Escribo de una persona que admiro por lo que hace desde que lo conozco, hace 35 años: reparte condones desde los 80, cuando surge el vih/sida como tema nacional; es imagen pública que los medios de comunicación usan para su ilustración de la Marcha del Orgullo Gay, cada junio; fotógrafos reconocidos han pedido que modele como figura trans o drag queen o simplemente gay; una figura delgada, morena, sonriente y mexicanísima que aparenta no tener edad y ser la juventud su luz eterna; en tiempos de pandemia estuvo repartiendo despensas y comida a los más necesitados de los barrios jodidos del Centro Histórico, o ha sido rescatista en los sismos. Polo Gómez se llama y es la alegría ante cualquier adversidad.
Es más amigo en las desgracias que en las fiestas o reventones, que no excluye; a él acuden un sinnúmero de compañeros de ruta cuando necesitan un favor, requieren apoyo o buscan compañía para paliar la soledad. Él se hace ver en toda ocasión. Estuvo en la presentación de mi libro El clóset de cristal. Me dijo: “sí, mana: me cambió rapidiux, me pongo mis pestañiux y la peluca, ¡y lixta para la pasarela!”. La sonrisa de Polo contagia. Subía a la camioneta de Alejandro Reza y ondeaba la bandera arcoíris en el Zócalo. Camina con destreza por Paseo de la Reforma y reparte condones: “para que se cuiden, para que no se infecten del bicho, para que protejan a los demás”.
Cuando surge el movimiento zapatista de 1994 con el subcomandante Marcos, él/ella se vistió de la Comandante Ramona –o Remona–: la imagen dio vuelta al mundo, con medios internacionales. Cuando la marcha cumplió 15 años iba vestida de quinceañera: fue furor de los reporteros gráficos. Su colección de fotografías merece una exposición para la historia. Pero no se la cree. Sencillo, afable, nadie lo ha visto peleando por el reparto de presupuestos que se otorgan por los derechos humanos del movimiento LGBTTTQ+.
Por eso nos da alegría el reconocimiento del gobierno de la Ciudad de México al concederle un espacio por su trabajo con el reconocido “Condomóvil”, que ha recorrido casi todo el país. Felicidades a la figura que ha cohesionado a varias generaciones a través del tiempo.
Un orgullo ser amigo de Polo Gómez.