Cecilia Gabriela Velázquez
Entre adornos de flores, una multitud de fieles creyentes y la Virgen de Guadalupe abrazada por la bandera de México, el obispo de Querétaro, Fidencio López Plaza, ofició la última misa oficial en honor a la reina de México. El acto religioso se celebró en el Santuario de la Congregación de Clérigos Seculares de Santa María de Guadalupe, en punto de las 20:00 horas.
Tras tomar el turíbulo y realizar la quema del incienso, el obispo dedicó algunas palabras para celebrar la esencia de ser guadalupano en los mexicanos creyentes, pues, de acuerdo con él, es una manifestación de la “ternura y compasión” de la Virgen María por sus hijos.
“Para el mexicano, ser guadalupano es algo esencial (…) Ante la situación que en esos tiempos (1531) se vivía en nuestra patria, la guadalupana suplicaba juntando las manos como rezaban los españoles, pero también suplicaba bailando como rezaban los mexicanos. Esta es la clave, hermanas y hermanos, de una evangelización inculturada”, explicó.
Asimismo, exhortó a las y los creyentes a establecer una “tregua nacional de paz” con motivo de las fiestas de Guadalupe, Navidad y Año Nuevo. Para López Plaza, esta tregua es “redescubrir el poder de la reconciliación” y reconocer que “la violencia genera más violencia”. En ese sentido, invitó a recrear la alegría, la luz y la armonía “que desde el cielo una hermosa mañana nos ha traído Nuestra Querida Madre de Guadalupe”, expresó.
Seguida de cánticos, gestos de paz y alegría, la misa culminó con la bendición de las imágenes de Jesucristo que trajeron los asistentes; entre estas: rosarios, escapularios y fotografías.
Si bien el programa indicaba que las misas se realizarían desde las 5:00 de la madrugada hasta las 21:00 horas, se avisó podrían extenderse más allá de las 21:30 horas para que la mayor cantidad de creyentes tuvieran la oportunidad de celebrar la fiesta de la Virgen de Guadalupe.