Tengo el honor de escribir sobre un hombre excepcional, amable, accesible, y con un gran cúmulo de experiencias y conocimientos; con una visión única, que hoy por hoy ha puesto a nuestro querido Museo de Arte de Querétaro con un estándar de alta calidad, con exquisitas y bien cuidadas exposiciones.
Cuenta con más de 38 años de experiencia en organización y montaje de exposiciones y ha sido galerista y promotor de artistas.
El 13 de octubre del 2021 comenzó su labor como director del MAQRO.
En su propia voz, nos platica su historia: “Afortunadamente, por regalo de la vida, crecí en un hogar donde se respiraba arte. Mi padre era un apasionado coleccionista. Desde que yo tuve uso de razón, comencé a ver arte en mi casa, viví rodeado de pinturas y vi de todo: obras de Joaquín Clausell, José María Velasco, Remedios Varo, entre otros pintores. Muchas veces, estaban ahí por un tiempo y luego mi padre las vendía y compraba otras. Así nació mi amor por el arte”.
Como cualquier muchacho rebelde, decidió estudiar psicología y no arte. A la mitad de la licenciatura de psicología, comenzó a estudiar administración a la par. Terminó con éxito ambas carreras y se preguntó: ¿Y mi pasión, dónde la voy a dejar? De ahí, se inscribió en el Claustro de Sor Juana para realizar una maestría en historia del arte y empezó a combinar actividades. Trabajó en editoriales como la de Miguel Ángel Porrúa, estuvo con su padre en el negocio de laboratorios químicos, pero se dio cuenta de que su verdadero camino estaba en el arte.
Comenzó a mover la obra de Claudia Ramos. A partir de esa experiencia, otros artistas comenzaron a pedirle promoverlos en diferentes galerías. Antonio Arelle tenía 21 años, buscando espacios y vendiendo obra. En esa época falleció su madre y su padre ya no quería vivir en la misma casa. El joven Antonio decidió mudar su residencia a la ciudad de Nueva York. Fue recomendado en Christie’s para trabajar en el departamento Old Masters, en la gestión de subastas: “Lo manejamos como un intership durante casi tres años entre Christie’s y Sotheby’s. Ahí fue donde más aprendí de subastas y llegué a adquirir muchas tablas, entendí cómo se movía el arte y cuánto importaba el talento, así como el promotor, la subasta y el dinero”.
Con respecto de sus experiencias en Nueva York: “En esos cinco años estuve en el intership y al mismo tiempo realizando la investigación para escribir un libro con Robert Schwartz, retirado director de Harper’s Bazaar, sobre la globalización, antes de los ataques del 11 de septiembre. Hice gran parte de la investigación y tuve la oportunidad de conocer a personas muy interesantes y sus teorías sobre lo que estaba sucediendo en el mundo en ese momento, así como las convenciones de Davos, que nos ofrecían información orientadora”.
Sobre sus momentos clave, nos comparte: “Por medio de Bob Shwartz conocí a Jim Garrison, el presidente del State of the World Forum, quien me invitó a ser el enlace para traer ese foro a México, lo cual ocurrió en la administración del presidente Fox, quien lo inauguró. Fui el enlace entre México y Estados Unidos, lo hicimos en el hotel Presidente Chapultepec y fue una maravillosa experiencia, donde conocí a personalidades mundiales que me estremecieron, puede estrechar la mano de Nelson Mandela, Margaret Thatcher, Jane Goodall, Miguel de la Madrid y al grupo de estadistas perteneciente a la Comisión de Globalización. Fue una experiencia única en mi vida”.
Por destino, después de ese foro, Antonio Arelle se quedó en México, con un gran bagaje de conocimientos y experiencia. “Además, le debía moralmente a mis artistas, así que abrí mi primera galería en San Ángel junto con Porrúa, luego tuve una en Zona Rosa y otra pequeña en Polanco y pasé un tiempo en el mundo de las galerías, donde hice una cartera de artistas bastante respetable. Como traía las estrategias de Nueva York, comenzamos a vender y a posicionar a nuestros artistas. Después abrimos una productora y nos metimos a la producción de comerciales, y seguía vendiendo la obra de varios artistas como Joy Laville, una de mis favoritas. Cada vez que le vendía una obra, le llevaba una botella de champán a Jilotepec, Morelos. Un día, nos preguntó: ‘¿Por qué viven todavía en la Ciudad de México?, miren qué lindo se puede vivir fuera de la ciudad’. Ella nos sugirió que nos fuéramos de ahí. Esa fue la primera vez que nos planteamos movernos de ciudad, pero necesitábamos que estuviera cerca de la Ciudad de México”.
Antonio Arelle es ahora un habitante de nuestra ciudad, a la que ha convertido en suya. “Llegamos a Querétaro en el 2009. La primera puerta que tocamos fue la Casa del Atrio y aquí nos quedamos. Comenzamos con una galería muy al estilo neoyorquino pero curiosamente las personas nos pedían antigüedades, por lo que decidimos cambiar el concepto y a la par seguir vendiendo en México a nuestros artistas desde nuestro nuevo hogar. Promoví y vendí a los artistas queretanos en México. Salió la oportunidad de hacer una exposición en N.Y. de artistas figurativos con el New York Academy of Arts, organicé a algunos artistas queretanos, de México y de Latino América, como Román Miranda, Gustavo Villegas, Rocío Caballero, Yoel Díaz, de Cuba. Por extraña razón, la exposición se quedó permanentemente en Estados Unidos, así que la envié a una galería de Mesa, Arizona; y a otra en San Antonio con mucho éxito. Comenzamos a trascender fronteras para los pintores talentosos de Querétaro y México, a N.Y y viceversa”.
Su trabajo en el Museo de Arte ha tenido una enorme trascendencia. Sobre esa responsabilidad, afirma: “Mi labor es de mucho instinto, tengo entrenado el ojo. Con todos estos años, te armas una estética, como si tu cabeza tuviera una estructura en donde todo ese conocimiento se puede reestructurar de alguna forma. Cuando entré al museo, hice una lista: ¿qué tengo?, ¿a quién conozco? La respuesta es: a varios de los más importantes coleccionistas de México. Conozco a más de 40 artistas buenos en México, ya que llevo 30 años promoviendo su obra, artistas vivos. Partiendo de esa premisa, organicé mi primer enfoque: Vamos a traer a Querétaro algo que no se haya visto antes”.
Antonio Arelle, con la sensibilidad que le caracteriza, ha abierto las puertas del Museo de Arte a los proyectos de Querétaro. Su primera exposición como director del MAQRO fue una muestra sobre la Guadalupana: “Le hablé a Rodrigo Rivero Lake, quien me prestó esa bellísima obra para arrancar mi gestión bajo el ojo de nuestra Lupita, con una gran presentación, utilicé azules de fondo. Con mi equipo, comenzamos a armar proyectos nuevos con todas las ideas que traía en la cabeza, dándole una nueva estructura. Así armé todo el año de exposiciones y eventos. Mi labor fue entender: ¿De dónde viene el museo? ¿A dónde queremos que vaya? y siempre consciente de que me debo acercar a los que saben, a platicar con directores de importantes museos, a aprender todo lo que pudiera para el MAQRO y ofrecerle lo mejor de mí y mi experiencia.
Concertado con la licenciada Marcela Herbert, Secretaria de Cultura del Estado y apoyado por su gran equipo de trabajo, con ese plan estructural, comenzamos a organizar las siguientes exposiciones con el equipo del MAQRO, personas profesionales, entusiastas, y que han desarrollado su creatividad con un sinfín de ideas y sobre todo valorando y trabajando en equipo por el bienestar del museo.
Me siento muy cobijado también por la Asociación de Amigos del MAQRO, quienes siempre han velado por su bienestar y me han apoyado incondicionalmente para que el museo esté bien conservado y siempre esté vivo.
Otro apoyo importante al museo es el Voluntariado Docente, quienes con gran entusiasmo, planean y ejecutan, junto con Servicios Educativos, todos los cursos y visitas guiadas. Siempre atentos a transmitir a nuestros visitantes, sus conocimientos de la maravillosa iconografía de nuestro patio barroco.”
“Cuando el señor Gobernador nos dijo que nuestra labor era ser funcionarios públicos honorables y llevar a Querétaro al siguiente nivel, se me quedó desde el día uno en la cabeza y dije: ‘Nos vamos al siguiente nivel con los mejores artistas y exposiciones que pueda conseguir para el público de Querétaro, un maravilloso estado al cual estoy muy agradecido’. Cuando pongo una exposición, me imagino cómo la van a ver y a recibir las personas. No voy a poner una exposición para que se vea bonita o para complacer al artista, sino para que tenga un efecto: que los visitantes se llenen de estética y belleza, conozcan a un artista que no conocían, o la obra nueva de un creador que ya conocían pero que les cause ese efecto. El arte debe moverte por dentro y causarte emoción. Si logro eso, ya logré mi objetivo”.
Con respecto a exposiciones diferentes: “Algunos ejemplos son las exposiciones de Pablo Rulfo sobre las fotografias de Romualdo García; la de Otredades; Mujeres Entretejidas, por mencionar algunas, muestras que colgamos y armamos de una forma diferente, por partes, algunas ideas que tenía preconcebidas y otras que traje de museos y exposiciones de Europa. MAQRO está armando vanguardia, rompiendo algunos esquemas y atreviéndonos a presentar el arte de una forma diferente.
Para la exposición de Filippo Giusti, presentamos al artista pintando en en el museo y fue una experiencia importante para la gente.
Una sala de arte debe tener contenido para que el visitante pueda disfrutar pieza por pieza, pero también hay maneras en las que un bloque de pinturas puede dar lo que no te puede dar una fila de obras, hay que pensar la forma de presentar cada una de las exposiciones para intentar expresar, de la manera más honesta, el sentir de la colección. Soy algo atrevido y me encanta jugar con las formas y los colores, para tratar de producir ese efecto”.
Un hombre que percibe la reacción de los visitantes, afirma: “Soy un poco antisocial en cuanto a los reconocimientos, para mí el más grande, es cuando se inaugura una exposición y lo primero que hago es pararme en la puerta de la sala para ver las expresiones de las personas. Es mi intención el procurar el placer estético a otros, eso es lo que me motiva y me mueve para saber que estoy haciendo bien mi trabajo. Soy afortunado en mediar y escuchar a otros, en buscar una opción y crear espacios para apoyar talentos, como el programa de artista emergente, o cuando armamos una exposición colectiva. La idea es siempre darle cabida al talento, este es el museo de la gente, de Querétaro, de todos. Yo sólo llevo temporalmente el timón de este hermoso barco y tengo la convicción de que la calidad debe ser muy alta, que nuestro espacio tiene un alto estándar y que debo respetar la importante vocación de nuestro museo”.
Para finalizar, Antonio Arelle comenta que para el 22 de septiembre, cuando se celebre el 35 aniversario del Museo de Arte de Querétaro, se inaugurarán varias importantes exposiciones que ha gestionado por muchos meses y que cree que van a ser del agrado del público.