Pintor, escultor y director de cine, destacó sobre todo como cantautor, con la publicación de 19 discos de estudio y temas como Al alba, Rosas en el mar o De paso.
Luis Eduardo Aute ha muerto este mediodía a los 76 años en un hospital madrileño, tres años y medio después de sufrir un infarto que lo mantuvo postrado durante los últimos tiempos.
Pintor, escultor y director de cine, destacó sobre todo como cantautor, con la publicación de 19 discos de estudio y temas como Al alba, Rosas en el mar o De paso.
El niño que nació en la Manila de 1943 tenía dones en los cinco dedos de la mano: hablaba seis idiomas, escribía, pintaba, esculpía, dirigía, componía. “Yo tenía curiosidad por ver qué era España y pensaba que aquí la gente se vestía como en los cuadros de Goya, y con pelucas”, contaba. “Siempre me ponía a copiar las pinturas de los clásicos, pero sobre todo, los desnudos. Al ser arte, no había ni un tabú”.
En 1966, con 23 años, Aute se decidió a entrar en el estudio de grabación. Lo convencieron desde la discográfica con la condición de no dar conciertos ni hacer promoción, para poder tener tiempo de seguir pintando, condición que fue respetada durante más de diez años. Su primer álbum se tituló “Diálogos de Rodrigo y Jimena” e incluyó canciones como “Rosas en el mar” y “Aleluya nº1”, que ya había hecho populares previamente Massiel.
En 1968 sacó al mercado “24 canciones breves” y durante la década de los 70 grabó siete discos. A “Rito” (1973) le siguieron “Espuma” (1974), “Babel” (1975) y “Forgesound” (1976), con temas escritos por Jesús Munárriz y la colaboración de Forges, Rosa León y Teddy Bautista. “Sarcófago” (1977) cerró la trilogía de amor y muerte, junto con “Rito” y “Espuma”; y después llegaron “Albanta” (1978) y “De par en par” (1979).
Era 1970 cuando la censura cerró la revista Poesía 70 por su culpa: había colado un poema visual con un desnudo. Aute frotándose las manos. “Cuando te pienso desnuda / ahora que ya no me esperas / hembra mía / duelen tanto los planetas… cuando te pienso desnuda / en otros brazos, perversa”, salivaba en Canciones eróticas. El cantautor decía que puede perderse el sentido de la vida, pero jamás de los jamases el sentido del humor. Se descojonaba de sí mismo; de su raza pusilánime de poetas con guitarra.
“Albalanta” supuso un giro en su carrera e incluyó la célebre “Al alba” que Aute había compuesto años antes inspirado por los últimos fusilamientos franquistas. La primera en cantarla fue Rosa León, que la dedicó en sus conciertos a los condenados a muerte. Su producción de los 80 la plasmó en los trabajos “Alma” (1980), último de la trilogía sobre amor y vida, junto con “Albanta” y “De par en par”; “Fuga” (1982); y el doble “Entre amigos” (1983), que fue Premio Nacional del Disco.
Le siguieron “Cuerpo a cuerpo” (1984); “Nudo” (1985), último de la trilogía de canciones de amor y locura (con “Fuga” y “Cuerpo a cuerpo”); el doble “20 canciones de amor y un poema desesperado” (1986); el doble “Templo” (1987) y “Segundos fuera” (1989). En la década de los 90 nacieron “¡Ufff!” (1991), el Disco de Oro “Slowly” (1992), el doble realizado en una gira con Silvio Rodríguez “Mano a mano” (1993), “Animal Uno” (1995), “Alevosía” (1995) y el doble “Aire/Invisible” (1998).
Con el cambio de siglo publicó “Alas y balas” (2002) y al año siguiente comenzó una nueva grabación de todas sus canciones, de la que se han editado hasta el momento tres volúmenes dobles bajo el título “Autorretratos” (Sony). En marzo de 2007 publicó el disco “A día de hoy”, con canciones inéditas y dos años después, sacó a la venta “Memorable cuerpo”, un recopilatorio con los mejores temas de sus cuatro décadas como músico.
Luis Eduardo Aute no solo clamó a favor de la libertad y contra el franquismo con canciones como ‘Al alba’, sino que también se posicionó a favor de algún partido político concreto a lo largo de su vida. En 1996, por ejemplo, se le vio en mítines de Nueva Izquierda, una corriente crítica y minoritaria de IU, con quien también había mantenido relación su amigo Joaquín Sabina. En esta imagen, Aute, Javier Krahe, Sabina, Juan Echanove y Manuel Piña, integrantes de la Plataforma Contra la Guerra del Golfo, encabezan una manifestación por las calles de Madrid en febrero de 1991.
En los últimos tiempos, se mostraba convencido de que habíamos sobrevivido al capitalismo y que esto que tenemos ahora entre las manos no es más que feudalismo. Hablaba de un fin de época. Se asomaba con terror a un tiempo nuevo basado en dos religiones monoteístas: la tecnología y el fútbol. Sonreía con su gesto de John Lennon trasnochado y se encogía de hombros, con la tranquilidad de no haber ido nunca de profeta. Luis Eduardo no era un vendedor de ideas, era una idea hecha carne. Y ya nos consoló por adelantado: el pensamiento no puede tomar asiento. Mira que era canalla: ser Aute es estar siempre de paso.
Con información de El Mundo y El Español