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Pancho Domínguez, la tormenta perfecta

PLAZA DE ARMAS

por Sergio A Venegas Ramírez
17 agosto, 2020
en Editoriales, En tiempo real
Querétaro mantiene su semáforo naranja
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  • El gobernador tiene varios flancos abiertos
  • Vendrá Santiago Nieto con López Obrador
  • Alejandro Ochoa, un alcalde en desgracia
  • Desde Manuel Trejo, ningún edil en prisión

“El final se acerca ya”: Sabino

ANTIGUOS ALIADOS. Alejandro Ochoa, presidente municipal de Colón con el gobernador Francisco Domínguez. Foto: Facebook de Alejandro Ochoa

 Sí hay quinto (año) malo.

Francisco Domínguez Ser­vién está cosechando lo que sembró: Un partido dividido, asuntos judi­ciales con varios flancos abiertos y un gobierno es­tatal plagado de casos de corrupción documentados por la Entidad Supe­rior de Fiscalización (ESFE).

Así las cosas, no es un secreto -so­bre todo entre panistas-que el secta­rismo marcó la elección intermedia en 2018, cuando sus aliados fueron en las principales carteras al senado, alcaldías y diputaciones locales y fe­derales.

Hizo a un lado el perfil del nefas­to alcalde vendedor Marcos Aguilar Vega y decidió impulsar los perfiles de Mauricio Kuri y Lupita Murguía, en acuerdo con el candidato presiden­cial del PAN, Ricardo Anaya Cortés.

Pero no solo eso, en el camino cor­tó cabezas como la de Armando Ri­vera Castillejos, que decidió no jugar más en el equipo, hasta que deje la di­rección técnica el señor Domínguez.

Las presiones y diferencias no que­daron en el tema electoral: Cuando Marcos Aguilar Vega, hoy diputado federal, decidió asomarse y cabildea­ba la posibilidad de dejar al PAN para ir como candidato al gobierno estatal por alguna otra firma, el gobernador ordenó la detención del ex secretario de Gobierno de su administración municipal, Manuel Velázquez Pegue­ros y otros más por presuntos actos de corrupción.

Solo así se aplacó el ex alcalde.

La misma receta utilizó esta sema­na, cuando ordenó detener al locuaz edil de Colón, Alejandro Ochoa Va­lencia, del que le cuento enseguida.

Así ajusta cuentas el señor gober­nador: Siempre controlando todo.

En esas estaba, con una sucesión más o menos tranquila. De hecho, el senador Mauricio Kuri participó en un encuentro con el director Jurídico de presidencia de la República, Julio Scherer, en el que se habló de la elec­ción queretana del 2021. Y, como su­cede en ese tipo de citas, el contenido de la misma debió quedar en secreto.

El problema es que a Kuri lo acom­pañaron tres empresarios quereta­nos que han comenzado a presumir su participación y divulgaron detalles de la reunión, que incluyen una espe­cie de pacto Scherer-Kuri, para una elección benéfica al senador.

Eso, revelar lo que ahí comentado, podría romper el supuesto acuerdo.

Pero siguiendo con Domínguez Servién, éste ha visto cómo su suerte ha cambiado en el último mes.

De ser, dicen sus apologistas, “el mejor gobernador de México”, pasó a ser el rostro de la corrupción por las llamadas reformas estructurales. Él, siendo senador, habría recibido dece­nas de millones de pesos y la guberna­tura de Querétaro por votar a favor de los intereses del PAN.

De hecho, Milenio hizo un intere­sante recuento de los gobiernos entre­gados por Enrique Peña Nieto a quie­nes apoyaron sus temas legislativos:

En 2015 se reveló el audio de una supuesta conversación telefónica en­tre Francisco Domínguez Servién y Carlos Mendoza Davis cuando aún eran senadores porque hablan del Pleno. Mencionan a alguien identifi­cado como Kors –ahora sabemos que sería el entonces secretario de Gober­nación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien les entregaría algo.

Según el subtitulado del audio, al destacar la imagen de Domínguez se lee que “se compromete con seis men­sual” hasta “el día de la elección”. Men­doza cuestiona: “¿Qué te comprome­te después?”, a lo que el queretano res­ponde: “Pagar chingón”, para después preguntarle a su vez si ya fue con esta misma persona y decirle que él le ex­plicará la retribución por un apoyo.

Domínguez Servién y Mendoza Davis fueron parte de la burbuja pa­nista que en el Senado se alió con el PRI, un grupo de calderonistas y per­sonajes prominentes en sus estados que no habían dado el salto definitivo para hacerse del gobierno local.

El gran derrotado fue el PRI: per­dió protagonismo en la negociación que fue conducida por los operadores del presidente Peña y, dos años más tarde, inició su debacle: primero en seis gubernaturas ante el PAN –en­tre ellas la de Querétaro- y en 2018 cayó al tercer lugar en la elección pre­sidencial.

En 2016, registra el conteo de Mi­lenio, otros antiguos senadores logra­ron convertirse en gobernadores: en Tamaulipas Francisco García Cabe­za de Vaca, en Aguascalientes Martín Orozco, incluso los ex priistas aban­derados por el PAN lograron la victo­ria: José Rosas Aispuro y Carlos Joa­quín González en Quintana Roo. El PRI también perdió Veracruz en ese año a manos del PAN y después tam­bién tendría que entregar el gobierno de Nayarit a ese mismo partido.

Hoy, tras el mega proceso por el irán documentándose y quedará ex­hibido, seguramente, el expediente Querétaro, donde Francisco Domín­guez cobró y “pagó chingón”, mientras el voto ciudadano era tirado por el re­trete de la Secretaría de Gobernación.

Así, la ruta crítica del aún gober­nador Domínguez, se complica: Tie­ne un PAN estatal dividido y agravia­do y, por otro lado, se viene una inves­tigación a fondo por el tema Lozoya. Con dos agregados: El miércoles es­tará aquí el presidente Andrés Ma­nuel López Obrador y probablemen­te hablarán en privado del tema. No creo que le vaya bien a Domínguez Servién.

Dos, se viene la investigación con­tra su gran amigo, al que no niega y del que ha reconocido públicamente haber recibido financiamiento, Javier Rodríguez Borgio…. y su relación con Los Zetas de España.

Mañana escribiremos de eso.

Pancho Sufre.

-OÍDO EN EL 1810-

Seguridad.

Éste será el tema de la reu­nión que encabezará el Pre­sidente Andrés Manuel Ló­pez Obrador en Querétaro el próximo miércoles. Le acompañará, entre otros colaboradores, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto Castillo.

Doy fe.

-¡PREEEPAREN!-

Por fin.

Alejandro Ochoa Valencia -el primer alcalde en prisión preventiva de las últimas décadas en Querétaro- es un hombre sin escrúpulos, sin lealtades y sin partido. Y no, no es un preso po­lítico, como se pretende. Es un políti­co preso, de medio pelo, pero político. Está en la cárcel por los millones de pesos desviados presuntamente del erario público, como detectó la Enti­dad Superior de Fiscalización del Es­tado en la revisión de la cuenta públi­ca de 2017, uno de los cinco años que duró al frente del Municipio de Colón.

A Ochoa, al igual que otros perso­najes de este sexenio, se le atribuyen tropelía y media, escándalos y más, por los que debió procederse hace mucho, pero al gobierno de Pancho Domínguez le falló, aquí también, el timing y eso explica que se vea todo como una simple venganza política. Revancha, sí, en la decisión de actuar, pero hay fundada presunción de de­litos cometidos por el munícipe en el desempeño de sus funciones.

Vayamos por partes.

Alejandro Ochoa, con más ambi­ción que talento, es -como le decía-un hombre sin escrúpulos, sin lealta­des y sin partido. Y si no les gustan sus principios, tiene otros, Groucho Marx dixit.

Formado, es un decir, al lado de las hermanas Montes Trejo -Ana Luisa y Elvia- en el comercio, especialmen­te en la compraventa de granos y tie­rras, ha navegado por diversas organi­zaciones políticas. Estuvo en el PAN, luego en el PRI, en donde hasta fue di­rigente de la CCI gracias a Gloria Pe­ralta, luego otra vez en el PAN y últi­mamente estaba en pláticas con Mo­rena y partidos chiquitos en su loco proyecto de ser ¡gobernador del Es­tado!

Ahí fue donde la puerca torció el rabo, diría el porcicultor. Porque no es lo mismo sumarse al proyecto de Pepe Calzada, como lo hizo en 2009 al irse del PAN al PRI junto con Héc­tor Samuel Lugo Chávez y luego ha­cer el paso de la muerte con Pancho Domínguez en el 2015, que desear la silla del señor.

Fuentes regularmente bien en­teradas me cuentan que Ochoa fue a ver al gobernador para comentar­se su sueño de relevarlo y que el jefe del Ejecutivo lo escuchó entre diver­tido y sorprendido, dándole, ahora sí que, el avión.

Sí, claro, Alejandro, camina, le ha­bría dicho. El caso es que se la creyó, anunció su aspiración y exigió un pro­ceso abierto, pensando que ganaría la candidatura, a pesar de que, tengo otros datos, obtuvo menos votos en su segunda elección a la presidencia mu­nicipal que en la primera.

Pero eso no importa. Alejandro de­cidió jugársela toda y hasta criticó la conocida intención de Pancho de im­pulsar a Mauricio Kuri como candida­to de unidad, recordándole la derrota de Manuel González Valle en 2009.

Y como ni así, entonces decidió ir­se otra vez del PAN (aunque ahora di­gan que nunca fue militante) y ofrecer su “capital político” a otros partidos, en donde no se sabe haya sido acep­tado, a pesar de esa defensa del dipu­tado federal de Morena, primo de las señoras Montes de Ezequiel Montes.

Desesperado, Ochoa -al que no­más le dieron el avión- amenazó con embargar el Aeropuerto Internacio­nal de Querétaro por supuestos adeu­dos del predial, como mucho antes lo hizo con el mismísimo Jefe Diego Fer­nández de Cevallos, a quien errónea­mente se le quiere atribuir ahora el “muertito”. Y no solo eso, loco de des­contento con su cargamento, vino a la ciudad y le montó, la semana pasada, una protesta a Tonatiuh Cervantes, el influyente secretario de Desarro­llo Social, quizá el colaborador más cercano, en de los asuntos persona­les de Domínguez.

Esa fue la gota que derramó el vaso.

Entonces sí, exhumaron las obser­vaciones de la ESFE del 2017 (faltan los años más interesantes).

Atrás quedaron los escándalos, co­mo aquél de su enfrentamiento con policía federales en Avenida Candi­les, acompañado de su secretaria-asistente-traductora, conocida co­mo la Señorita Laura; lo del video de aquél colaborador -Oscar Retana Rivera, “el buen anfitrión”- pidiendo moches mientras cortaba algo pareci­do a la cocaína y ofrecía alcohol, dro­ga y sexo; lo de sus agresiones en con­tra de periodistas, las quejas de em­presarios por supuestas extorsiones y mucho más.

Todo se le perdonaba a Alejandro Ochoa, quien tuvo además la habili­dad para acercarse a la Iglesia, apro­vechando la ubicación estratégica de la Basílica de Soriano y lanzar su ini­ciativa para colocar un Cristo de can­tera de más de 30 metros, más alto que el de Brasil, en el Cerro de las Cru­ces. Bueno, hasta se vestía de centu­rión romano y participaba en los ritos de Semana Santa.

Hoy vive su propio Víacrucis.

-¡AAAPUNTEN!-

Histórico.

Pasó casi medio siglo para que otro presidente muni­cipal queretano cayera en la cárcel.El único anteceden­tes es el de 1973, cuando el goberna­dor Antonio Calzada Urquiza proce­dió en contra de Manuel Trejo Vega, que fue su interino en el Ayuntamien­to de Querétaro del 25 de febrero al 30 de septiembre de 1973.

Cercano al mandatario estatal Ju­ventino Castro Sánchez, Manuel Tre­jo Vega fue regidor del arquitecto y su­pervisor enérgico de todas sus cuen­tas, sin imaginar que sería el sucesor.

En cuanto llegó al gobierno esta­tal, Antonio Calzada Urquiza proce­dió en su contra y lo encerró en la an­tigua cárcel de la Casa de la Corregi­dora, en el mismo edificio en donde ambos despacharon.

De allá para acá hay varios desa­forados, incluido uno de Tequisquia­pan, Francisco Alday. Y mucho antes el alcalde capitalino Arturo Domín­guez Paulín, siendo gobernador Aga­pito Pozo Balbás. Pero ninguno de los dos pisó la cárcel. Sólo Manuel Trejo Vega y ahora Alejandro Ochoa .

Sic transit gloria mundi.

-¡FUEGO!-

Protocolo.

El agente que le leyó sus dere­chos a Alejandro Ochoa Va­lencia le preguntó si era ex­tranjero (¡!), si entendía el es­pañol (¡!) y si necesitaba intérprete (¡!). Solo faltó que el detenido con­testara que ya tenía traductora. (La Señorita Laura).

¡Porca miseria!

Etiquetas: GobernadorLópez ObradoManuel TrejorAlejandro OchoaSANTIAGO NIETO

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