Rompiendo con una añeja tradición, el Vaticano decidió quitar el rostro del Papa Francisco en las monedas de euro que acuñará a partir de este año y la sustituirá por el escudo del pontificado.
La modificación, que entrará en vigor a partir del próximo mes de marzo, fue comunicada por la Gaceta Oficial de la Unión Europea, donde son anunciados todos los cambios de las “caras nacionales” en la moneda del “viejo continente”.
Para las monedas de euro, cada país miembro de la unión tiene derecho a elegir qué sujeto representar en una de caras mientras la otra, que indica el valor, es igual para todos. El cambio establecido por el Vaticano afecta a las piezas de uno, dos, cinco, 10, 20, 50 centésimos, uno y dos euros.
Se trata del cuarto cambio del Vaticano desde el 2002, cuando los euros comenzaron a circular. El primer Papa en aparecer en estas monedas fue Juan Pablo II.
En 2005, año de la muerte de Karol Wojtyla, la Santa Sede acuñó algunos ejemplares con el símbolo de la Sede Vacante y el escudo del cardenal camarlengo de entonces, Eduardo Martínez Somalo.
La cara de Benedicto XVI, elegido el 19 de abril de 2005, fue incluida en las monedas emitidas en 2006 y en los siguientes, hasta 2013. Ese último año, con motivo de la renuncia de Joseph Ratzinger, se acuño una pieza de dos euros “conmemorativa” con el escudo del camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone.
A partir del 2014 comenzaron a circular las monedas con el rostro del Papa Francisco. Y no incluyeron sólo una imagen sino tres distintos perfiles del pontífice.
Pero Jorge Mario Bergoglio no es amante de ver su cara en cuadros y recuerdos. De ahí que no sorprenda la decisión, sin precedentes, de quitar su rostro y sustituirlo con su escudo. Algo similar ya había ocurrido con las medallas conmemorativas de sus viajes apostólicos.
La costumbre del Vaticano de acuñar se remonta a la lira. La Santa Sede, como sujeto de derecho pontificio, ha logrado siempre el permiso para emitir su propia moneda, detalle que acrecienta su soberanía y lo asemeja a un verdadero Estado.
No obstante, siempre se trató sólo de monedas metálicas y nunca billetes. Con el tiempo, las monedas del Vaticano se convirtieron en un suvenir ambicionado por coleccionistas y curiosos.
Por eso llegó un momento que prácticamente todo lo acuñado era destinado a las colecciones. Gracias a un reciente acuerdo con la Unión Europea se estableció que sólo un porcentaje de lo emitido podía ser destinado a los coleccionistas, mientras el resto debía ser de efectiva circulación.
Así actualmente en Roma y, sobre todo, en los negocios en torno al Vaticano es posible recibir de cambio monedas con la cara del Papa, aunque suelen ser raras. Con nueva decisión lo serán aún más.