Lunes 3 de diciembre. México-India por el pase a la final Copa Davis. Se colman las tribunas: ocho mil personas. Una de ellas es el embajador Octavio Paz. Le rodean Víctor Millet y Luis Quiroz, presidente y tesorero de la FMT. El sol cae a plomo cuando Palafox se enfila a una victoria de tres sets sobre el inexperto Murkejea. A continuación, el duelo esperado entre los mejores jugadores de ambos países: Osuna-Krishnan. Primer set de alternativas: Krishnan gana cinco juegos sucesivos después de un rompimiento: 4-1. Se trepa a 5-2 y tiene set point que Rafael salva con espectacular volea y parte a formidable remontada hasta imponerse 8-6. En el segundo set no juega sólo contra Krishnan sino contra la multitud…
(…) en el cuarto juego Osuna envió un servicio as. El público pensó que había salido y empezó a silbar y a patear. Las súplicas del juez de silla y otros dirigentes no calmaron a la multitud y hasta el señor Subramanian, ministro del gabinete central, con impresionante capa blanca, fue al micrófono y pidió calma a los aficionados. No dio resultado y el juez tuvo que amenazar con suspender los encuentros para que se restableciese la calma.
–Will Grimsley
Rafael pierde el set 6-2. Las emociones son fuertes en el tercero, que Osuna gana 7-5. Tiene ventaja de 5-3 en el cuarto, pero Krishnan se recupera con tremendos passing shots, y empata a seis. Osuna le aplaude uno de esos disparos de respuesta imposible. Pero oscurece en la selva india. El partido proseguirá mañana… Ya. Osuna tiene el servicio. O debemos decir tenía, porque lo quiebra Krishnan, conserva el suyo y gana 8-6. Quinto set…
Osuna tomó ventaja de 3-1. Pero el hindú dibujó bellos globos al acercarse Osuna a la red y empató 3-3 (…) Con un smash que levantó el gris blanco de la cancha, Osuna tomó ventaja de 5/4. El décimo game resultó dramático: Krishnan estuvo arriba 40-30 pero Osuna igualó con preciosa volea y después ganó otro punto para lograr la ventaja. Falta en el primer servicio. En el segundo, Osuna levantó la cal de la línea y la pelota pasó sin que Krishnan la contestara. Pensando que el encuentro había terminado, Osuna brincó la red lleno de júbilo y fue a dar la mano a su víctima. Pero los jueces dijeron que el saque había sido malo. Pancho Contreras y Mario Llamas entraron a la cancha a protestar airadamente, pero los jueces se aferraron a su decisión. Contreras y los dirigentes locales se dijeron palabras duras. Mario fue sacado en vilo por dos fornidos policías. Osuna apretó los dientes y regresó a la línea de servicio. Lanzó un saque envenenado que Krishnan estrelló en la red. Y, con la ventaja, sirvió y se lanzó a la red con fiera determinación para colocar una volea asesina. El partido había terminado.
–Vernom Ram
Por unos instantes, el silencio fue absoluto. Había caído el hijo predilecto de la India. Durante cinco años no había perdido en casa. Entonces sucedió algo insólito, uno de esos momentos que yo llamaría mágico… Al principio no sabíamos qué estaba pasando. Empezó como un murmullo y fue creciendo: las ocho mil almas que abarrotaban el estadio golpeaban con los pies las graderías y gritaban al unísono, con su acento característico: “Osuná, Osuná, Osuná”. Habían captado la completa entrega con que Rafael había jugado ese día. Yo, honradamente, jamás había algo parecido: ¡un extranjero vitoreado de tal manera! El rostro del Pelón estaba cubierto de sudor y lágrimas mientras erguido, al centro de la mesa, recibía el reconocimiento. Todos estábamos impactados por el momento.
Pancho Contreras