Roberto Antonio Velázquez Nieto y Gabriela Cabrera Herbert
El presidente de Mexico, Andrés Manuel López Obrador, anunció el martes que las relaciones del gobierno mexicano con las embajadas de Estados Unidos y Canadá quedaban en “pausa” tras las críticas que funcionarios de ambos países hicieron a la reforma judicial propuesta por el mandatario.
El jueves pasado el embajador estadounidense en Mexico, Ken Salazar, dijo que la propuesta oficialista, que, entre otras cosas, implica que los jueces sean elegidos por voto popular, supondría un riesgo para la democracia mexicana y podría poner en peligro la relación comercial con Estados Unidos. Por su parte, Canadá manifestó una preocupación similar.
El término de relaciones “en pausa” no es un concepto diplomático formal y sus consecuencias nos están claras aunque el mandatario lo ha utilizado en otras ocasiones con otras naciones.
Alicia Barcena, secretaria de Relaciones Exteriores de Mexico, dijo a través de sus redes sociales que la relación con los “amigos y vecinos de Norteamérica es prioritaria y fundamental y, a nivel cotidiano, sigue fluida y normal”.
López Obrador aseguró que el gobierno no pedirá a Salazar que abandone el país porque consideró que esos comentarios tenían como origen el Departamento de Estado, pero pidió una rectificación.
López Obrador, quien aclaró que no se trata de una “pausa” en la relación con el gobierno de Joe Biden. “Ojalá ya haya, por parte de ellos, un rectificación de que van a ser respetuosos de la independencia de Mexico, de la soberanía de nuestro país Mientras no haya esto, y sigan con esta política, hay pausa”, agregó, insistiendo en que está eta con las embajadas y no con sus gobiernos.
La “pausa” con Estados, es muy delicada debido a la intensa relación bilateral entre ambos países y porque estas críticas llegan cuando la cooperación en temas de seguridad ya se ha visto deteriorada en el último mes por la polémica generada tras las detenciones de los líderes del cartel de Sinaloa, Ismael el Mayo Zambada y Joaquín López, quienes llegaron a Texas en un misterioso vuelo privado.
Además, Mexico, Estados Unidos y Canadá, como miembros del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TEMEC, comparten una relación comercial crucial que, en 2022 dio lugar a un comercio estimado en 1.8 billones de dólares, en 2023, sólo el intercambio comercial entre Mexico y Estados Unidos alcanzó los 745.000 millones de dólares, según datos oficiales mexicanos.
Los reparos de Estados Unidos también son compartidos por inversionistas enfocados en la moneda, los bonos y las acciones mexicanas, que temen que la reforma pueda resultar una politización del poder judicial, como señaló la consultora británica Capital Economics.
Tal escenario podría elevar preocupaciones en torno a la resolución imparcial de las disputas entre los negocios y el gobierno, agregó la firma en un reporte a sus clientes.
Bancos de inversión como Morgan Stanley ya dieron un paso más al recomendar a sus clientes a disminuí su exposición a las empresas mexicanas que cotizan en la bolsa.
La firma considera que remplazar el sistema judicial aumentará las primas de riesgo y limitaría el gasto de capital de las empresas, en momentos en que la re localización de fábricas en Mexico nearshoring demanda incrementar las inversiones.
El jueves pasado el embajador estadounidense afirmó que las “democracias no pueden funcionar sin un poder judicial fuerte, independiente y sin corrupción”. “Cualquier reforma judicial debe tener las salvaguardas que garanticen que el poder judicial sea fortalecido y no esté sujeto a las condiciones de la política,” declaró.
López Obrador calificó entonces los comentarios de Salazar, un diplomático muy cercano al mandatario durante toda su administración, como una “falta de respeto a nuestra soberanía.”
Y Mexico envío una nota diplomática a Estados Unidos al respecto. En su protesta diplomática, la cancillería mexicana tilda la declaración del embajador Salazar de injerista, desafortunada e imprudente y aseguró que el objetivo de la reforma judicial es combatir la corrupción y no apoderarse de la justicia.
Tras el cruce de declaraciones y mientras el embajador estadounidense intentaba suavizar el tono de sus críticas, miembros republicanos y demócratas de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense emitieron una declaración conjunta en la que expresaban su profunda preocupación por la reforma y otras iniciativas de cambios constitucionales porque en su opinión, podría ser contrario al T-MEC.
“Nosotros no vamos a darles consejos allá ni a decir que está bien y que está mal… claro que podemos dialogar, nada más que hay cosas que sólo atañen a nuestra país”, subrayó López Obrador.
No hay que olvidar que la elección popular de jueces, magistrados y Ministros de la Corte, estuvo vigente un breve período y único de la Republica restaurada de 1867-1876.
Por su parte, la presidenta electa de Mexico, Claudia Sheinbaum, respaldó la pausa diplomática de AMLO en una conferencia de prensa: “por supuesto que vamos a respaldar siempre al presidente de la República y eso no quiere decir que cambien las relaciones con Estados Unidos y Canadá, pero es importante que las y los embajadores de estos países sepan que hay temas que corresponden exclusivamente a las y los mexicanos.
Esta iniciativa de reforma constitucional lleva meses generando tensión en Mexico porque sus críticos consideran que podría comprometer la independencia judicial al dejar la designación de jueces a cuestión de popularidad. Este mes incrementaron las voces en su contra, tanto de académicos como de entidades de análisis económico y de los jueces y trabajadores del Poder Judicial de la Federación, que iniciaron un paro de labores han protagonizado diversas protestas en todo el país.
Ante este convulso escenario la presidenta electa Claudia Sheimbaum, llamó a los diputados de su partido a no precipitarse con la reforma al poder judicial para respetar los tiempos. Una reforma que de ser aprobada nos va regresar al siglo XIX, o bien el pueblo mexicano sabio y bueno podrá elegir a sus jueces.