Francisco Morales
En 1939, Alice Rahon dejó en su poema Reloj de arena acostado un par de versos que la definieron: “Este es mi rostro en llamas / visto en el espejo de los fantasmas”.
A 120 años de su nacimiento, que se cumplen este junio, el rostro verdadero de la pintora y poeta busca ser revelado a través de una exposición que aborda su obra a plenitud, sin constreñirse por las etiquetas limitantes que la han descrito, únicamente, como una representante del surrealismo.
Inaugurada este 6 de febrero en la Galería Óscar Román (Julio Verne 14, Polanco), la muestra El espejo de los fantasmas está compuesta por 22 obras de Rahon (1904-1987) que la confirman como una precursora del arte abstracto en México, como una disidente del surrealismo postulado por André Bretón y, en suma, como una creadora innovadora.
“Me parece una artista sumamente revolucionaria”, define el investigador Emmanuel Razo, uno de los curadores.
“Quizás de repente hacia Alice Rahon no hay tantos vínculos hacia esa historia íntima y esas narrativas íntimas que de repente encontramos en otras mujeres surrealistas o en otras mujeres pintoras. A veces pareciera que tenemos que recurrir a esta situación íntima para mirarlas, cuando realmente el enfoque del trabajo y el aporte artístico de Alice Rahon ha sido lo que la ha mantenido en vigencia y en lectura por grandes críticos”, señala.
Nacida en Chenecey-Buillon, Francia, la poeta llegó a este País en 1939 e, inspirada por lo que encontró, decretó lo siguiente: “los colores de México me hicieron cambiar la pluma por el pincel”.
Proveniente del grupo surrealista de André Breton, Rahon participó junto con su entonces esposo, el artista Wolfgang Paalen, en la revista DYN, donde ambos postularon una forma distinta de la corriente artística a la que pertenecieron.
“Una disidencia hacia el surrealismo bretoniano, donde plantean una no-figuración dentro del surrealismo, y esto es importante de apreciar, porque a veces se tiene mucho la apreciación del surrealismo figurativo, pero ver este desplazamiento que realizan, donde vienen otras revisiones plásticas u otros arriesgos plásticos, resulta bien interesante”, apunta Razo.
Las obras de la exposición, fechadas entre la década del 40 y el 70, muestran cómo Alice Rahon incursionó en la pintura abstracta de forma pionera en México, lo que resultó en un diálogo artístico con sus contemporáneos y con los creadores que la sucedieron.
Esto puede verse con la inclusión en la muestra de 35 obras de artistas directamente relacionados con el surrealismo, como Leonora Carrington y Alan Glass, y otros ya de la Generación de la Ruptura, como Manuel Felguérez y Lilia Carrillo.
“Un diálogo con los otros artistas que también estaban trabajando, por periodos, en el abstraccionismo, y que revela cómo ella estaba adelantada a esos momentos y cómo podemos ver esa integración con los otros artistas de estos periodos”, explica el galerista Óscar Román.
“Vamos a tener obra muy interesante de Fernando García Ponce, de Gunther Gerzso, de Mathias Goeritz, de Leonora Carrington, de Remedios Varo, de Bridget Tichenor y de Jaqueline Lambda, y yo creo que abre muchísimo esta relación que ella mantuvo durante tantos años”, abunda.
La galería fundada por Román realiza este nuevo homenaje a Rahon exactamente a 30 años del primero que le rindieron, y al mismo tiempo que la exposición Impresiones, en el Museo Kaluz, curada por Daniel Garza Usabiaga, a quien dan crédito de haber propuesto la tesis de que la artista fue precursora del arte abstracto en México.
Dos muestras distintas, pero complementarias, que refrendan la necesidad de seguir indagando en la obra de la pintora y de, por fin, dejar atrás las concepciones simplistas de su obra.
“Yo creo que es cada vez más fuerte el interés, pero no nada más el interés, sino que vemos que varias colecciones importantes, como la del Chicago Art Institute ya adquirió obra de Alice Rahon, el Museo MALBA de Argentina ya tiene obra en su colección, y vemos también el interés de varias fundaciones y museos a nivel internacional, que cada vez están interesados y obviamente están buscando este tipo de obras”, celebra Román.
No obstante, con todo ello, señalan todavía un pendiente.
“Para nosotros, el clímax de todo este trabajo va a ser, definitivamente, tratar de que Alice sea conocida, como dicen, en su propia tierra, y que tenga una exposición importante en Francia. A pesar de que ha estado en otras muestras colectivas, falta esa exposición icónica que la dé a conocer y que la gente pueda reconocerla como esa maravillosa artista que es”, concluye el galerista.
El rostro en llamas de Alice Rahon, ante el espejo de los fantasmas, sigue todavía por revelarse en el país donde nació hace 120 años.