Al encabezar la concelebración eucarística para los integrantes de la 128 Peregrinación de a Pie al Tepeyac en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, el obispo Faustino Armendáriz Jiménez oró por la paz en Nicaragua y la conversión de los que propician la violencia, lamentó que muchos hombres y mujeres anden como ovejas sin pastor pero confió en la Señora del Cielo para reencontrar el amor y la esperanza.
Ante más de cien mil queretanos –romeros y familiares- congregados en la explanada y calles adyacentes al santuario más importante de México, el titular de nuestra Diócesis llamó también al descanso con Cristo para hallar, en la oración y en el silencio las claves para una vida en comunidad.Tras una semana de trayecto –dos para los serranos- y al término de la 128 peregrinación de hombres, la 59 de mujeres y 36 de ciclistas, el guía de los católicos queretanos inició su homilía uniéndose, con toda la Iglesia de Latinoamérica para pedir por la paz en Nicaragua: “Que el señor libere de la violencia y de tantos asesinatos a todos los hermanos nuestros de este país, especialmente a los jóvenes”.
Igualmente pidió Faustino Armendáriz por la conversión de los que propician la violencia y destacó la expresión de fe de los peregrinos y los sacerdotes para llegar, como cada año, a esa gran experiencia de ver a la Morenita del Tepeyac y llenarse de su amor.
En su mensaje el obispo también llamó a aprender del evangelio y tomar conciencia de la importancia del día del señor, el del descanso, para recuperar la capacidad de descansar –papás, profesionistas y guías- y combatir el síndrome del samaritano decepcionado, cuando las personas piensan que han dejado de ser útiles.Advirtió el pastor de la grey católica de Querétaro que sin la espiritualidad cristiana es imposible ver la realidad y trabajar por cambiarla para bien.
Emocionados, miles de queretanos, entraron –primero las mujeres- a ver la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe, como sus padres y abuelos, muchos de ellos con lágrimas en los ojos, tras una semana de recorrido desde sus lugares de origen.
Faustino Armendáriz confió que, tras esta enriquecedora experiencia, regresarán a su peregrinar cotidiano para transmitir y expresar el amor de la Guadalupana y de Jesús, pidiendo por los demás y, hoy en particular, por las víctimas de la violencia en Nicaragua y la conversión de los que la propician.
POR: FERNANDO VENEGAS RAMÍREZ