Lo primero que se debe hacer ante un problema, es no agravarlo. Mientras no se encuentre un murciélago a quién culpar del desastre ocasionado por dos años consecutivos y pasarle la factura, lo mínimo que pueden hacer hombres y mujeres con poder, los que deciden vidas y haciendas, los que se propusieron, prometieron y fueron aceptados por los ciudadanos para administrar los recursos públicos, es no agravar los problemas existentes.
Desde que inició el registro sanitario a causa de la pandemia y hasta el principio de ésta semana, en Querétaro han enfermado de Covid- 19, cien mil ochocientas noventa y seis personas y han fallecido por la misma causa 6,115. El impacto colateral de cada uno de ellos afectó a decenas de personas. Cada uno de los enfermos y difuntos generó gastos imprevistos a su familia, endeudamiento, pérdida de patrimonio; sin dinero para afrontarlos, muchos tuvieron que vender desde terrenos, casas, vehículos, hasta aparatos domésticos. No era una gripe o un salpullido que se aliviara con remedios caseros, era y sigue siendo una enfermedad compleja y tan grave, que lleva a la muerte. Nadie se sentó a ver sufrir a su madre, padre, hermano, hijo; mientras unos hacían fila en la abastecedora de oxígeno, otros en farmacias, otros en la casa de empeño y muchos, desafortunadamente muchos, tuvieron que hacerla en las funerarias hasta por días, para incinerar a sus muertos. Mientras unos esperaban afuera de los hospitales el alta de su enfermo, otros esperaban afuera de las fábricas, oficinas y comercios para que les dieran su baja, porque éstas cerrarían temporal o definitivamente.
Los de Covid-19 no han sido los únicos enfermos y fallecidos de los dos últimos años. Muchísimos más lo fueron porque se dejaron de atender y también se dejaron de entender. Enfermedad y soledad fueron de la mano. Carencias, descuido, marginación, violencia, estos y todos los males se acrecentaron, principalmente los económicos, que no son exclusivos de los pobres, es bien sabido que las clases medias y hasta los que se niegan a aceptar que su cartera cae en este rango, los padecen y a más grande escala. Este día de “reyes”, muchos, otra vez se endeudarán por darle gusto a sus hijos, otros, hartos de los cobradores que empapelan las puertas de sus casas con amenazas de embargarles la licuadora, los llevarán en su carcacha para a ver “los foquitos” en el centro y el nacimiento del jardín.
La primera condición ante un problema, es no agravarlo, dijo el maestro en su primera clase de filosofía preparatoriana, pero o no todos asistieron a esa clase o no se inscribieron, porque hoy las decisiones de incrementar el erario público a costa y costillas de grandes y chicos, ricos y pobres, buenos y malos, enfermos y sanos, con o sin empleo, con o sin patrimonio, con o sin futuro, es un error. Lo es porque es el peor momento, simplemente por no ser oportuno. Analistas de Banxico auguran la peor cuesta de enero en 21 años.
Gobernar no es llevar cobijas y atole a los desprotegidos, eso es caridad; gobernar, dice el diccionario, es “ejercer la dirección, la administración y el control de un Estado, ciudad o colectividad”. Las consecuencias de no hacerlo bien Al tiempo.