Colaborador invitado
Gregorio Meraz
Antes de asumir el poder, el presidente electo Donald Trump da cada vez más muestras de sus intenciones de como gobernar, cambiando las prioridades de la política tradicional, la economía, el papel que Estados Unidos ha jugado en el mundo y los grandes avances logrados con apoyo de naciones aliadas, en beneficio de la humanidad.
Lo que contrasta con sus listas y el cúmulo de información y deseos de venganza, no sólo de Republicanos que no lo apoyaron, como la excongresista Liz Cheney, Adam Kinzinger o legisladores demócratas, fiscales que lo procesaron y consignaron, Jueces que lo sentenciaron, sino de encuestadores, periodistas y escritores, como el legendario Bob Woodward, autor de 5 libros sobre Trump, y quien como reportero del diario Washington Post, reveló el escándalo de Watergate.
Después de múltiples ataques a los medios de comunicación en sus campañas políticas y su primer término, el presidente electo ha intensificado sus ataques y amenazas de acciones legales contra las cadenas CBSNews, por “editar una parte de la entrevista de 60 minutos a la vicepresidenta Kamala Harris” y a los diarios Washington Post y New York Times o el Des Moines Register, de Iowa, después de que la cadena ABCNews resolvió una demanda de Trump pagándole 15 millones de dólares, por presión de sus accionistas.
Lo que los abogados de Trump calificaron como “una victoria legal,” sembró preocupación de otros medios, conscientes de que en la Suprema Corte de Justicia, dos magistrados han externado su apoyo a sugerencias de debilitar la protección de que gozan los medios estadounidenses, para reportar agresivamente sobre altos funcionarios de gobierno, quizás porque justamente la Suprema Corte de Justicia, también esta acusada de corrupción, por parte de multimillonarios Republicanos.
Aquí lo preocupante es que vemos una confluencia de fuerzas, legal, política y social, trabajando en conjunto, para erosionar la confianza que Estados Unidos tuvo alguna vez en su vibrante prensa”, dijo Ron Nell, de la organización Primera Enmienda, que considera que Trump ha llevado los ataques contra la libertad de expresión a niveles alarmantes, sin que los legisladores actúen para impedirlo, en un marco nunca visto, de silencio, temor, incertidumbre y expectativa,
El presidente electo, ha llegado a amenazar a los medios de comunicación, con cancelar concesiones a esos y otros medios informativos que califica de “deshonestos” y “un peligro para este país,” una vez que haya atraído la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) a la autoridad Presidencial.
Apenas el lunes de la semana pasada, Trump dijo que “le cuesta mucho dinero demandarlos” pero que continuará haciéndolo, “para enderezar a la prensa.”
Voceros del presidente electo dicen que Trump tiene planes de enfocarse en reportes “deshonestos que no sirven al interés público y solo interfieren en las elecciones, a nombre de partidos políticos,” lo que ha generado una creciente preocupación por la eventual multiplicación de esas quejas” que podrían generar consecuencias negativas.
Trump sabe, pero no comprende, el poder absoluto que tiene, como quedó manifiesto la semana pasada.
Tras intensas negociaciones bipartidistas, el líder Republicano Mike Johnson se disponía a someter a votación una iniciativa bipartidista para autorizar una partida del presupuesto, a fin de impedir el cierre del gobierno federal a partir de la Navidad, cuando, a instancias de su asesor el multimillonario Elon Musk, Trump ordenó retirar la resolución de continuidad en el suministro de fondos, con la intención de que no se autorizaran más recursos, hasta el día 20 de Enero de 2025, en que él tomará posesión de su cargo o que, en su caso, los demócratas aceptaran la autorización de un incremento en el límite de la deuda.
Pero … la valiente actitud de 38 Congresistas republicanos, aliados a los demócratas, impidió que eso ocurriera, negociando una resolución alterna, también bipartidista, que tras ser aprobada por el Senado, llegó al escritorio del presidente Joe Biden, para su firma, dejando claro a Musk, que si bien el presidente y sus asesores pueden sugerir, el poder de elaborar las leyes del presupuesto, es una función que la Constitución solo otorga al Congreso.
Trump parece ignorar la diplomacia, la economía mundial, finanzas internacionales, la Constitución, leyes que quiere manipular y cambiar a su antojo o tratados internacionales, como demuestra en sus agresivos discursos, constantes ataques, amenazas y fantasías, aun cuando ya terminó la campaña presidencial, las elecciones y ganó un poder absoluto, que tratará de ejercer yendo tan lejos como pueda.
Otra evidencia de su aparente desconocimiento absoluto es su infantil “advertencia,” sobre un eventual reclamo de que -en caso de que no obtener cooperación que quiere- “se devuelva el Canal de Panamá a Estados Unidos” para que “no caiga en manos equivocadas,” declaración tan disparatada como fue el “sugerir” que, por las ganancias de sus exportaciones a Estados Unidos, “México y Canadá se conviertan en los estados 51 y 52 de esta nación”.
Y es que ya nadie se atreve a invitar a la reflexión o desafiar al presidente electo de esta superpotencia, que ya da muestras claras de su empeño en desmantelar la democracia y estado de derecho de Estados Unidos, para imponer un gobierno autoritario, sin la injerencia de nadie.
Para eso tiene un gabinete de personas inexpertas, cuyo requisito básico es la “lealtad”, obediencia y disciplina.
¡No hay peor ciego, que el que no quiere ver! – donald-trump-1-1024×683
Gabinete del que forman parte criminales convictos, personas que enfrentan cargos e investigaciones criminales, extremistas radicales de derecha o integrantes de su familia, como es el caso de su hija Ivanka Trump, “asesora presidencial,” Jared Kushner, su yerno, “Enviado para Medio Oriente,” a Charles Kushner, padre de Jared y suegro de Ivanka, Embajador de Estados Unidos en Francia.
A Adam Boehler, amigo y compañero de cuarto de Jared Kushner, en la Universidad, como “Enviado Especial para Asuntos de Rehenes” (con cargo de Embajador,) a Kimberly Guilfoyle, ex-prometida de Donald Trump Jr., como embajadora de Estados Unidos en Grecia, a su abogado personal David Warrington, como Asesor Jurídico de la Casa Blanca, a Massad Boulos, empresario Libanés Americano, consuegro de Trump y suegro de su hija Tiffany, lo designó, “Asesor de Asuntos Árabes y de Medio Oriente.”
Considerando que nominó a Pete Hegseth, conductor de la cadena FoxNews para ser Secretario de Defensa, (aunque de última hora podría remplazarlo por Elbridge Colby, exfuncionario en el Pentágono durante su primer mandato), o al soldado retirado Daniel Driscoll, para ser Secretario del Ejército, al joven empresario Jared Isaacman, para dirigir la NASA, a Mark Burnett, productor de su programa El Aprendiz, como “Enviado Especial para el Reino Unido”, es claro que no es experiencia lo que busca, para la continuidad de la política tradicional, sino inexperiencia, obediencia y lealtad, para hacer lo que él quiere.
Trump impondrá un gobierno autoritario, para lo que ha comenzado a desmantelar, a la vista de todos, pieza a pieza, la estructura que mantenía la democracia, para sustituirla por una autocracia eliminando cualquier foco de resistencia, con la remoción de casi 84 mil funcionarios federales, que acusa de ser “el estado profundo,” para sustituirlos por radicales de extrema derecha, de MAGA, que ya son adoctrinados, con la anuencia absoluta de la mayoría Republicana, aun cuando ellos conocen perfectamente el modelo que el nuevo presidente electo, busca imponer.