¿Qué nos falta? ¿Qué es necesario para poder alcanzar la vanguardia que muchas veces nos proponemos pero que no llega? A través de los años hemos venido intentando realizar algunos esfuerzos; mínimos; para tratar de tener un futuro más promisorio para quienes aún mantenemos este barco a flote, pero sobre todo para aquellas generaciones que tendrán la ardua tarea de visualizar qué se necesita para continuar adelante. Es real e impostergable, estamos ante la última oportunidad que tenemos como humanidad para tener una calidad de vida más o menos aceptable.
Podemos empezar, como primer capítulo, por voltear a ver lo que están haciendo en otras naciones y, en medida de eso, empezar a plantear líneas de acción inmediatas. Claro, reconociendo y haciendo la justa dimensión. Les cuento.*
Recientemente el gobierno de los Estados Unidos, encabezado por el demócrata, Joe Biden, propuso -y fue aprobado- algo denominado Plan IRA, Programa IRA o nueva ley IRA. ¿En qué consiste? Nada más y nada menos que en una erogación de recursos que, para México, significarían varios sexenios. Se trata de un paquete de medidas y gastos en materia de clima y energía que asciende, conjuntamente, a más de 500 mil millones de dólares, inversión histórica en energías limpias cargada de visión contundente de futuro.
Este impulso conlleva a la creación de la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de apoyo a los Chips y la ciencia. Se tienen objetivos muy loables, por ejemplo, dar incentivos fiscales para propietarios de viviendas que inviertan en soluciones de ahorro energético. Además de esto pretende autorizar al Seguro Social de ese país el poder negociar con los laboratorios el precio de los medicamentos. Se creará un nuevo impuesto para las grandes corporaciones, a efecto de que lo que se recaude por ese concepto se dirija al impulso de energías verdes, lo que implica llevar a Estados Unidos a la transformación estructural de la Industria Manufacturera para su reconversión al uso de energías limpias, algo que pide a gritos nuestro planeta.
Vaya que los vecinos del norte se están tomando en serio este asunto de la Agenda 2030 y en el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
¿Y México? Seré sincera: se ve muy difícil cuando el gobierno que nos representa en el mundo pondera la creación de energías contaminantes (recordemos la compra de varios millones de toneladas de carbón entre 2020 y 2021), bajo el pretexto de ayudar a pequeños productores. Me parece que EL propósito, aunque aparentemente “social”, esconde un riesgo que la organización internacional Greenpeace plasmó en una de sus opiniones: México actúa como si el cambio climático no existiera. Y no sé si valga la pena mencionar la creación refinería de Dos Bocas, que apuesta, evidentemente, por la creación de gasolina, cuando lo que se pretende en este 2022 y en adelante, es el reforzamiento de vehículos eléctricos. ¡Vaya paradoja!
Como lo mencioné en un inicio: guardando su justa dimensión, en Querétaro se hacen algunos esfuerzos que le van valido importantes menciones a nivel nacional. Por ejemplo, que estamos dentro de los primeros lugares en el país en producción de energías limpias, concretamente eólica y solar. No obstante, según la Asociación de Comerciantes de Material Eléctrico, el 2% de la industria de la entidad cuenta con algún sistema de energía renovable, aunque se reconoció la intención de favorecer las energías verdes en el estado. Todavía hace un par de meses, la recién creada Agencia Estatal de Energía y la empresa Solfium, se trazaron el objetivo de dotar a 80 mil hogares con paneles solares. ¿Suficiente? Aún no. Se valoran esos pasos, pero son breves.
Es preciso visibilizar los trabajos que se hagan de cara a tener un futuro más sostenible para cada uno de nosotros, así como también resaltar las fallas que estamos teniendo como país y que nos impiden avanzar hacia un país más verde y certero para nosotros y para nuestros hijos.