EL ESPAÑOL
El compositor Ennio Morricone ha muerto a los 91 años tras sufrir una caída, según ha publicado la agencia italiana ANSA y ha confirmado su familia en una nota en la que se decía que el maestro “ha conservado hasta el final lucidez y gran dignidad” y que estuvo acompañado hasta el último momento por su amada esposa María.
Morricone recibió hace unas semanas el Premio Princesa de Asturias junto a otro maestro, John Williams. Se lo entregó el jurado por “el valor fundamental de la creación musical para el cine”. Ganó el Oscar por una de sus últimas creaciones, la de Los odiosos ocho de Quentin Tarantino, uno de sus grandes admiradores, aunque antes había recibido el honorífico. Y eso que al principio rechazó este trabajo, hasta que el director le permitió “una ruptura total con los western que escribí hace cincuenta años”.
La Academia le había negado previamente la estatuilla a pesar de tener en su filmografía la partitura de obras maestras y fundamentales como El bueno, el feo y el malo; La Misión, Novecento, Los intocables de Eliot Ness o Cinema Paradiso. El compositor italiano es autor de más de cuatrocientas bandas sonoras pero también ha compuesto música de cámara, piezas sinfónicas, óperas y cientos de canciones para artistas de música ligera y pop.
Morricone (Roma, 1928), considerado como uno de los mejores compositores de la historia del cine, ha fallecido en una clínica de Roma por las complicaciones de una caída sufrida en los últimos días, según han avanzado los medios italiano. Murió durante la noche en la clínica Campuos Biomedico de la capital, donde se encontraba ingresado tras fracturarse el fémurcomo consecuencia del accidente.
El artista se formó en todas las especialidades de la composición musical, pasión que le transmitió su padre. Comenzó a tocar la trompeta a los seis años y se formó en la Academia Nacional de Santa Cecilia en una época marcada por el hambre y la II Guerra Mundial. En 1961 realizó su debut cinematográfico con la banda sonora de la película El federal, de Luciano Salce. Alcanzaría fama internacional con la música de películas del género western de Sergio Leone, un amigo de la infancia, como Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio o la citada El bueno, el feo y el malo, que conforman la Trilogía del dólar.
Pero al maestro no le agradaba que le relacionaran exclusivamente con las películas del oeste. “Es una camisa de fuerza, no entiendo cómo, después de todas las películas que he hecho, la gente siga pensando en Por un puñado de dólares. La gente está atrapada en el tiempo, hace treinta años. Mis composiciones para el western son quizás el 8% de lo que he hecho en total”, señalaba el maestro italiano en una entrevista con Reuters en 2007.
De su exitosa relación con Leone también salió Érase una vez en América, una película que cuenta la historia de los niños judíos pobres de Nueva York que se convierten en mafiosos, acompañada de una deliciosa banda sonora de Morricone, por la que ganó el BAFTA. En su tierra, en Italia, el compositor desarrolló una estrecha amistad con el director Giuseppe Tornatore, cuyo Cinema Paradiso fue premiado con el Oscar a la mejor película extranjera en 1989. Su música también sonó en las cintas Los intocables, de Brian
Una espinita que le quedó clavada fue no haber trabajado nunca con Stanley Kubrick. “Me llamó para hacer la partitura de La naranja mecánica y le dije que sí. No quería venir a Roma, no le gustaba volar, así que llamó a [Sergio] Leone, quien le dijo que estaba muy ocupado trabajando con él. Nunca más me volvió a llamar”, explicaba Morricone, padre de cuatro hijos con su esposa Maria Travia.
Ha sido nombrado Caballero de la Legión de Honor de Francia y Comendador, Gran Oficial y Caballero de Gran Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana y por su dilatada carrera ha recibido un total 27 Discos de Oro y 7 de Platino y numerosos galardones: varios BAFTA, Globos de Oro, Grammy, David de Donatello, el León de Oro a toda una carrera en Venecia (1995) y el Polar de la Música (Suecia, 2010).
El galardón que cerraba esta catarata de reconocimientos llegó en 2007, cuando la Academia de Hollywood le concedió el Oscar honorífico a toda su carrera. “El premio es un honor pero que no añade nada a los valores esenciales de un músico. Sin el Oscar, mi vida profesional continuaba tranquilamente y siempre dando el máximo”, señaló el compositor en su día. Casi una década más tarde fue premiado con la estatuilla por la banda sonora de Los odiosos ocho.