Tijuana, 6 Mar .- La “Operación Intercepción”, que puso en marcha, en 1969, el entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, para buscar el control de la frontera con México a fin de combatir el narcotráfico, a la postre causó más perjuicios al vecino país del norte que a México, aunque sólo tuvo una duración de 19 días.
Este esquema contra el tráfico de drogas en los años 60, dejó fuertes aprendizajes en materia de política fronteriza, donde las consecuencias económicas fueron más perjudiciales para los estadunidenses. Sin embargo, dicha estrategia también dejó grandes heridas sociales a los mexicanos.
Hoy, a 48 años de lo que sucedió, estas enseñanzas vuelven a tomar relevancia debido a la tensión que nuevamente aqueja a las dos naciones, donde las declaraciones hostiles que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ejercido en contra de México, pudieran derivar en estrategias políticas que pongan en riesgo nuevamente la relación fronteriza.
Considerado como como uno de los episodios históricos de mayor tensión en materia fronteriza entre ambos países, “Operación Intercepción” es una muestra de las graves repercusiones que puede acarrear la implementación de políticas públicas erróneas por parte del gobierno norteamericano.
“En la frontera esto no es algo nuevo ya lo hemos visto, claro las dimensiones son diferentes por el paso del tiempo y lo que está ocurriendo ahora son amenazas que pueden tener consecuencias más serias”, señaló en entrevista con Notimex, el investigador de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), Jorge Bustamante.
De acuerdo con información del artículo titulado “Operación Intercepción: una política de presión internacional”, del investigador Richard B. Craig, el plan de 1969 consistió en una intensa vigilancia fronteriza por tierra, aire y mar por casi 6 mil kilómetros de la frontera con México, con el fin de detener a quien o quienes portaran drogas de contrabando.
Aunque como señala el artículo, la verdadera razón de esta estrategia fue ejercer presión económica al gobierno mexicano de Gustavo Díaz Ordaz, para que comenzara a frenar el cultivo de drogas y su traslado por la frontera.
No obstante, el gobierno de Nixon nunca tomó en consideración las delicadas consecuencias económicas que esto traería para su gente y la herida abierta de racismo en contra de los mexicanos.
Al respecto, el investigador del Colef refirió que “fue una medida que afectó mucho la situación en la frontera en término de las interacciones que se acostumbran en ella, sobre todo entre Tijuana y San Diego, pero más entre el Paso, Texas y Ciudad Juárez, Chihuahua, que son relaciones que van de lo familiar a lo económico”.
El modo de operar de este programa consistía en que cada persona, sin importar su nacionalidad, que quisiera cruzar por la frontera mexicana hacia Estados Unidos, tenía que pasar primero por una minuciosa revisión en la aduana, situación que podía llevar hasta una espera de seis horas.
Esto trajo como resultado que tan solo en 19 días, poco más de 4 millones de personas fueran sometidas a dicho procedimiento, pero su propósito de detectar el tráfico de drogas únicamente produjo que se decomisaran 22.38 Kilogramos de peyote y 7.5 gramos de cocaína.
Además, aseguraron poco más de 1 kilogramo de heroína y mil 493 kilogramos de mariguana, pequeñas dosis de morfina, píldoras de codeína, percodán, y hachís, de acuerdo con el documento antes citado, publicado en la revista “Foro Internacional” del Colegio de México (Colmex).
Con esto, asegura el artículo, se demostró que la estrategia falló en su objetivo y en cambio, generó graves consecuencias económicas para los estados fronterizos de Estados Unidos y de México, siendo los primeros, los más afectados por la política de Nixon.
En cuanto a México, cuando se esparció el rumor de la interminable espera para poder pasar la aduana estadunidense, miles de turistas estadunidenses cancelaron sus viajes y compras a México, lo que generó el declive en 70 por ciento de la actividad turística.
Sin embargo, fue Estados Unidos quien más padeció las consecuencias en este rubro. El documento del Colmex detalla que en aquella época, 70 por ciento de las compras en localidades de Estados Unidos como Nogales, San Diego y El Paso eran realizadas por mexicanos. Además, muchos negocios se quedaban sin trabajadores al no poder llegar a tiempo.
Ante esto, empresarios y políticos de estas regiones se movilizaron y exigieron la revisión del plan, suceso que fue crucial para que sólo 19 días después de iniciada la estrategia, fuera dada de baja por el gobierno estadunidense.