SERGIO A. VENEGAS ALARCÓN
“Leal a sus amigos, a Querétaro y a su partido” así definió Mariano Palacios Alcocer a su ex jefe y ex gobernador, como él, Antonio Calzada Urquiza, fallecido el sábado a los 88 años de edad y despedido ayer con una misa oficiada por el Obispo Faustino Armendáriz Jiménez y un homenaje de cuerpo presente, presidido por el gobernador Francisco Domínguez Servién en la Casa de la Corregidora.
Representantes de la sociedad, el empresariado y la política se congregaron en el Seminario Conciliar para acompañar al decano de los mandatarios y dar el pésame a la familia, especialmente a los hijos –incluido José Calzada Rovirosa- y su viuda Ana Fridman.
Uno de los primeros en llegar fue el también ex presidente del PRI, Mariano Palacios Alcocer, acompañado de Anita su esposa y de algunos ex colaboradores, ante quienes evocó al arquitecto como un político completo, enemigo de la neutralidad ideologica, defensor de la queretanidad e impulsor de una nueva generación.
Ahí estaban algunos de los poquísimos sobrevivientes del equipo 1973-79, como su gran amigo Jorge Torres Vázquez, presidente municipal en el primer trienio, Juan José Fernández Salazar, titular de Urbanismo y Obras Públicas, el oficial mayor de gobierno y presidente estatal del PRI, Francisco Briseño López, al igual que el inseparable Jorge Eguía Alcocer, el contador Carlos Miranda y el exgobernador guanajuatense Luis H. Ducoing.
Un arreglo floral enviado por la agrupación de ex delegados federales cubría el ataúd de ébano, sobre el que el jefe de la Diócesis derramó agua bendita y el humo del su botafumeiro, enfrente de la primera fila ocupada por los familiares más cercanos, a quienes consoló al decir que recorrió un camino muy personal para ir, al final al encuentro con Dios, evocando el Evangelio según San Lucas, que narra el camino de Jesús a Jerusalén, para morir y resucitar.
Eso oyeron los queretanos que colmaron el templo del Seminario, entre ellos algunos políticos actuales, como el ex edil Roberto Loyola Vera, el alcalde capitalino Luis Bernardo Nava, del PAN, la diputada federal María Alemán y el dirigente estatal del Verde, Ricardo Astudillo Suárez.
Al término de la eucaristía, los participantes expresaron sus condolencias a doña Ana Fridman y a los hermanos Calzada Rovirosa, incluido José, ex gobernador y ex secretario de Agricultura, quien recordó a su padre como un hombre amoroso y recto, generoso con sus amigos y siempre interesado en la conservación del Querétaro eterno.
Por la tarde, se rindió un homenaje a don Antonio Calzada en Palacio de Gobierno, encabezado por el jefe del Ejecutivo del Estado, Francisco Domínguez Servién, que montó guardia junto con sus antecesores Mariano Palacios Alcocer, Enrique Burgos García y José Calzada Rovirosa.
EL POLÍTICO
Antonio Calzada Urquiza el decano de los ex gobernadores de Querétaro dejó huella a su paso por la administración publica, primero en la alcaldía de Querétaro, 73-76 y luego como mandatario estatal, 76-79.
Hizo la Avenida Constituyentes en el tramo urbano de la antigua Carretera Panamericana y los hoy muy turísticos andadores de 5 de mayo y 16 de septiembre, además de promover la atracción de inversiones extranjeras para fortalecer el polo industrial.
Puso énfasis en el rescate del Teatro de la República y su entorno urbanístico, ochavando las tres esquinas de Hidalgo y Juárez en nuestro Centro Histórico, además de iniciar la restauración de las misiones de Fray Junípero Serra.
Líder de lo que llamó “Una nueva generación”, de la que formaron parte dos futuros dirigentes nacionales del PRI, Mariano Palacios Alcocer y Fernando Ortiz Arana, don Antonio recibió el gobierno de manos del contador Juventino Castro Sánchez y lo entregó al dirigente sindical Rafael Camacho Guzmán, con quienes tuvo serias diferencias.
Calzada Urquiza tuvo también destacada participación en la política nacional al alinear en la sucesión de 1979 como uno de los principales promotores de la posible candidatura presidencial del secretario de Gobernación Mario Moya Palencia, vencido por José López Portillo, titular de Hacienda.
Su pronunciamiento disciplinado y ortodoxo a favor de JLP, sin desconocer amistad y afecto hacia Moya, en una entrevista con Joaquín López Dóriga en la ahora Mansión San Gil, mereció el elogio del candidato, quien lo aprovechó para llamar a sumarse a los más, que no estaban con él. “La solución somos todos” proclamó desde Querétaro.
Al término de su gobierno desempeñó diversos cargos como director de importantes aduanas, como la de Ciudad Juárez, y el de embajador de México en Colombia.
Retirado de la escena pública, desde hace años, siguió y disfrutó como suyos los éxitos políticos de su hijo José Calzada Rovirosa, también gobernador de Querétaro (2009-2015)ex secretario de Agricultura y Ganadería y actual líder nacional del Movimiento Territorial del PRI.
Antonio Calzada Urquiza fue, en palabras de Mariano Palacios Alcocer, “Leal a sus amigos, a Querétaro y a su partido”.