El centro de preparación de reinas de belleza La Encantada fue el escenario de pesadillas para las aspirantes a ser Miss México en la primera temporada de la serie Señorita 89, ya que en ese terreno hubo muertes, abuso sexual, y las chicas eran operadas y ofrecidas a políticos y empresarios.
Saber que la serie no está tan alejada de la realidad fue pesado, traté de involucrarme lo más posible para que las chicas y los hombres que vean la serie digan: ‘Es importante hacer un cambio’.
Desgraciadamente, salir de ahí no acaba con el horror, ya que afuera se topan con una realidad mexicana en los 90 retorcida, peligrosa y misógina, donde dueños de televisoras y criminales quieren aprovecharse de ellas, lo que da pie a la segunda temporada del show, que llega a Universal+ este miércoles.
Concepción (Ilse Salas) carga con la culpa por la muerte de Miss Guerrero, las representantes de Oaxaca y Chihuahua (Coty Camacho y Leidi Gutiérrez, respectivamente) están presas tras ser convencidas de confesar un asesinato, sin esperar que serían traicionadas.
Y Elena (Ximena Romo), tutora de las participantes y narradora de la primera temporada, sobrevive de milagro un intento de asesinato.
El certamen las dejó heridas, pero cada una de las protagonistas, en la serie cuya showrunner es Lucía Puenzo, deberá encontrar la forma de levantarse y luchar.
“A Elena, La Encantada terminó por romperla físicamente y en espíritu. Desde esa vulnerabilidad va a encontrar de nuevo su fuerza, no se va a permitir ser sólo una víctima más. Quiero pensar que la promesa de Elena de la primera temporada, que quería hacer una diferencia, va a suceder en esta segunda”, dijo Romo.
En la cárcel, las dos reinas de belleza se encuentran con La Madrina (Dolores Heredia), cabeza de un grupo de narcotraficantes, quien les procura protección por su interés en Miss Chihuahua, Jocelyn.
Después de oírla hablar de su hermana desaparecida durante la preparación del certamen de belleza, La Madrina decidió convertir a Jocelyn en la reina del pueblo, quien dé voz a las personas morenas en un País racista y clasista.
Juan Manuel Bernal, antagonista en el show, recuerda que al comenzar su carrera actoral, en los 90, había una clara segmentación mandada por los poderosos, donde los blancos estelarizaban en pantalla chica y eran excluidos del cine, por lo que le parece pertinente el retrato.
“Al mencionar un problema social puede hacer dos cosas: o te despierta y entiendes el punto o solamente lo estás perpetuando al volver a nombrarlo. Sí analicé, platiqué con las directoras, modificamos otras, porque claro que el racismo y clasismo son temas vigentes, no creo que vayan a terminar pronto.
“Jocelyn sabe que cuando se acercan a ella quieren algo, pero también tienen algo que ella necesita. Ella llegó al certamen de la misma forma que llega con La Madrina: buscando una salida de su contexto, eso es lo que refleja el personaje”, explicó Gutiérrez.
La otra cara es la ganadora de la corona, Miss Yucatán, Isabel Ross (Natasha Dupeyrón), a quien el triunfo no le da poder, sino que la hace partícipe en juegos que quieren usarla como moneda de cambio, con hombres poderosos que se meten a su cuarto sin consentimiento.
Cuando Ross propone un programa donde recorra México y muestre su riqueza cultural, el ejecutivo de una televisora, que le ofrece un contrato de exclusividad, le dice que su trabajo no es pensar, porque quieren que protagonice una telenovela.
“Es importantísimo tocar estos temas. Como activista, como mujer que también ha vivido violencia, con este personaje me di cuenta que sigo siendo machista en cosas que tengo que desaprender, también me tengo que robar muchas cosas en mi personaje, como el empoderamiento y sus destellos de feminismo.
“Desde la primera temporada dice que no la van a obligar a ser nada, va a ser madre cuando quiera, no se va a casar con alguien que no quiere. Ella no tiene las herramientas emocionales para tomar buenas decisiones, pero es una mujer que sabe lo que quiere”, remarcó Dupeyrón.