¿Cuatro días de descanso en Hong Kong ha dicho Francisco Contreras? Más bien cuatro días de nuevas anécdotas.
La reacción de la inyección contra el tétano se produjo en el segundo día en Hong Kong. Como a las tres de la mañana tenía las manos como manoplas, y las piernas, todo el cuerpo hinchado. Muy asustado levanté a Mario. ¿Qué te pasó? Pues no sé, pero veme cómo estoy. ¡Hay que llamar al doctor del hotel! Sube un inglés. ¿Que tengo?, le pregunto. Pues no sé. Me declaro incompetente. ¿Cómo?, protestamos, y llamamos a una ambulancia. A las cuatro de la mañana me llevaron al hospital. Me metieron a un cuarto, y yo todo jodido, medio desmayado, no podía doblar los dedos… Me acuestan y llega un doctor chino. ¿Dónde has estado? En la India, jugando Copa Davis. ¿Y qué pasó ahí? Me caí en una cancha de caca de vaca y me inyectaron contra el tétano. Okey. Vas a estar bien. Me lo dijo con tal seguridad que pensé: aquí llegó Diosito a ayudarme. Me inyectó, quién sabe cuántas cosas me hizo, brazos, nalgas, llegaban enfermeras, ¡pim!, ¡pam!, ¡pom!, como ballena con arpones. Y a las cuatro de la tarde estaba yo perfecto. Ya nos había alcanzado Víctor Millet, el presidente de la federación.
Cuando me recuperé fuimos a una tienda para mandarnos hacer unos smokings, porque nos habían advertido los australianos: “tienen que vestir smoking en la fiesta del sábado. No teníamos con qué pagarlos, pero íbamos a ver… La tienda era de un hindú, y al saber que ahí estaba el equipo mexicano que le había ganado a la India, salió a saludarnos y comenzó a hablar de tenis. ¿Juegas?, le pregunté. Me dijo “just a little” con un fingido aire de modestia. Pues mi presidente también, le dije, y señalé a Víctor. Y Víctor: pues un poquito. Y yo pensando: “este pinche hindú no le puede ganar. Está medio regordete”. Oiga, nos estamos haciendo unos smokings aquí. ¿Qué tal que nos jugamos la cuenta? Usted contra mi presidente. Doble o nada. Víctor, ¿te la juegas? No friegues, Pancho, si pierdo va a ser un cuentón. No. Te la juegas. Vas a su club y le ganas. Aceptan los dos y se hace el partido. Vamos al juego, Víctor le gana al hindú, como esperé, y los smokings nos salieron gratis. Al otro día, cuando nos los entregaron, pues esta camisita también para el smoking, y esta corbatita de moño. Hablamos de esos clásicos sastres en Hong Kong de trajes y smokings en 24 horas. La cuenta fue como de 500 dólares porque éramos cuatro y Víctor aprovechó para hacerse su smoking.
Pancho Contreras