En 2017, 65 periodistas fueron asesinados en el mundo; 326 se encuentran encarcelados actualmente y 54 están secuestrados, reclama Reporteros Sin Fronteras en su balance anual.
Ciertos países en paz han sido casi tan peligrosos para los periodistas como algunos que se encuentran en guerra, destaca RSF, al detallar que el 46% de los asesinatos de reporteros se han perpetrado en países donde no existen conflictos armados declarados, mientras que en 2016 fue del 30%.
“En México se ha registrado casi el mismo número de periodistas asesinados (11) que en Siria, el país más mortífero para los reporteros (con 12 asesinados)”, precisa RSF.
En el lugar 147 en el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2017 (de 180 países), “México sigue siendo el país más letal para los medios del Hemisferio Occidental”, apunta RSF.
“Tierra de los cárteles de la droga, cuándo los periodistas cubren temas relacionados con el crimen organizado o la corrupción política (especialmente a nivel local), inmediatamente se convierten en objetivos y, a menudo, son ejecutados a sangre fría”, apunta el organismo defensor de la libertad de expresión.
La mayoría de estos crímenes “quedan impunes, y la corrupción generalizada de México es responsable de la impunidad”, pues “Algunos funcionarios electos están directamente relacionados con el crimen organizado”, agrega RSF en su Balance anual de ataques cometidos contra periodistas en el mundo.
En 2017 se duplicó el número de reporteras asesinadas: han muerto diez este año, mientras que en 2016 fueron cinco. La mayoría de ellas eran intrépidas y experimentadas periodistas de investigación. A pesar de las amenazas que habían recibido, muchas de ellas seguían investigando y revelando casos de corrupción, como Daphne Caruana Galizia en Malta, Gauri Lankesh en India y Miroslava Breach Velducea en México.
Elaborado por RSF, el Balance 2017 de ataques cometidos contra periodistas muestra que 65 reporteros han sido asesinados a causa de su trabajo informativo (en una medición que incluye a reporteros profesionales y a los llamados informadores “ciudadanos”), víctimas de un bombardeo, por ejemplo, o de forma deliberada, porque sus investigaciones molestaban.
“La mayoría de los reporteros asesinados, el 60%, eran periodistas profesionales”, precisa el organismo con sede en París, Francia.
Aunque el año 2017 ha sido el menos mortífero para los periodistas profesionales desde hace 14 años –un total de 50–, estas cifras siguen siendo alarmantes.
Desde 2012 se ha observado un descenso en los ataques mortales con un alto porcentaje de periodistas han huido de los países que se han vuelto muy peligrosos, como Siria, Yemen o Libia. Asimismo, en las redacciones de numerosos medios de comunicación se han establecido medidas de seguridad.
Christophe Deloire, secretario general de RSF, lamenta que “los periodistas de investigación que trabajan sobre temas importantes como la corrupción o los escándalos ambientales, y que cumplen una función fundamental de contrapoder, sean convertidos en blanco de aquellos a quienes estas investigaciones incomodan. Esta alarmante situación nos recuerda la necesidad de proteger aún más a los periodistas, en un período de globalización de los desafíos de la información y de la internacionalización de la amenaza”.
Hasta el 1 de diciembre de 2017, 326 periodistas se encontraban tras las rejas por haber ejercido su labor informativa.
Al igual que en el caso de los periodistas asesinados, el número de reporteros encarcelados es menor este año (-6%). Aunque la tendencia general es a la baja, ciertos países que hasta ahora no habían sido identificados como “países-cárcel” para los profesionales de los medios de comunicación, se han distinguido por un número inusualmente elevado de periodistas encarcelados. Es el caso de Rusia y de Marruecos. Por otra parte, a escala mundial, cerca de la mitad de los periodistas detenidos aún se concentra en cinco países. China y Turquía siguen siendo las mayores prisiones de periodistas en el mundo.
Para finalizar, actualmente hay 54 periodistas secuestrados en el mundo, en manos de grupos armados o criminales, organizaciones no estatales como el grupo Estado Islámico o los Hutíes en Yemen. Cerca de tres cuartas partes de los reporteros secuestrados son periodistas locales, que a menudo trabajan en condiciones precarias y que comportan grandes riesgos.
Todos los casos de periodistas extranjeros secuestrados se registran en Siria; hasta ahora no se ha podido precisar el lugar donde se encuentran.
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