Hace casi dos décadas, Paris Hilton lanzó su álbum debut, “Paris”, de 2006, en un momento álgido de su popularidad: un álbum de música pop que ofrecía una banda sonora a su alegre y decadente estilo de vida, anclado por el subidón de azúcar con un poco de reggae “Stars Are Blind”.
No es que haya abandonado la música desde entonces. Además de su interminable desfile de proyectos, que incluyen un libro de memorias, un documental, la continuación de “The Simple Life” para Peacock llamada “Paris and Nicole: The Encore”, y un activismo centrado en arreglar la problemática industria de terapias correctivas para adolescentes en Utah después de hablar sobre los abusos que enfrentó en la escuela Provo Canyon, es DJ, y su tan esperado segundo álbum “Infinite Icon” refleja su interés de larga data en la música dance y la cultura de club.
“La música siempre ha sido una gran pasión para mí”, dijo a The Associated Press a través de Zoom. “Alguien tenía que venir a salvar la música pop. Así que estoy aquí”.
Pero aquellos que esperan una repetición de “París” deberían buscar en otra parte.
“Mi primer álbum fue en gran medida sobre cómo era mi vida en ese momento. Era mi época de Party Girl (chica fiestera). Las canciones son muy despreocupadas y divertidas y se trata de salir a lucir sexy y pasar un buen rato”, continuó. “Este álbum definitivamente tiene un significado mucho más profundo, quería que las canciones realmente reflejaran mi vida y mi viaje y fueran introspectivas”.
Está “ADHD” (las iniciales en inglés para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad conocido en español como TDAH), una canción que replantea el diagnóstico de este transtorno como una especie de superpoder; “Legacy”, que describe como una oda a su esposo, hijos y fans, todo en uno, una canción enérgica electro-pop-punk que suena como salida de “Paris” y contemporánea para una audiencia de 2024.