En las imágenes del fotógrafo se cuela la ideología, quiérase o no. Guerras de Centroamérica: Nicaragua con los sandinistas, hoy en plena animadversión con Daniel Ortega en presidencia; Guatemala en los frentes de resistencia o con los refugiados, batallas perdidas; El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, ilusión que no cuajó. O Haití. O el mundo saharaui. México con Chiapas y el subcomandante Marcos, que recordó a mexicanos la existencia de indígenas olvidados en espera de justicia. Sin querer las instantáneas son reflejo del fracaso de las revoluciones armadas. Vidas perdidas…
El libro Pedro Valtierra, mirada y testimonio es una irregular impresión de sus fotos. Y peor: una mala edición o curaduría porque no avala y fracasa en su intento de admirar una trayectoria sólida en el campo visual. Nadie duda de la labor del reportero gráfico, su eficacia para captar aquel instante donde Fidel Castro va para un lado y Juan Pablo II, por otro, en la Cuba de 1998. En mujeres indígenas empujando a militares para romper el cerco en Chenalhó, Chiapas, en 1998. O los mineros de Real del Monte, en Hidalgo, desnudos, en huelga en 1985. Es imposible no decir que Pedro Valtierra tiene ojo político para las imágenes del momento. Nadie como él. Su virtud, sin duda, pero también su pecado porque los contextos importan para hablar de su trabajo donde la foto requiere explicación.
Merecidamente acaban de otorgarle el Premio Nacional Fernando Benítez en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El libro sobre él no hace honor a sus grandes imágenes. Está saturado y repetitivo. Menos hubiera sido más. Aunque se privilegia la fotografía el diseño no aporta al vacío que requiere un instante de luz. Sería deseable una selección rigurosa donde brille el ojo del artista –eso es: un creador–, comprometido con las causas reivindicativas de pueblos oprimidos. Y también con los usos y costumbres del lugar que lo vio nacer: Zacatecas.
Cubrió de belleza el horror de las guerras, que mayormente se publicaron en dos diarios ya históricos: Unomásuno y La Jornada. Hoy su presente es la revista Cuartoscuro, un aporte visual al paso del tiempo. ¡Felicidades, Pedro Valtierra!