años 50 del siglo pasado, el voto femenino en México y otras tan valiosas, innegables y merecidas conquistas; es imperativo que se entienda algo: el bien y el mal no están en el género (masculino o femenino), sino en la especie (el ser humano) y su condición, no pocas veces, perversa y tóxica.
“En estos momentos, en el movimiento feminista, se esconde la bajeza de calumniar a un candidato a la gubernatura de Guerrero, con una familia que sale lastimada, esto es porque en toda encuesta o sondeo luce simplemente inalcanzable; conveniente, y después de décadas sin una palabra que lo relacionara con felonía alguna, se pretende hacerlo percibir casi, casi como un asesino serial…”
Todo es una simulación, como eso de prometer una investigación federal en el caso “Mariana”, en Chiapas, a través de un equipo especial (como si hiciera falta mucha especialización para aclarar un feminicidio), cuya firmeza “bucareliana” subsane los defectos iniciales.
Pura mascarada, mero carnaval de apariencias. Pero así es el poder: abusivo e indiferente.