Palo en lugar de piñata le están dando a sus maestros los directivos del Colegio Fray Luis de León de esta ciudad capital; cuando los docentes esperaban concluir con bien esta etapa escolar pandémica y por lo menos disfrutar de la paz navideña, lo que les entregaron fue un aguinaldo de malas noticias.
Como suele suceder, las adversidades hacen que salga a flote el cobre o el oro y para los maestros de todos los niveles escolares, bien sea de escuelas públicas o privadas, la del año 2020 ha hecho emerger el cobre. La muestra más elocuente es la denunciada en redes sociales y avalada por maestros y padres de familia de este colegio particular propiedad de la Orden religiosa de los Agustinos Recoletos fundada aquí en 1970, en cuya página de internet señala tener 161 profesores, 2 religiosos con “dedicación total” y 2 “directivos religiosos”, (quién sabe si sean los mismos), y un Fray Mario Ramón Jiménez Director, rector y presidente del centro (educativo), es decir, es una empresa que actúa como tal, “business are business”.
Sucede que contrario a instrucciones de restricción sanitaria, sus maestros, ellos y ellas no se quedan en casa, sino que deben impartir clases virtuales desde las instalaciones del Colegio y pasar ahí toda la jornada laboral, de siete de la mañana a tres de la tarde, aunque su clase virtual sea de dos horas, de 10 a 12 del día, por ejemplo, en el caso de los niños de preescolar a los que se les limita a dos horas frente a la computadora. Bien por los niños, pero y los maestros, ellas y ellos, ¿qué hacen las seis o cuatro o tres horas restantes? Además de evitar contagiarse en los traslados y en las instalaciones, preocuparse por sus hijos, estos sí, encerrados en casa viendo cómo se las arreglan. Someter a los maestros a esta rutina en tiempos de pandemia, que incluye descuento de un día de salario por tres retardos a la quincena, eliminación del raquítico apoyo de $350.oo que les daban en vales de despensa y del fondo de ahorro, mediante el que la empresa aportaba un tanto igual al que el docente hubiese ahorrado, (claro con ellos mismos para su respectivo jineteo) y como colación les acaban de comunicar verbalmente, claro, que la gratificación de 15 días que les daban además del obligado aguinaldo, también se les retira, todo esto tiene de fondo fastidiarlos para que renuncien y de paso seguir ahorrando dizque para un edificio que están construyendo al lado del colegio, que será seminario en el que se educará en la caridad, el amor y la justicia cristiana. Aunque como toda empresa que es debe responder con la ley del trabajo en la mano y no con una respuesta celestial: “son órdenes de la vicaría”, (se entiende que esa vicaría es la administradora de su orden).
Al peor estilo de empresa tramposa, los cristianos salarios los conforman con apoyos a fin de que, a la hora de cotizar en el seguro social, el salario real queda en lo mínimo posible y a la hora de descontarles, como hoy sucede, no haya violación legal. También las colegiaturas se conforman por módulos, aquí les llaman “estancias” por ejemplo la artística y la deportiva se eliminaron desde junio, cuando ya no se volvió a contratar a los maestros de estas áreas que laboraban por honorarios. La ecuación fue sencilla, los padres de familia dejaron de pagar estas clases y la escuela se ahorró a los maestros. La pandemia y la “vicaría” les dará excusas para solucionarlo ante la SEP y los papás se sienten aliviados porque las colegiaturas ya se habían incrementado al inicio de ciclo escolar virtual.
Así las cosas, en el mundo al revés del año pandémico y más que veremos AL TIEMPO.