- ”David contra Goliat” según Natalia Carrillo
- ”A usted y a mí no nos esperaban”: Zedillo
- Pospuso Marcelo Ebrard visita a Querétaro
- Kuri ha perdido dos apuestas en la Liguilla
Cuando éramos más jóvenes.
La primera entrevista de este armero con Ignacio Loyola Vera fue en 1997, para el programa Punto de Partida de MVS Televisión que se transmitía los domingos por la noche.
Acababa de ganar la elección de gobernador. Casi nadie creía en la posibilidad de su triunfo ante el líder del Senado, Fernando Ortiz Arana.
-“Todavía no me lo creo” me dijo entonces.
Veinticinco años después, en sus oficinas del Centro Histórico, recordó cómo personas muy apreciadas, como su ex jefe el empresario Pepe Roiz, trataron de convencerlo de retirarse de la contienda, pero ya había dado el sí al PAN.
Hasta su queridísimo y respetado suegro, que en paz descanse, don José Arana Morán (tío de FOA) se mostró sorprendido de la audacia de Nacho. Sabía que lo habían invitado a una candidatura por Acción Nacional, pero pensaba que para presidente municipal u otra cosa.
Se veía imposible que el PRI perdiera su cuna y bastión, sobre todo con una figura nacional como Fernando que venía de ser líder de todo y además candidato natural a la presidencia -por una horas- tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, en 1994.
Ignacio Loyola Vera era un empresario sin antecedentes políticos y pocos creían que el cielo queretano se pintaría de azul el 6 de julio de 1997. “Los medios de comunicación y la mayoría de los queretanos no lo podían creer” dice su madrina Natalia Carrillo García en el libro de memorias de la fundación, crecimiento y consolidación del PAN en Querétaro.
Ganó el PAN a 57 años de su fundación. ¿Voto de castigo? ¿Hartazgo? ¿Desarraigo del candidato priista? ¿Traiciones en el PRI?
Se ha hablado de eso y más, incluida una supuesta venganza del centro, porque Ortiz Arana había disputado la candidatura presidencial, lo que éste mismo ha negado.
Días después de la victoria, que incluyó la presidencia capitalina para Garrido Patrón, diputados locales y, por primera vez, federales de mayoría, destacados panistas ofrecieron una comida al gobernador electo.
Ahí Natalia Carrillo, la hoy decana del PAN, recordó el pasaje bíblico de David frente a Goliat y ya en esas hasta comentó que “Moisés tardó menos años en atravesar el desierto para llegar a la tierra prometida, 40, que nosotros que esperamos 57 para conseguir este triunfo”.
Este lunes en la entrevista publicada por PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, el ingeniero Loyola nos contó: No entré en caballo de hacienda, como se dice. Llegábamos a cualquier lugar y como ni no llegara nadie. Antes se anunciaba al gobernador y la gente aplaudía y se ponía de pie. Entrábamos y como si nadie llegara.
¿Por qué? Fue una sorpresa. El grupo, el círculo rojo, no esperaba que yo llegase. Incluso cuando me entrevisté por primera vez con Zedillo, me dijo “usted llegó igual que yo; cuando nadie me esperaba y a mi me agarraron a palos”.
Y ambos en contra de Fernando Ortiz Arana, que seis años después volvería a perder ante Paco Garrido, pero esa es otra historia.
La de hoy es que Ignacio Loyola Vera es legislador federal después de haber sido gobernador, como antes lo fueron Eduardo Luque Loyola, Manuel González Cosío, Mariano Palacios Alcocer, Enrique Burgos García y hasta Pepe Calzada, hoy senador suplente.
¡Ah! y como ya hay reelección el primer mandatario panista de Querétaro podría buscar otro periodo o, en una de esas, ir al Senado de la República.
Así de fácil.
Así de difícil.
-LA VIEJOTECA-
Infidencia.
Rodrigo Guerra López, doctor filosofía y asesor del entonces gobernador Ignacio Loyola Vera (1997-2003) tuvo un conflicto de conciencia y de lealtad con su jefe al revelarle al obispo de Querétaro Mario de Gasperín los contenidos del programa “Crecer”, vinculado a la educación.
Un lunes, en la acostumbrada reunión de gabinete, el también secretario privado comentó que había personas en desacuerdo en con el proyecto y su forma de abordar los valores de manera relativa.
¿Y quién dice eso? preguntó Loyola.
-El Obispo, respondió Rodrigo.
-Y tú le platicas todo lo que comentamos aquí?
-Es que es mi confesor, explicó.
-Pues confiésale tus pecados! no los míos ¡cabrón!
Rodrigo, sumamente confundido, por la reclamación del gobernante, buscó el consejo de uno de los santones del PAN, don Carlos Castillo Peraza, a quien le contó su pena.
-A ver, muchacho, dime ¿cuál es tu mayor aspiración en la vida.
-¡Salvar mi alma!
-Entonces dedícate a otra cosa. A la política uno viene a salvar el pellejo, no el alma.
Lo sabe Ignacio Loyola Vera que en 1997 le ganó la gubernatura a uno de los políticos más destacados del PRI, Fernando Ortiz Arana y en 2021 regresó a la política activa como diputado federal por el tercer distrito.
Dicen que en política hay que prepararse para ser, para no ser y para dejar de ser. Con Ignacio habrá que agregar: “y para volver a ser”.
Doy fe.
-OÍDO EN EL 1810-
Siniestrada.
Que al paso que van las cosas, a Conagua pronto se le llamará Sinagua.
Está cañón.
-¡PREEEPAREN!-
Enrachado.
Ya van dos apuestas que pierde el C. Gobernador. Una contra el Guadalajara. Ayer se puso la camiseta de las chivas. La otra está más canija porque no solamente se deberá vestir con la de los Tuzos del Pachuca, sino que tendrá que servir una barbacoyita hidalguense a su amigo el senador Miguel Ángel Osorio Chong.
Como dice la canción: no vuelvas a apostar.
-¡AAAPUNTEN!-
El canciller.
Que ayer iba a estar en Querétaro, para un acto en la Reforma Agraria, Marcelo Ebrard -integrante de la terna de AMLO para la candidatura presidencial- pero canceló de última hora.
Esto ya comenzó.
-¡FUEGO!-
De verdad.
Que si Ignacio Loyola Vera le ganó a Fernando Ortiz Arana la gubernatura, cómo no iba a ganarle el tercer Distrito Federal a Beatriz Robles, gris diputada de Morena, inventada por Carlos Peñafiel.
¡Porca miseria!