La digitalización de la sociedad ha tenido tres monumentales empujones: el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación; el corona virus, que demanda la necesidad de mantener a distancia al prójimo y el teletrabajo que permite realizar la jornada laboral desde la casa. Los gobiernos electrónicos son los que ofrecen información sobre los diversos servicios públicos a través de internet. Muchas son sus ventajas: ahorra tiempo y dinero a los usuarios, pues no hay necesidad de trasladarse físicamente a las oficinas; cancela las posibilidades de corrupción, no hay el regateo de persona a persona, la relación virtual obliga a usuarios y a autoridad a hacerse más virtuosos. Por si fuera poco, aumenta la efectividad, la eficiencia y la productividad.
En esta nueva forma de relación entre la autoridad y los ciudadanos, se requieren cambios legales, educativos, institucionales y culturales por parte de los dos lados, ya no de la antigua barandilla, sino del internet. Lamentablemente en México el gobierno electrónico no ha sido desarrollado en todo su potencial. Es una simple ventanilla electrónica de información de los servicios del gobierno; la interacción del solicitante con el emisor es prácticamente nula, Avanzar a esta etapa de comunicación demandaría un personal de las instituciones más preparado y una labor pedagógica a la ciudadanía, una alfabetización digital que debería empezar desde la escuela.
No solamente los ciudadanos sino que también las autoridades desperdician las posibilidades del gobierno electrónico, en virtud de que no existe cooperación ni intercambio de información, ya no digamos en todos los portales de información de las diversos Estados e instituciones federales, sino en el las mismas dependencias de un solo Estado y sus municipios. No se ponen de acuerdo ni en los símbolos a utilizar, ni los procedimientos ni las reglas. Todo este cúmulo de diferencias, afecta a gobernados y gobernantes. Impide a los ciudadanos promover la transparencia y la rendición de cuentas; el gobierno sin estadísticas confiables no puede utilizar la información recabada por internet para orientar las políticas públicas. Es fundamental que los gobiernos de los tres niveles promuevan la investigación del gobierno electrónico.
Somos muchos y parió la abuela, el país desborda de problemas y llegó el destroyer de Morena. Sus diputados aprobaron aumentar los impuestos a las empresas de comunicación por el internet y el pago de celular, aumento que obviamente será pagado por los usuarios. El aumento del precio va en sentido contrario de las políticas imperantes de la globalización; afecta la utilización tecnológica en la emergencia sanitaria; perjudica el impulso al teletrabajo y a la implantación de la educación a larga distancia. Todas este boicot gubernamental al progreso, son exquisiteces de un crítico fifí como el servidor. Después de todo ya me está convenciendo López Obrador: “Al cabo que los revolucionarios no necesitaron computadoras”. Tiene razón, ni Hidalgo para dar el grito de independencia necesitó de micrófono. No, pus sí.