- Tiró una bandera mexicana en Houston
- Calentamiento global por candidaturas
- Juan José Jiménez se le volteó a Gilberto
- Querétaro is the shit: Agustín Dorantes
Antihéroe.
A diferencia de Juan Escutia, el cadete nayarita que, según la historia, se enredó en el lábaro patrio y murió en la defensa del Castillo de Chapultepec frente a los soldados estadounidenses el 13 de septiembre de 1847, el entonces senador Francisco Domínguez tiró la bandera de México el 5 de marzo del 2014 en Houston para protestar contra Emilio Lozoya Austin por el incumplimiento de los supuestos acuerdos económicos, moches pues, derivados de la aprobación de la reforma energética.
Uno se tiró con la bandera. El otro la tiró.
Perdón por la analogía.
El incidente, publicado aquí el 31 de agosto anterior y retomado este jueves por el periódico Reforma en primera plana con el título “una cena con moches y pleito de cantina” y desplegado en una plana completa en interiores con ingenioso encabezado: Houston tenemos un pancho…panista”, muestra el conocido talante del ahora gobernador, que actúa como cuando robaba cervezas en los camiones.
Aquel hecho, en EU, ocurrió en el marco de una cena con empresarios estadounidenses, celebrada en la reunión Ceraweek 2014 y en donde el director de Pemex era orador estelar con el tema “El futuro de la energía en México”.
Pancho Domínguez con otros senadores del PAN y David Penchyna del PRI, presidente de la Comisión de Energía, compartían la mesa, en donde el queretano hizo la reclamación y amenazó con poner a Pemex de cabeza -¿les suena?- al tiempo que le lanzaba la bandera tricolor. De acuerdo con la declaración ampliada ante la FGR por Froylán Gracia García, entonces coordinador ejecutivo de Petróleos Mexicanos, los ejecutivos extranjeros presentes se inquietaron. “No daban crédito del pleito cantinero” ni entendían ese desplante.
La nota, firmada por el director editorial de Reforma, Roberto Zamarripa, advierte que según el testimonio de Gracia “el senador Domínguez tuvo que ser acompañado por sus compañeros (sic) legisladores quienes abandonaron el evento en plena conferencia”.
Fue, remata, “el pancho por los moches”.
Y es que, ahora sabemos que a esas alturas del 2014, el gobierno de Enrique Peña Nieto ya había repartido millonarios sobornos entre los senadores para que votaran a favor de la reforma energética, incluidas dos maletas con 12 millones de pesos cada una, que recibió Guillermo Gutiérrez Badillo “El Chespirito” a nombre de su jefe Francisco Domínguez para llevárselas al departamento de Reforma 222.
PLAZA DE ARMAS, con información de Emequis, ya le había reportado el 31 de agosto de este año, el vergonzoso incidente protagonizado por el ahora mandatario de Querétaro.
Con el permiso del lector rescato algunos párrafos de la nota:
“Actualmente, el gobernador Francisco Domínguez se en-cuentra en medio del escándalo político que desataron las decla-raciones del exdirector de Petró-leos Mexicanos, Emilio Lozoya, sobre el presunto pago de so-bornos a prominentes políticos mexicanos a cambio de benefi-cios para la constructora brasi-leña Odebrecht.
“De acuerdo con las declara-ciones que hizo Emilio Lozoya a la Fiscalía General de la Repú-blica (FGR), él ordenó el pago de sobornos a senadores del perio-do 2012-2018 para que votaran a favor de la Reforma Energéti-ca que propuso el expresidente Enrique Peña Nieto y permi-tía a la empresa petrolera mexi-cana hacer negocios con empre-sas particulares.
“En el caso específico de Fran-cisco Domínguez Servién, las exigencias de dinero llegaron al nivel de que, encontrándonos en un evento internacional en Esta-dos Unidos y encontrándose di-cho legislador en estado de ebrie-dad, tomó la bandera de México y la lanzó, gritando que ‘esto era una traición porque no le cum-plían con la entrega del monto pactado’”, narró Emilio Lozoya en su declaración como testigo colaborador del caso Odebrecht a la justicia mexicana.
“Antes de ser gobernador de Querétaro, Francisco Domín-guez fue senador del Partido Acción Nacional y, según Emi-lio Lozoya, gracias a esa posi-ción se benefició con una parte de los 80 millones en sobornos que habría pagado Odebrecht a él y a otros compañeros de par-tido, como el actual gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza de Vaca, y el excandida-to presidencial Ricardo Anaya, entre otros.
“El señor Emilio Lozoya ha pretendido involucrarme con una bajeza inaudita en actos de corrupción. Ha aportado sólo sus dichos que valen lo que su prestigio: nada”, aseguró el go-bernador Francisco Domínguez, junto al presidente Andrés Ma-nuel López Obrador, el pasado 19 de agosto.
“Sin embargo, el escándalo del caso Lozoya sí ha golpeado en su círculo cercano: dos días antes de rechazar que fue sobornado, Francisco Domínguez solicitó la renuncia de su viejo amigo y ve-terano colaborador, Guillermo Gutiérrez Badillo, su secretario privado, luego de que se difun-dió en redes sociales un video en el que se observa al colaborador del queretano recibir bolsas con fajos de billetes en el Senado de la República.
“El video titulado “El video de Emilio Lozoya (prueba de so-bornos)” sugiere que ese dinero sería parte de los sobornos que recibió Francisco Domín-guez como senador, pero que antes de llegar hasta sus bolsi-llos pasó por las manos de Gui-llermo Gutiérrez Badillo, quien acompañó a “Pancho Domín-guez” desde el Senado de la Re-pública hasta la campaña a go-bernador y luego al gabinete es-tatal.
“Las compras de lujo en plena pandemia y el caso Emilio Lozo-ya no son las únicas controver-sias que persiguen a Francisco Domínguez. En el 2015, se dio a conocer el audio de una conversación entre el queretano y el ahora manda-tario panista de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, en el que hablaban de recibir de un hombre identificado como “El Kors” depósitos mensuales de 6 millones de pesos, que después ellos deberían “pagar chingón”.
De acuerdo con columnas pe-riodísticas locales y nacionales, “El Kors” sería el apodo con el que se referían los gobernado-res y otros políticos de altos vue-los al entonces secretario de Go-bernación, Miguel Ángel Osorio Chong, como lo recordó el autor de esta columna ante el presidente Andrés Manuel López Obrador y el propio Francisco Domínguez en la Mañanera celebrada en la XVII Zona Militar de Querétaro el pasado 19 de agosto.
Nadie que conozca a Pancho, como le gusta ser llamado, dudara de lo publicado sobre el escándalo en Houston. Menos nosotros. Ese es el talante mostrado desde joven por Domínguez. El problema es que siga actuando igual en los cargos públicos. Es vergonzoso.
Este reportero ha visto en el poder a 10 gobernadores, incluido el interino que le entregó a Francisco, y puede asegurar con conocimiento de causa que nadie terminó tan cuestionado como éste que cursa el último año de su sexenio, aunque sus encuestas lo ubiquen como el mejor del mundo mundial.
Ninguno fue acusado por corrupción en investigaciones federales.
Y lo que falta por saber y lo que seguramente saldrá más adelante.
Dentro de todo, la buena noticia es que habrá elección de gobernador en poco más seis meses. El actual se irá el 1 de octubre del 2021. Si no es que antes.
No hay mal que dure más de seis años.
-BLANCAS Y NEGRAS-
Veintinúmetro.
Hoy que el calentamiento global invade a varios de los morenos queretanos para subirse a la contienda por la candidatura al gobierno estatal acepta, como dice mi amigo Joaquín López Dóriga, que el poder los hace iguales… o peores. Hoy, a medio año de las elecciones, ni el músculo duerme ni la ambición descansa. Nomás hay que ver a Juan José Jiménez queriendo competir con el senador Gilberto Herrera Ruiz que le prestó dos años el escaño.
Tanto que el senador suplente, cuya suerte está ligada necesariamente a la del ex rector y ex súper delegado, comerá este viernes con algunos colegas de los medios para solicitarles el apoyo a su supuesta candidatura, cuando lo único cierto es que regresaría a la Cámara Alta si Gilberto viene y vuelve a pedir licencia.
El otro tema es el de las candidaturas para mujeres, en donde los partidos deben equilibrar sus propuestas en ayuntamientos, diputaciones y gubernaturas. Ahí es donde Francisco Domínguez, resuelto que Mauricio sea el candidato del PAN, quiere también inducir los de los otros partidos, incluidos Morena y el PRI. Cartas le sobran. Su prioridad es impedir que llegue Herrera Ruiz.
Y luego las coaliciones. En Querétaro tenemos ya 11 partidos, incluidos los tres recientemente aprobados que deberán ir solos en la primera elección. O sea, los ocho restantes, la mayoría nacionales, pueden hacer acuerdos y postular candidatos comunes, como ya lo están haciendo en otros estados.
En Querétaro los partidos mejor posicionados son PAN y Morena, pero el PRI -la tercera fuerza- puede cambiar los equilibrios. Paul Ospital, el presidente del comité estatal, asegura que pueden ir solos, pero esperará la indicación de Alejandro Moreno “Alito”, su líder nacional que anda haciendo alianzas no convencionales con Acción Nacional y el PRD en otras entidades.
-LA FRASE DE LA SEMANA-
Neopanista.
Querétaro is the shit: Lema en la chamarra del diputado Agustín Dorantes Lámbarri, presidente estatal del PAN. Foto publicada en Plaza de Armas el lunes.
¿Qué diría Natalia Carrillo, la decana?
-JUGADA FINAL-
Riquín Panchín.
Al gobernador Francisco Domínguez Servién, que esta semana volvió a colocarse en las noticias por su presunta participación en los moches de la reforma energética, un millonario ¡JAQUE MATE!