El gobierno de Estados Unidos anticipó la fecha en la que habrá de tener al grueso de su población vacunada contra el COVD 19. La autorización de la vacuna de Johnson & Johnson, de una sola toma, aunada a las que ya se están aplicando de Pfizer y Moderna, fueron determinantes para que los norteamericanos hayan adelantado la fecha de inmunización de su población para mayo de este año en lugar de julio de 2021, lo que hará que en dos meses y medio su producción de vacunas pueda ser distribuidas a otros países del mundo. ¿A dónde irán buena parte de esos excedentes? En mi opinión: a México.
Fuera de hacer una valoración sobre decisiones humanitarias o pragmáticas, lo cierto es que hay realidades innegables en la relación económica y migratoria de nuestro país y los Estados Unidos. La frontera con nuestros vecinos del norte es la más importante en términos de intercambio comercial, así como la frontera más cruzada en el mundo occidental en la colindancia de Tijuana y San Diego.
Más de un millón de personas cruzan todos los días de manera legal, lo que implica una gran interacción comercial y particularmente de consumo, no sólo de los norteamericanos en México, sino de nuestros compatriotas que hacen del otro lado su súper, compra de ropa, gasolina, comen en restaurantes y tantos otras actividades de compras frecuentes. Por su parte los norteamericanos cruzan diariamente hacia México vienen como turistas, por cuestión de negocios, para adquirir productos o a tratarse medicamente, sobre todo en la frontera, para ser atendidos por odontólogos, optometristas o cirujanos plásticos.
Dos de las entidades más ricas de Estados Unidos, Texas y California, mandan una gran proporción de sus exportaciones a México, lo que implica que es importante para ellos que los comercios en México estén abiertos y la gente fuera de sus casas consumiendo. Particularmente para Texas, sus exportaciones a nuestro país equivalen al 37.6% del total, proporciones similares se presentan en Arizona y Nuevo México.
Por supuesto que varios sectores como el automotriz, textil, computo y otros, tienen sus plantas de producción en México, no sólo en la frontera norte, sino a lo largo de varios Estados de la República mexicana, ya se trate de bienes intermedios o finales que son fundamentales para la economía norteamericana.
Los estadounidenses tienen, además, muchos activos en México, particularmente casas de descanso en las principales playas de México y otros destinos turísticos, los cuales no pueden disfrutar del todo por las restricciones que la pandemia impone en gran parte de nuestro territorio nacional.
Por otro lado, el turista mexicano es esencial en varios de los principales destinos de Estados Unidos, mismos que gastan y bien, en el conocido shopping vacacional que muchas familias de ciertas capacidades económicas hacen una vez o más al año, dejando una gran derrama para los centros comerciales, hoteles, renta de autos y otros servicios ligados a este tipo de actividades.
Así, entre todas las naciones, ya sea de primer mundo, en vía de desarrollo o subdesarrollados, a la economía de Estados Unidos y a su seguridad nacional, que van muchas veces de la mano, le conviene que México, no por solidaridad sino por evidente conveniencia, avance lo más rápido posible hacia la meta de la vacunación universal. Sus vacunas irán sin duda a algunas otras naciones, pero encontrarán la forma, los acuerdos y los medios para que contemos con las dosis necesarias en nuestro país, reforzando los actuales esfuerzos del gobierno federal, al que no le falta estrategia sino vacunas disponibles.
Notario y Maestro en Políticas Públicas
@AMaximilianoGP