VISIÓN POLÍTICA
Ante el confinamiento y encierro de millones de personas en el mundo por una enfermedad de la que aún no se ha encontrado cura me hace pensar lo diminutos y vulnerables que somos ante la vida misma. Existir, vivir y sobrevivir son cosas muy diferentes.
Estamos listos para una nueva normalidad que se avecina, pero como todo, es gradual. La readaptación después de meses de aislamiento total cuesta trabajo.
Pero…, hoy me enfoco en aquellas reflexiones de antes y después del COVID 2019. Quiero comunicar mis pensamientos, esperando poder contribuir de manera significativa en cada uno de ustedes.
Comparto:
Me han dicho que soy una persona utópica varias veces, ¿y por qué no serlo?, al enfrentarnos en la vida ante las injusticias, la corrupción, la impunidad, la misoginia, la intolerancia, las enfermedades, la poca empatía y educación que muchos individuos padecen día con día, y no hacer nada al respecto, raya para mí en una bajeza e inmoralidad que no puedo soportar.
Vivimos en una colectividad que compite, cuando debemos compartir. En una célula que solo vela por sus intereses y que muchas veces cae en un individualismo en donde el prójimo pasa a segundo término. Se trata sencillamente de buscar el bienestar del otro, de brindar apoyo mutuo y tender la mano a quien más lo requiera en momentos de miedo, dolor y necesidad.
Y con esto menciono varios dichos que de verdad, no dejan de darme vueltas en la cabeza “los mexicanos, como los cangrejos”, “mujeres juntas ni difuntas”. Romper los paradigmas a los que estamos inmersos como sociedad tiene que convertirse en una realidad y eso depende de cada uno de nosotros. Ayudar a nuestras amigas, mujeres y hombres también, a superarse tanto en lo personal como en lo profesional, realizar campañas de difusión de las empresas de nuestras amistades para que se tengan un mayor alcance, sobre todo ahora que se reabren negocios, no aceptar moches, no dar mordidas, profesar con honestidad y lealtad, ser más tolerantes con la gente que nos rodea, pregonar con educación, valores y ser más empáticos con nuestros semejantes.
Si bien, cada ser humano tiene aprox. 60 mil pensamientos al día negativos y positivos, tolerar las miles de ideas de cada persona es de suma importancia para una sociedad armónica, pues la pluralidad de opiniones enriquece, fortalecen y potencializan a una Nación.
Comenta una de mis mejores amigas (María Pérez), formar un mundo ecuménico, que fomente el diálogo, la escucha constante, dejar de juzgar y empezar a admirar, edifiquemos, construyamos y nunca dejemos de soñar.
Espero que esta adversidad como la contingencia, nos ayude a ser mas solidarios y altruistas. Dejar de pensar un poco en nosotros y cavilar más sobre la persona que tenemos a lado, nuestro vecino, amigo, colega, conocido, compañero (a) de trabajo, familia. Detenernos a mirar y ahondar en las situación del otro nos hará seres humanos más que preocupados y ocupados en los demás.